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Bucaramanga es una ciudad históricamente libre.
Capital del departamento que inició la Rebelión de los Comuneros, cuna del gran liberal: Luis Carlos Galán y, a su manera, cuna del liberalismo colombiano.
Precisamente por eso no se entiende, no se explica, no se asimila, cómo la gran Bucaramanga, la Bucaramanga libre, le entregó -con los calzones abajo- su libertad a un pelele.
Para entenderlo, hay que mirarnos al espejo: La inseguridad nos asediaba -como lo hace hoy-, queríamos desesperadamente una solución, y por eso nos equivocamos.
Y nos equivocamos terriblemente: Bucaramanga quería un Bukele y eligió a un pelele.
Y como todo un pelele, Jaime Andrés Beltrán tomó medidas inútiles, más aún, medidas anti-útiles: porque no solo no sirven sino que nos quitan nuestra preciada libertad.
Brevemente, analizaré dos de esas medidas
Primera medida: Circulación restringida de motos
Un día, el Rey Jaime Andrés dijo “en Bucaramanga no podrán andar motos entre la medianoche y las 4 de la mañana”, y el pueblo de Bucaramanga obedientemente, cumplió.
¡Absurdo!
Si yo compré una moto con mi dinero, o si la estoy pagando a cuotas, o si me la regalaron, o si la heredé o, cómo sea que la haya adquirido, si fue legal y es mi propiedad, yo debería poder hacer lo que quiera con ella si no afecte la libertad de los demás.
Es mi moto, y no tengo que darle explicaciones a nadie de qué hago o qué no hago con ella.
Pero bueno… Es cierto que a veces uno cede su libertad, sus derechos, por un bien mayor, un beneficio común.
En este caso, uno cedería la libertad que legítimamente tiene de usar su propiedad, si eso implicara una mejoría en la seguridad, que es la justificación que se dio a la medida.
El problema es que esta es una medida probadamente inútil.
El Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (CESED) de la Universidad de los Andes estudió la medida en 2021 y concluyó que la restricción no mejora la seguridad.
- Por un lado, solo el 6% de los hurtos fueron realizados por pasajeros de moto.
- Y, por otro lado, podía ser incluso contraproducente porque aumentaba el número de ciudadanos en la calle, ya que no tenían cómo transportarse, y los ponía en situación de peligro.
Jaime Andrés sabe esto, pero lo hace porque busca generar visibilidad, que la gente piense “El pastor sí está haciendo algo”.
El problema es que la vanidad del pastor nos está costando la libertad.
Segunda medida: Rumba hasta la 1
Jaime Andrés es un aguafiestas.
A nuestros policías los puso a sacar borrachos a la 1 de la mañana en Cuadra Play, en vez de asignarlos a las zonas de más alta concentración de delitos.
Es, de nuevo, un espectáculo inútil.
Bogotá lo intentó con Mockus. Al inició les gustó, pero encontraron que los amanecederos ilegales se convirtieron en un nuevo problema.
Amanecederos en donde había mucha menos ley y mucho menos orden que en una discoteca regulada y reglamentada. Y por ende, había muchos más delitos y muchos más incidentes.
Pero además Mockus, en Bogotá, pasó la rumba de la 1 a las 3 de la mañana ¿y qué encontró? ¡Los crímenes NO aumentaron!
Entonces ¿por qué reducir la libertad de la gente a vivir? ¿por qué reducir la libertad de los bares y las discotecas a generar riqueza? ¿por qué no puedo, si quiero, bailar a la 1:30 de la mañana en una discoteca?
Usted sabe porqué: por la vanidad de nuestro pelele. Para que la gente diga “Jaime Andrés está haciendo algo”
Jaime Andrés está haciendo algo…
Y sí, Jaime Andrés está haciendo algo, demostrandonos 3 cosas:
- Demostrando que el Plan Candado era cuento
- +108 homicidios hasta marzo
- Los casos de violencia intrafamiliar aumentaron 36.35% respecto del año pasado.
- Los homicidios en accidentes de tránsito aumentaron 12.33% respecto del mismo periodo.
- Demostrando que su vanidad lo limita: ¿Jaime Andrés sería capaz de tomar una medida necesaria pero impopular? Yo creo que no, yo creo que el alcalde vive del aplausómetro.
- Demostrando que la libertad de los bumangueses no le interesa.
Bucaramanga se equivocó.
Pero la vanidad de un pelele, jamás, nunca y en modo alguno pesará más, que la libertad de nuestra Bucaramanga.
Bucaramanga necesita un líder que no le tema a las críticas.
Que no se suba a las tarimas a robarle pantalla al equipo de la ciudad.
Bucaramanga necesita un líder que tome las medidas necesarias aunque duelan.
Lo que Bucaramanga necesita es un líder, no un hombre vanidoso sediento de aplausos.