Ayer era apenas un chiste que corría por los pasillos del Capitolio Nacional. Ya no. Hoy se da por hecho que los bagres terminarán por instalarse en la reforma tributaria. La que sea. El siguiente cuestionario cuenta lo que ocurrirá y cómo ocurrirá.
¿Es un animal el “mico” legislativo?
No lo es. Es en realidad un articulito que el parlamentario redacta y cuelga a un proyecto de ley con el noble propósito de mejorarlo, pero que a la larga resultará mejorando a los todos los congresistas. O, lo que es más conveniente para el país, a la suegra del autor.
¿No deben los congresistas dedicarse a redactar leyes verdaderas?
Habría que duplicarles la mesada. Alegan los legisladores que los 34 millones de pesos que reciben de sueldo mensual apenas les alcanzan para los gastos de fabricación y crianza de “micos”, y que para la producción de leyes no les queda un centavo, y menos un peso.
¿Qué hace el gobierno ante estos “micos”?
Les da puestos. Un ejemplo: En el proyecto de reforma tributaria, Carrasquilla dejó espacios para que en ellos los partidos políticos acomodaran al menos a 50 de esos “micos” legislativos. O más, por si César Gaviria y Germán Vargas lo exigían.
¿Permitirán los “micos” el ingreso de bagres a la próxima reforma tributaria?
Sí, pues unos y otros cumplirán allí tareas distintas. Los “micos” le quitarán plata al programa Ingreso Solidario y la trasladarán al programa Corrupción Solidaria, patrocinado por el Congreso. Los bagres, por su parte, evitarán que la clase media siga siendo atraída por la pobreza.
¿Dieron los bagres señal alguna de su interés por la clase media?
Ocurrió en Barrancabermeja. Un hombre pescó un bagre. En la cola del animal venía impreso el número 9107. El pescador puso en redes la foto de la cola y el número. Con este número, muchos barranqueños apostaron al chance y lo ganaron.
¿Y?
Tras conocer la noticia, el senador Ernesto Macías comprobó que, gracias al dinero del chance, los ganadores lograron escapar por pocos días de la pobreza y pasear a sus anchas por las playas de la clase media, fortaleciéndola. De ahí que hoy crea que el destino del bagre no es el sancocho, sino el de salvador de la clase media.
Entonces, ¿Macías irá de pesca?
No. Colgará este “mico” en la próxima reforma: “Todos los bagres que residan en aguas nacionales y deseen ser pescados, deberán llevar impreso en su cola un número de cuatro dígitos, y asegurarse de que ese número sea el ganador de la lotería. Queda prohibida la pesca del bagre a las clases altas y bajas de la sociedad”.
Fin de esta historia. Otra magistral jugadita de Macías, que sin duda alguna pondrá a salvo a la clase media colombiana del Centro Democrático y sus brillantes reformas tributarias.