“Se podrá decir que el gobierno del presidente Duque fue vencido una vez más. Pero que fue derrotado no, porque no lo ha sido jamás”, comenzó diciendo a los periodistas el ministro de defensa Guillermo Botero sobre el caso Jesús Santrich.

Informó luego la manera como el Gobierno nacional piensa enfrentar y someter a Santrich el invencible.

“Desde ayer el Estado de Derecho y yo nos hallamos en pie de guerra contra Santrich. Si yo, que soy el Ministro de Defensa Nacional, veo llegada la hora y la ocasión de destruir las sólidas defensas de Santrich, las atacaré ya sea por aire, por mar o por tierra”, afirmó Botero.

Al lado de Botero se encontraba la ministra del interior Nancy Patricia Gutiérrez. No estaba allí para evitar las metidas de pata del Ministro, cosa que parece imposible de impedir, sino para ayudarle a sacarlas una vez él las metiera, y así dejar en limpio la lengua fácil de la actual defensa nacional.

“El Gobierno debe poner a Santrich en vía de extradición, a como dé lugar. Entonces, lo que ha de hacer es decretar el estado de conmoción interior, que, de todos los ataques por aire que yo conozco, es el que menos dolores de cabeza prolongados produce”, intervino ella tras escuchar al Ministro.

Dicho y hecho. Fuentes militares revelaron que el ministro Botero se decidió por el ataque aéreo sugerido por la Ministra, y por eso la redacción del decreto de declaratoria de conmoción interior comenzó de inmediato.

Informaron las mismas fuentes que la primera dificultad estratégica que el Ministro tuvo que enfrentar fue hallar, de las 378 crisis institucionales que hoy divierten a los colombianos, la que justificaría mejor dicha conmoción.

Y que la búsqueda de esa crisis quedó en manos de sus asesores militares, quienes entregaron al cabo (y al Ministro) un informe bastante secreto, en el que, entre otras cosas, se lee lo siguiente:

“Concluimos que, de todas las crisis institucionales que logramos examinar, las que le darían un acabado muy millenial a la conmoción interior son:

“La que se apoderó de la corrupción pública nacional por la salida de Néstor Humberto Martínez de la Fiscalía. Al verse la corrupción sumida en semejante desamparo, el desaliento se apoderó de los comisionistas, la incertidumbre de los contratistas, y hasta el CVY (cómo voy yo) bajó del 10 al ridículo 2%.

“Y ésta: Néstor Humberto Martínez renunció a la Fiscalía y los jueces, pese a ello, no entraron en huelga: trabajaron. Trabajaron, sí, y siguen trabajando, lo cual es señal inequívoca de que la justicia colombiana está pasando por una crisis más que grave: gravísima.

“Si el Gobierno nacional pretende desatar una conmoción interior que haga que Santrich se convierta en una especie en vía de extradición, que la justifique con la crisis de la corruptela criolla.

O con ésta: con la terrible crisis existencial que aflige a Álvaro Uribe gracias (gracias, sí) a la paz de Juan Manuel Santos. Claro, si lo que en últimas quiere Duque es que Santrich mire, vea y observe que la residencia que le aguarda en EE.UU. es de las más seguras y baratas del mercado norteamericano.