El bravo pueblo venezolano padecía hasta hace poco de dos presidentes: Maduro, el dictador, y Guaidó, el interino. Ya no. Mientras que a Maduro le queda, al parecer, mucha dictadura por delante, Juan Guaidó no dio para más interinidad.
Este nunca ostentó el poder; sí varios y muy merecidos ascensos. De líder de la oposición se encaramó a presidente interino; de aquí a presidente encargado; y de presidente encargado a presidente a lo Iván Duque, título este que representa, como ningún otro, al mandatario que no lo es.
A Juan acabaron “renunciándolo”. La Unión Europea le retiró los títulos de mandatario y el contenido humano de la presidencia interina se desvaneció por completo. La oposición del vecino país le ha pedido a Colombia que acoja a Guaidó, sindicado de ser el desempleado del mes.
Duque lo recibirá. Guaidó no entrará a Colombia caminando, y la carretera de Cúcuta a Bogotá jamás lo verá echando pata. Seguirá siendo fiel a lo que se comenta de él en Venezuela: que los pies, en él, están hechos más para pensar que para actuar.
Así las cosas, ¿en qué ocupará su tiempo aquí? ¿Haciendo política? ¿O, por el contrario, en algún oficio que sí exija seriedad, responsabilidad y trabajo?
El presidente Duque despejó la duda: “Aquí lo volveremos diestro en el antiguo y honorable arte del destronamiento”.
Maduro ha dicho que no se irá y que se aferrará aún más al poder si Guaidó continúa usando contra él el verbo derrocar.
“Derrocamiento es un vocablo grosero con el que se busca sepultar mi sensibilidad bolivariana, herir mi dignidad chavista y, lo que es peor, reducirme a mí, ¡a mí!, a dictadorzuelo bananero”, gruñó Maduro.
Tras detectar y entender el gruñido, la Casa de Nariño determinó obrar en consecuencia. Valiéndose de un cerebro ajeno, Duque pensó y trazó el plan: Juan deberá tomar un curso rápido de destronamiento fácil.
La universidad Sergio Arboleda impartirá la teoría, y el Centro Democrático proporcionará el personaje en el que Juan aplicará la teoría y afinará la nueva habilidad.
¿Un personaje del CD? ¿Cuál?
Duque y Guaidó admiten que, para dejar de ser presidentes de mentiritas, deben quitarse antes a los presidentes de verdad que cada cual tiene encima. Guaidó retirar a Maduro, y Duque a…
Desde su primer día de gobierno Duque tenía en mente el personaje en el que el venezolano podría realizar la práctica de destronamiento.
Y así se lo soltó a Guaidó: “Le ofrezco la mejor manera de practicar el arte de echar a Maduro, y es que usted se dedique, en cuerpo y alma, a destronar Álvaro Uribe”.
Si el venezolano logra destronarlo, Duque podrá-creo yo- hacer realidad su sueño de ser -¡al fin!- presidente de Colombia.