Twitter: @jeroriveracine
Si usted es de los que piensan que el cine colombiano es un género y que todas las películas se parecen, si usted es de los que cree que las películas son flojas técnicamente o que las historias se repiten bajo una fórmula, si usted no ha visto más de cinco películas colombianas pero se llena la boca diciendo que el cine nacional es muy malo, lo invito a que conozca la filmografía de nuestro país y descubra que, así como en Hollywood o en cualquier industria del cine, tenemos muy buenas películas y algunas que no lo son. No vea cine colombiano por obligacion o por «apoyarlo», véalo porque allí encontrará buenas historias. 2019 no ha sido el año con mayor número de estrenos nacionales en cartelera, pero sí nos ha traído algunos títulos relevantes que podrían entrar en la lista de las mejores películas colombianas y que merecen un lugar entre los mejores estrenos del año.
En mi lista completa de la filmografía colombiana (que pueden consultar aquí) podemos ver que el año se cerrará con 43 películas estrenadas. Es de resaltar que películas como Monos y Litigante han sido estrenadas después de recibir importantes premios internacionales.
En resumen, la cantidad de películas por año se ha ido estabilizando, la variedad de los films es amplia y cada vez hay más exploración de temáticas y estéticas y las regiones aparecen con más fuerza en las historias. Falta, sin embargo, un elemento fundamental de la ecuación: el público. Sin público no hay cine y, lamentablemente, las películas colombianas no logran cumplir su objetivo si no tienen una buena ventana de exhibición y el público no se entera o no le importa que existan. Contrario a lo que se piensa, el cine colombiano está vivo y constante crecimiento.
Comparto, entonces, la lista de diez buenas películas colombianas estrenadas en 2019 (y una ñapa). Como siempre aclaro, se quedan por fuera otros títulos interesantes. Por supuesto, solo hablo de las películas que he visto.
El silencio del río (Carlos Tribiño):
Desde la legendaria El río de las tumbas (Luzardo, 1964), un río no cobraba tanta importancia para el cine colombiano. La película de Tribiño tiene varios y sobrados méritos: Una narración con tiempos paralelos que se entrelazan para contar una tragedia en dos tiempos; un relato intenso y dramático enmarcado en la dura situación de violencia que lamentablemente han vivido nuestros campesinos y una mirada honesta al conflicto armado colombiano contada desde las voces que más importan: Las de las víctimas.
The smiling Lombana (Daniela Abad):
Aquí puedes leer mi reseña.
Monos (Alejandro Landes):
Este largometraje ha sido uno de las más exitosas del cine colombiano de las últimas décadas, tanto así que ha aparecido en algunos listados internacionales de lo mejor del año y acaba de ser nominada como mejor película iberoamericana en los premios Goya 2020. Es una película con una atmósfera muy bien lograda y con una apuesta experimental pocas veces vista en nuestro cine. El look visual de la historia es realmente sobresaliente, pero lo que realmente marca la diferencia es su diseño sonoro que, en mi concepto, es de lo mejor que se ha hecho en el cine colombiano. Más allá de la impecable factura de la película, el mensaje es crudo y pertinente en momentos en que se cuestiona la presencia de los niños como víctimas de la guerra.
El piedra (Rafael Martínez):
Aquí puedes leer mi reseña.
Los días de la ballena (Catalina Arroyave):
Lo más interesante de esta película es la puesta en escena de la confrontación entre los violentos y quienes le apuestan al arte en sectores convulsionados de la ciudad. Esta película adopta el punto de vista de los héroes cotidianos para exaltar el valor de la resistencia pacífica y del arte para la construcción de un tejido social. El conflicto es fuerte y complejo, y no se pude ignorar, pero hay muchas personas que hacen pequeños aportes para el progreso y bienestar de sus comunidades.
El amparo (Rober Calzadilla):
Esta coproducción colombo-venezolana transcurre en la frontera entre ambos países y representa la masacre de El Amparo, ocurrida en territorio venezolano en 1988, en la que un grupo de pescadores fueron asesinados y presentados como guerrilleros colombianos por el ejército venezolano, en un caso dolorosamente parecido al de nuestros «falsos positivos» en que las víctimas han sido revictimizadas con falsas acusaciones. Iniciando como una historia coral, la película acompaña a los personajes en su cotidianidad para luego concentrarse en los dos sobrevivientes de la masacre y los familiares de las víctimas. Lo más interesante de la puesta en escena es su cámara suelta, dinámica y, a veces, inmersiva, que nos conecta emocionalmente con los personajes como si hiciéramos también parte de la historia. El diseño sonoro es preciso y efectivo y la música entra, sin ser protagónica, en los momentos más importantes de la historia.
Litigante (Franco Lolli):
Una película sobre los sentimientos no tiene por qué manipularlos ni caer en la sensiblería. Este nuevo largometraje del director de Gente de bien nos ratifica su gran habilidad narrativa y su impecable dirección de actores. Litigante es una película con mucho corazón y con una historia que nos puede tocar a la mayoría de los colombianos. Con una puesta en escena sobria y muy naturalista, este film es un buen reflejo de la cotidianidad de sus personajes y realmente sorprende con las buenas actuaciones de las protagonistas que, sin experiencia ni formación en actuación, logran unas actuaciones convincentes y conmovedoras.
Amalia (Ana Sofía Osorio):
Aquí puedes leer mi reseña.
Los silencios (Beatriz Seigner):
En un momento muy oportuno, en que peligra el proceso de paz y la reconciliación de los colombianos, esta película colombo-brasileña toma el punto de vista que más importa en el conflicto: el de las víctimas, para hablar de las secuelas y los fantasmas de la guerra. De manera poética, con una fotografía que usa la estética para narrar y una dirección de arte muy bien cuidada, esta película representa metafóricamente la violencia que ha vivido el país desde el duelo de las víctimas y la ausencia de sus seres queridos.
Los fierros (Pablo González):
Después de su reconocido cortometraje Esto es un revólver y su largometraje de ciencia ficción Cord, que no se ha estrenado comercialmente en el país, González nos trae una apuesta de género con Los fierros, un thriller de acción que usa una historia de crimen para poner en escena la relación de un par de hermanos que pone a prueba su lealtad y amor fraternal en medio de acrobacias en motocicleta, disparos y escenas de acción.
Finalmente, quiero recomendarles una vez más mi listado de cien películas colombianas imperdibles. Pueden verlo aquí.
Comparto con ustedes el más reciente video de «Amigos del cine» ¿sabes qué es el McGuffin?
Para ver más textos sobre cine y cultura, visita Jerónimo Rivera Presenta
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