La Casa de Nariño anunció que el Gobierno pondrá fin al enfrentamiento de dos fuerzas vivas que hoy se hallan al borde de exequias, y que hará lo que sea necesario para que ambas lleguen a un cese de hostilidades.

Aclaró el vocero oficial que las poderosas fuerzas enfrentadas tan tenazmente son el presidente Duque y el coronavirus.

Sectores de la oposición creen que la causa de todo esto es Gustavo Petro, cuyo liderazgo de última hora obligó al Gobierno a tomar el camino del diálogo con el bicho, y tiene al presidente Duque sufriendo de ‘quejumbritis’ aguda.

Otros aseguran que, aparte de Petro, dos errores más llevaron al Gobierno a optar por la celebración de esta cita. Yerros estos que describiremos en seguida.

Uno. Duque se queja, en videos y en inglés, de que Petro no lo deja gobernar bien, y que la pandemia sigue viva porque Petro la protege. Muestra así los síntomas de la avanzada ‘quejumbritis’ que padece.

Dos. La vicepresidenta Ramírez aterriza en la Cancillería. De inmediato, y armada de una larga lista de quejas presidenciales, sale a contarle al mundo los terribles momentos por los que está pasando “mi presidente Iván, por culpa del impío y malvado Petro”.

No hubo condenas al líder de izquierda. El único logro de la canciller fue la lista de modos de frenar al cruel Petro que el mundo le envió a Duque.

A Iván le gustó el mensaje del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, que le ordenó: “Como no pudiste con Petro, entonces, viejo, únete al coronavirus”.

La cita con el coronavirus obedeció a esta orden, y a la certeza de que más razonable, más fácil y más patriótico que hablar con Petro, es hablar con el coronavirus.

Bieri y Nassar, consejeros para las comunicaciones, preparan el encuentro. Ya enviaron la invitación; el virus no ha dicho ni mu. Es comprensible: sus líderes están pensando seriamente si la aceptan o no.

Las demandas y reglas quedaron ya definidas. Entre ellas, las siguientes:

El virus deberá abandonar el propósito de prolongar la pandemia, y a la vez proclamar que nunca más pactará alianzas con Petro.

El virus se encuentra bajo amenaza de inminente fumigación con glifosato. La amenaza continuará mientras el bicho siga apoyando a Petro.

Es obligatorio el uso del tapabocas durante las reuniones. Así se evitará que los voceros del coronavirus se contagien de ‘quejumbritis’ y mueran.

Hasta aquí las reglas del juego.

Bieri y Nassar, ya relajados, dieron por sentado que no habría más Petro para uso del gobierno. Y se preguntaron: A falta de Petro, ¿a quién seguir echándole la culpa del mal gobierno de Duque?

La respuesta fue unánime: al expresidente Juan Manuel Santos.