Como bien se sabe, el que ayer era un latifundio hoy es la cárcel que protege a Uribe Vélez. Un cambio que ha hecho de El Ubérrimo un campo sembrado de traumas en el terreno mental y en el sentimental.

En el terreno mental, 1.342 hectáreas sembradas, y 1.333 en el sentimental, para ser más preciso.

Este feudo no se preparó para cambio tan repentino, y de ahí la ruidosa cascada de reproches que ha caído sobre el Centro Democrático.

“Las vacas ya no quieren traer hijos a El Ubérrimo. Temen que la educación que reciban allí los convierta en políticos importantes, y no en ciudadanos honestos”, censuró el vocero de la Defensoría del Ternero Adolescente.

En el coro de los críticos no faltó el rey emérito Juan Carlos I, el número uno del mundo en las artes de la fuga.

“Sé que por despecho Uribe hace algo que no va bien con sus ‘crocs’, y es juntar sus potrillos y aburrirlos con charlas sobre el uso correcto del condón. Hay que ‘fugar’ a Uribe. Y para ‘fugarlo’, con un túnel os basta y os sobra”, increpó Juan Carlos I.

A la larga, el CD descartó el túnel. “Lo que debemos hacer para que la Corte vengadora no alcance nunca a nuestro venerado líder es poner a El Ubérrimo por encima de la Ley y el Estado colombiano”, lamboneó Paloma, quien completó el lamboneo asegurando que todo esto se logrará si se cumple el plan Mi berrido de independencia de El Ubérrimo, que ella misma presentó así:

“Primera acción heroica: la separación de El Ubérrimo de la República de Colombia. Segunda acción super heroica: la conversión de El Ubérrimo en reino. Bajo mi mando supremo las reservas activas del CD ocuparán la hacienda, la separarán de Colombia, y levantarán allí el Nuevo Reino de El Ubérrimo.

Si por la eterna gloria de Uribe consigo perecer en la batalla, ordeno que Adriana Torres, la robusta y abundante monja paisa, sea quien me suceda en la ejecución total del plan y en el mando de las reservas. Luego habrá que llenar el nuevo reino con monarca, dinastía y vasallos.

La dinastía, la de Uribe. El monarca absoluto, Álvaro, cuyas nalgas serán las primeras en honrar el trono, y a quien coronaré luego con el título de Álvaro I.

Los vasallos los aportarán Antioquia, Caldas, Risaralda y Quindío, cuyos habitantes son los más llamados a formar la élite de la servidumbre del rey Álvaro I.

La majestad de Álvaro I quedará así a salvo de la venganza de la Corte colombiana”, terminó Paloma.

“Y la Justicia colombiana, a salvo del chantaje de Uribe”, dice la Colombia buena.