El encuentro del que hablaremos sucedió en junio último, en Venezuela. Aunque en su origen fue un evento común y corriente, pronto, y haciendo uso de los servidores de la comunicación social, ascendió a la categoría de noticia binacional. 

La breve trepada ocurrió así. Tan pronto los periodistas averiguaron que quien más presencia aportó para el éxito de la operación había sido el exguerrillero Iván Márquez, y que esa presencia había terminado algo deteriorada, el encuentro renunció a llamarse así para llamarse atentado. 

O sea, el atentado contra alias Iván Márquez, como hoy se conoce. 

Del resultado final de este incidente ruidoso solo llegan preguntas.  El atentado, ¿terminó en empate? ¿Hubo alguna baja? Y si la hubo, ¿fue completa? ¿O a medias?  

Además, si alias Iván logró salir muerto del atentado, ¿cómo va Maduro a reutilizar el nuevo estado de salud y las nuevas condiciones mentales y revolucionarias de Iván? 

Como, al parecer, el propósito era darle de baja, ¿este se cumplió totalmente? Y si apenas se ejecutó un modesto 50 %, ¿se reanudará la contienda hasta dar de baja al otro 50 % de alias Iván? 

Y si éste salió con vida, y si es verdad que con vida reposa en un hospital, ¿para qué demonios sirven entonces los hospitales venezolanos? 

La preguntadera aumentó, y su insistencia obligó a Maduro a dar la versión oficial de la conspiración. 

Según Maduro, sí hubo ataque. Aceptó que, tras enterarse y pensar, concluyó que el atentado se produjo porque hubo una lamentable coincidencia de tiempo y lugar: el lugar y el momento en que se hallaba Iván coincidieron con el momento y el lugar escogidos para llevar a cabo la operación. 

Reconoció que a Iván le aplicaron parte del concepto militar “dar de baja”, y que la parte que salió viva fue la que lo llevó a un hospital, en donde aguarda que los médicos se pifien, y en vez de acabar de darle de baja, terminen por darle de alta. 

Maduro considera que Iván goza de media vida porque persuadió a los otros protagonistas de aplazar por tiempo indefinido la “dada de baja”, pero que lo interesante no es esto, sino cómo los convenció. 

Contó Maduro que Iván sabía que de antemano el presidente Duque disponía de un comunicado en el que anunciaba que, “en una operación histórica, un comando histórico había dado muerte histórica al bandido Iván Márquez”. 

Y además decía allí que “Es histórica la muerte de alias Iván, porque ninguno de los presidentes que me precedieron lo hizo, y estoy convencido de que ninguno de los que me sucedan intentará hacerlo”. 

“Tras enterarse del comunicado de Duque, los otros protagonistas suspendieron de inmediato el atentado y lo aplazaron para una ocasión mejor”, dijo Maduro. 

Y concluyó: “Al final, el comunicado regresó al cajón presidencial sin ver la luz pública, y la luz pública vio, en cambio, a un presidente Duque muy molesto por no haber podido agregar a su amplio repertorio otra mentira histórica más sobre su gestión. Y todo esto gracias a que alias Iván acertó a suspender a tiempo el 50% de su «dada de baja”.