Es un hecho: dentro de tres meses Francisco Barbosa desalojará la Fiscalía General. Se da por sentado que su salida dejará allí un gran vacío. Un gran hueco que solo él puede abrir, y que, según sus propios cálculos, ha de ser directamente proporcional a su grandeza burocrática y personal.

Ya puso manos a su obra. Lo orientan en esto algunos genios criollos que, a falta de algo mejor que hacer, se han dedicado a estudiar en profundidad los vacíos que Barbosa ha dejado en los cargos que ha ocupado, y en los que ha medrado a sus anchas.

Como Barbosa desconocía el tamaño que tendría su obra, les entregó a estos genios una lista larga de las grandezas con las que había nacido, y les pidió que a partir de ellas fijaran de manera exacta el volumen del vacío cuya elaboración iba a emprender.

Los genios tomaron las 17 grandezas de la lista que él les entregó, y con ellas formaron una sola grandeza. Y tras medirla le dijeron: “Doctor Barbosa: sus dimensiones personales exigen que este vacío sea lo que debe ser: no un hueco común, sino un vacío descomunal”.

Luego Barbosa aportó lo suyo. “Tan gigantesco será este vacío”, dijo, “que no lo llenarán las tres candidatas de Petro puestas al mismo tiempo y todas juntas en el cargo de fiscal general”.

Se teme, por lo demás, que el vacío que Barbosa elabore no va a caber en ninguno de los edificios de la Fiscalía, y que las futuras generaciones de terrestres y extraterrestres que quieran admirar la obra magna tendrán que acudir al parque El Salitre, en donde estará expuesta por los siglos de los siglos.

También ha sido objeto de controversia la causa del desalojo de Pacho.

Se comenta, por una parte, que tantos son los pelos que Barbosa ha perdido por hacer de la Fiscalía un centro de oposición a Petro, que su salida se debe, no tanto por vencimiento de términos legales, como por empobrecimiento capilar agudo.

Se cree, por otra parte, que Francisco aprendió -¡al fin!- el oficio de fiscal general, y que se retira porque la Fiscalía no tiene ya nada nuevo ni inteligente que darle en cuanto a conocimientos legales y fiscales.

Lo que sí no tuvo discusión fue el tipo de regalo que los subalternos le entregarán a Barbosa como muestra de aprecio.

Por suerte se enteraron de que él ha coleccionado todos los ataques de que hasta ahora ha sido víctima en la Fiscalía, y que esta colección, que es única en el mundo, no lo tiene contento del todo. Algo le hace falta.

Supieron luego de que lo que le falta a Barbosa es un ataque cibernético a gran escala. Entonces compraron el mejor de todos: un ataque tipo ransomware, que secuestra información y da garantías de honestidad y seriedad en su trabajo.

Lo compraron con una condición: que solo secuestraran la fecha de nacimiento de Barbosa.

Y dieron esta explicación: con esta fecha secuestrada y sacada para siempre de circulación, Barbosa seguirá siendo para nosotros, desde hoy y hasta que termine la eternidad, el fiscal y el exfiscal más joven de Colombia.