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Medellín es una ciudad de contrastes. Después de la estigmatización de los años ochenta y noventa por cuenta del narcotráfico, que la llevó a ser considerada como la ciudad más violenta del mundo, la capital de Antioquia es asociada hoy con progreso y emprendimiento. El cine colombiano ha registrado distintos aspectos de esta ciudad y constituye un ejercicio interesante explorar lo que las películas han dicho sobre ella y sus habitantes. Más allá de la promoción oficial, algunos realizadores han abordado distintos temas de la ciudad y, en muchos casos, han puesto el dedo en la llaga para traernos historias dolorosas sobre su cotidianidad.
Un nombre imprescindible, sin duda, es el de Víctor Gaviria, que en sus largometrajes no solo ha representado la violencia y los conflictos de la ciudad, sino que ha construido una narrativa y un estilo muy particular que ha tenido una importante influencia en otros cineastas. Su cine, más allá de lo que habitualmente se cree, no se regodea en la violencia y explora la poética de los personajes, lugares y conflictos de la vida cotidiana.
Comparto hoy un listado de diez películas de ficción que, en distintas épocas, han representado a Medellín y que ayudan a comprender los conflictos, idiosincrasia y cotidianidad de esta hermosa ciudad, mi ciudad. He dejado por fuera a los documentales (que son muchos y hay algunos títulos imprescindibles), y he tratado de seleccionar títulos de distintas épocas, empezando por los más recientes.
Pd: Gracias a ustedes, estamos nominados como mejor Blog de Colombia en los premios TW. Hasta el próximo domingo pueden votar todos los días aquí. Muchas gracias.
Los días de la ballena (Catalina Arroyave, 2019):
Lo más interesante de esta película es la puesta en escena de la confrontación entre los violentos y quienes le apuestan al arte en sectores convulsionados de la ciudad. Esta película adopta el punto de vista de los héroes cotidianos para exaltar el valor de la resistencia pacífica y del arte para la construcción de un tejido social. El conflicto es fuerte y complejo, y no se pude ignorar, pero hay muchas personas que hacen pequeños aportes para el progreso y bienestar de sus comunidades.
Amigo de nadie (Luis Alberto Restrepo, 2019):
La Medellín de los años 90, la brutalidad de la violencia del narcotráfico y la irrupción de las clases altas en el conflicto son el telón de fondo para contar esta historia de psicopatologías de la vida cotidiana. Aquí puedes leer mi crítica.
Matar a Jesús (Laura Mora, 2018):
Una historia casi autobiográfica es el punto de partida para esta película que cuenta, desde el dolor, la difícil travesía de una joven que, después del asesinato de su padre, se debate entre vengarlo y seguir adelante. Además de un guion bien estructurado, actuaciones convincentes y una dirección de fotografía sobresaliente; su directora emerge como una voz potente del cine colombiano.
Los nadie (Juan Sebastián Mesa, 2016):
Esta película ya no representa la ciudad del no futuro si no la de ‘los nadie’, jóvenes excluidos y sin un fuerte arraigo por su ciudad. Aquí puedes leer mi crítica sobre esta película.
Eso que llaman amor (Carlos César Arbeláez, 2015):
Después de su exitosa ópera prima, Los colores de la montaña, Arbeláez elabora este tríptico en el que, en una breve jornada y teniendo a una cafetería como punto de confluencia, asistimos a tres historias de antioqueños que luchan en su cotidianidad. Con la irregularidad que suelen tener las películas corales, la historia mejor lograda nos presenta un bonito y fugaz romance entre un par de artistas callejeros.
Apocalípsur (Javier Mejía, 2005):
Un grupo de amigos se desplaza hacia el aeropuerto para despedir a uno de ellos quien abandona la ciudad. Esta película de carretera es un retrato de la juventud paisa de los años noventa, un momento de desasosiego en que los traumas y secuelas de la violencia configuran la relación de amor y odio con una ciudad que representa violencia pero también amor, pasión y amistad.
La vendedora de rosas (Víctor Gaviria, 1998):
En Rodrigo D, Gaviria representó el universo de los sicarios y la guerra fratricida de las comunas populares de Medellín, pero en su siguiente película puso el foco en los niños de la calle que sobreviven en medio de las duras condiciones de pobreza y violencia de la ciudad y de la mirada indiferente de amplios sectores de la sociedad. Esta película, de gran reconocimiento internacional, es una cruda pero poética mirada a la población más vulnerable y vulnerada. La trágica vida de su protagonista fue adaptada para la televisión en la serie Leidy, la vendedora de rosas y el detrás de cámaras de su difícil rodaje en el documental Poner a actuar pájaros del productor Erwin Goggel.
Rodrigo D no futuro (Víctor Gaviria, 1990):
Este film presenta el desgarrador relato de una generación que murió joven en una guerra en la que algunos eligieron ser victimarios y otros cayeron como víctimas. Una ciudad hostil y dividida en la que el futuro no existe y en la que los más bajos eslabones de la cadena del narcotráfico prefieren vivir la vida al límite para dejar un «bonito cadáver» y «dejarle algo a la cucha». Esta película es una de las más importantes del cine nacional y constituye un importante documento histórico de la ciudad.
María Cano (Camila Loboguerrero, 1990):
A diferencia de la televisión, en el cine colombiano no son abundantes los biopics (películas biográficas) y este enorme esfuerzo de Camila Loboguerrero constituye un buen homenaje a la primera gran líder políticas de la década de 1920 realizado por la primera directora colombiana de cine de ficción. La puesta en escena de tintes épicos, consigue representar la sociedad antioqueña de la época.
Bajo el cielo antioqueño (Arturo Acevedo, 1925):
Una de las primeras películas de la historia del cine colombiano se realizó en Medellín. En una época en la que el mundo ya contaba con algunos de los grandes clásicos del cine, Colombia apenas balbuceaba con una película con tintes parroquianos, poco lenguaje audiovisual y una mirada a los valores y cotidianidad de las clases privilegiadas antioqueñas. Mención aparte merece el curioso proceso de producción de la película, coordinado por el empresario Gonzalo Mejía con los socios del club Unión de Medellín, cuyas familias participaron también como actores del film.
Algunas películas de ficción sobre Medellín son: La virgen de los sicarios (Schroeder, 2000), Rosario Tijeras (Maillé, 2005), Sumas y restas (Gaviria, 2005), En coma (Restrepo y Rivero, 2011), Lo azul del cielo (Uribe, 2013), Plata o plomo (Human, 2010), La mujer del animal (Gaviria, 2016), Lola drones (Patiño, 2019) y Me llevarás en ti (Obando, 2019), entre otras.
Comparto con ustedes el más reciente video de nuestro canal de YouTube, Amigos del cine, en que hacemos un homenaje al gran Stan Lee, en el primer aniversario de su fallecimiento.
Para ver más textos sobre cine y cultura, visita Jerónimo Rivera Presenta
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