La noticia alegró aún más el carnaval de Barranquilla. La información escueta habla del orgullo del parque automotor de la ciudad por haber acogido en su seno a un nuevo e importante elemento rodante y cantante.

La fuente oficial explicó: “Se trata de un modelo de auto del que se puede afirmar, sin ofender, que es de edad avanzada”, dijo. “Y lo acogió el parque porque, por desgracia, había sido sustituido en España por un modelo de auto más reciente, y el dolor se le notaba hasta en las llantas”.

Y remató la explicación así: “Nos enteramos del tipo de auto y la marca por un verso afortunado. Por un magnífico verso cuyo contenido poético le dio la vuelta al mundo y lo transformó, y es éste: Cambiaste un Ferrari por un Twingo”.

De manera que, a la larga, la reina de carne y hueso del carnaval no tuvo más opción que cederle el trono a un Ferrari de 46 años de edad. A una obra maestra de la ciudad llamada Shakira, vocablo que antes significaba en lengua costeña “La que canta”, y ahora, “La que factura”.

Para rendirle honores al Ferrari hecho en casa, el Concejo de la ciudad llevó a cabo una sesión extraordinaria. Y fue una sesión tan popular y ruidosa, que los organizadores afirman que sin duda alguna fue el mejor evento del precarnaval.

No tanto por la comparsa que formaron los ediles, como por las arengas que allí se escucharon.

“Quién iba a imaginar que quien hace años salió de Barranquilla hecha un Twingo, iba a regresar algún día convertida en un majestuoso Ferrari. Es un milagro de mi administración”, sentenció, orgulloso, Jaime Pumarejo, el alcalde.

“La infidelidad de Piqué la ensanchó, pero no tanto como para convertirla en Lamborghini. Si no alcanzó sino para Ferrari, fue porque esa infidelidad no ocurrió por completo, como ha de ser, sino que sucedió a medias”, piropeó Leyton Barrios, de Cambio Radical.

“Aquí termina la equidad de género y empieza la superioridad de género. De la infidelidad, las colombianas no saldremos en adelante como víctimas sino como ferraris. Y como ferraris que no lloran, sino que facturan”, aduló Heidy Barrera, del Partido de la U.

“Es la primera mujer en el mundo a la que la infidelidad le da un aspecto de Ferrari, y es barranquillera. Vamos a otorgarle, no las llaves de oro, honor que ya no se usa, sino las Placas de Oro de la Ciudad, pues las merece”, arengó Julio César Álvarez, del Centro Democrático.

“Ella le deja a la humanidad la regla de oro de la infidelidad. Dice esta norma que una infidelidad resulta vana y no se ha de emprender cuando se presienta que al otro no le va a servir para facturar, o para hacer de su ego un Ferrari”, opinó Samuel Marino, del Partido Conservador.

Y con la promesa de los concejales de entregarse a las prácticas de infidelidades más responsables y de mayor beneficio económico, el presidente dio por acabado el homenaje al Ferrari costeño.