A pesar de la relevancia que ha adquirido desde hace un par de décadas el cine colombiano, es cierto que aun requiere de cierto tipo de validación internacional para sentir que va por buen camino. La nominación a premios de primer nivel es muy importante para una película, porque da un aval de calidad y un impulso importante para su promoción pero, en el caso del cine colombiano, envía también un mensaje al gran público y a los exhibidores de que esa película nacional se destaca y vale la pena verse.
El cine latinoamericano ha evolucionado históricamente a la sombra del estilo de dos grandes polos de desarrollo: Europa y Estados Unidos, que han marcado un horizonte estético, industrial y narrativo para las películas de nuestros países que apuntan hacia uno u otro lado, tratando de encontrar también su propia identidad. La Academia Colombiana de Cine ha anunciado la postulación por Colombia de dos buenas películas de 2018 a dos de los más importantes premios internacionales: El Goya y el Oscar. Pájaros de verano, dirigida por Ciro Guerra y Cristina Gallego se ha postulado para el Oscar a mejor película extranjera y Matar a Jesús, de Laura Mora, optará por el Goya a mejor película iberoamericana.
En 2019 los Oscar y los Goya se entregarán en febrero (Goyas el 2 y Oscars el 24) y las nominaciones de ambos eventos están previstas para enero. En la antesala de estos premios, ambas películas acaban de recibir importantes nominaciones para los Fénix, premios iberoamericanos del cine, en donde Matar a Jesús está nominada a mejor dirección (Laura Mora) y mejor guion (Laura Mora y Alonso Torres). Por su parte, Pájaros de verano es junto con Zama de Lucrecia Martel (Argentina), la película más nominada en estos premios con nueve candidaturas en las categorías de: película, dirección, guión, fotografía, edición, vestuario, música, sonido y actriz protagónica (Carmiña Martínez).
Los premios Oscar (nombre común para los Academy Awards) son los más conocidos por el gran público y su reputación viene precedida del glamour y la presencia en su gala de premiación de las más importantes estrellas cinematográficas de la industria de Hollywood. Son premios de la industria para la industria, pero su alta popularidad se relaciona con el hecho de que la inmensa mayoría de las películas que llegan a los cines de los países occidentales, provienen de alguno de los grandes estudios de Hollywood. En este contexto, los Oscar reservan un galardón para la película más destacada del año en el ámbito internacional: Mejor película en idioma extranjero; nombre por demás despectivo que enmarca lo que para la academia significa el cine del “resto del mundo” y que constituye prácticamente la única posibilidad que tiene una película latinoamericana de ganar un Oscar.
Los premios Goya, por su parte, son los galardones más importantes de la industria del cine español y constituyen junto a los Bafta (UK) y los Césares (Francia) el grupo de los premios nacionales más importantes de Europa. Sumados a los premios de los festivales de primer nivel (Cannes, Venecia, Berlin, San Sebastián, entre otros), se constituyen en los más apetecidos por las películas internacionales. En el caso de los Goya, su importancia también se establece por la afinidad idiomática y el hecho de premiar la mejor película iberoamericana.
Matar a Jesús es el segundo largometraje de la realizadora antioqueña Laura Mora, directora de Antes del fuego y codirectora de Escobar, el patrón del mal. Con una mirada semi-autobiográfica, un guion intimista, dirección de fotografía sobresaliente, una puesta en escena impecable y una acertada dirección de actores naturales, esta película se perfila como una de las mejores colombianas de los últimos tiempos. A su favor tiene el hecho de haber sido presentada y ganar un par de premios en el Festival de San Sebastián (el más importante de España y uno de los cinco mejores del mundo) y tratar un tema tan complejo como el de la venganza desde un punto de vista muy humano, estableciendo un buen equilibrio entre el tratamiento del tema y la técnica de la puesta en escena.
Pájaros de verano, por su parte, es el cuarto largometraje del reconocido director Ciro Guerra (La sombra del caminante, Los viajes del viento, El abrazo de la serpiente), esta vez en codirección con Cristina Gallego, quien debuta en la dirección pero es una de las productoras latinoamericanas más destacadas. Este largometraje tiene muy buenas posibilidades de ser la segunda película colombiana en ser nominada a este premio (después de El abrazo de la serpiente, también de Ciro Guerra) y, de hecho, medios internacionales importantes como Indie Wire la ubican en la lista de candidatas más fuertes. A su favor pesa el hecho de que Guerra ya ha sido nominado, la calidad técnica de la película, su éxito en festivales de primer nivel y la temática que se aborda (la Academia busca películas latinoamericanas que muestren temas de narcotráfico, diversidad étnica y cierta dosis de exotismo).
El cine colombiano está vivo y es vigoroso. Todos los años se estrenan películas que exploran temáticas y géneros diversos. La calidad técnica ya no es problema y muchos largometrajes se destacan por sus excelentes actuaciones, sobresaliente fotografía y otros aspectos cinematográficos importantes. Ojalá que el aumento en la cantidad de galardones internacionales le permita alguna vez obtener el premio más esquivo: el reconocimiento del público colombiano.
Aquí pueden ver mi crítica de Pájaros de verano y aquí la de Matar a Jesús.
Para ver más textos sobre cine y cultura, visita Jerónimo Rivera Presenta
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