Dos santandereanos hablan de los precandidatos presidenciales de hoy. Opinar de política es la especialidad de la lengua ágil de los dos amigos, y por eso de esa lengua brota esta vez lo mejor del repertorio irónico regional.

Pero son tantos los precandidatos actuales que hasta la lengua santandereana agota sus recursos satíricos. La charla pasa entonces a asuntos más serios.

A la candidatura presidencial del exprocurador Ordóñez, por ejemplo, y al fracaso que le espera por la intromisión de un desafortunado par de tirantes.

Uno de ellos dice: “Si Alejandro aspira a ser presidente, ¿por qué emplea tirantes? ¿O usa esos colgandejos que combinan de maravilla con su panza, e incluso con su religión, pero jamás con un programa serio de gobierno?”.

El otro agrega: “Los santandereanos tememos que un Alejandro Ordóñez presidente y con tirantes sea capaz de ordenar una reducción severa de aquella parte de nuestras hormigas que nos induce a llamarlas culonas, y causar con esa inhumana mengua de trasero daños irreparables a la economía regional y nacional”.

“Y también a las pulgas”, dijo el otro.

Y continuó: “Sé a ciencia cierta que nuestras sensibles pulgas no pueden ver un presidente con la hombría colgando de tirantes sin contraer un deseo tenaz de morir. Si llegan a ver a Alejandro presidente y así vestido, caerán primero en una depresión aguda, y de ahí, de la depresión al suicidio colectivo, no hay para las pulgas sino un pequeño brinco”.

Y remató así: “Con todas nuestras pulgas suicidadas, los perros, que son la residencia oficial de ellas, tendrán que vestir de luto por varios días, y el Producto Interno Bruto colombiano nunca más volverá a ser lo que hasta ahora ha sido”.

Por último, los dos santandereanos creen que el uso de los tirantes es un indicio inequívoco de que Alejandro no sabrá amarrarse bien los pantalones cuando sea presidente.

Presienten que, por esto y por su anunciada intervención en la virginidad masculina, su elección va a ser declarada inconstitucional.

“¿Intervenir la virginidad masculina?”, pregunta uno.

Y el otro responde: “Alejandro prometió conseguir un ahorro per cápita del 5% de la virginidad masculina disponible en Colombia, y ofrecer ese pequeño ahorro a su Dios si éste lo hace presidente”.

Y remató: “Y él mismo es el primero en ese ahorro: en el lanzamiento de su candidatura declaró de utilidad pública su propia virginidad, y no ha vuelto a usarla ni siquiera para los asuntos más apremiantes de la casa”.