Recientemente, tuve la oportunidad de leer un informe sobre cómo las experiencias de los usuarios están generando un impacto importante entre el éxito y el fracaso en el e-commerce. Al parecer, las interacciones para comprar hoy en un sitio web son muy planas, muy transaccionales, y con el paulatino regreso a la normalidad, las tiendas físicas siguen siendo una alternativa para las personas que están regresando a ellas.

Ante esto, ya hay mentes creativas e innovadoras trabajando para cambiar la situación y en países como China, por ejemplo, crearon el LiveShopping, una modalidad de ventas en línea a través de un video en vivo y con enlace a una tienda digital mediante el cual el comprador entra en contacto con personal de ventas, quienes en tiempo real le atienden y responden sus preguntas.

Manuel Alonso, columnista de Merca 2.0, asegura que “El éxito del LiveShopping es parcialmente una consecuencia de ofrecer el primer catálogo verdaderamente dinámico, lo que permite a los clientes observar mejor un producto de la misma manera que lo harían si lo tuvieran enfrente y con la facultad de resolver dudas sobre su calidad, tamaño y apariencia. También imita la relación uno-a-uno que puede establecerse con un vendedor en una tienda física, lo que la añade a la marca confiabilidad.”

Con seguridad, estas transformaciones del marketing, las ventas, las comunicaciones y los servicios seguirán consolidándose. Pero preocupa que en nuestro entorno, no todos los empresarios tengan las mismas posibilidades de acceder a la tecnología, y es importante que, además de las grandes empresas, las pymes y los emprendedores también puedan acceder a las soluciones tecnológicas más recientes para el mundo empresarial y prepararse en el conocimiento para su aplicación. A estas diferencias es a lo que la Unión Internacional de Telecomunicaciones  denomina brecha digital.

Según el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC), la brecha digital presenta cuatro dimensiones, sobre las cuales, sin duda, hay que seguir trabajando para cerrarlas, de manera que los empresarios colombianos no estén en desventaja para competir en un mundo con una mezcla cada vez más digital. Estas dimensiones son: acceso material, en referencia a la cobertura; motivación, interés y/o posibilidad de usar las TIC; aprovechamiento, propósito del uso de las TIC, y las habilidades, que se refiere a si se sabe o no cómo utilizar las TIC.

Justamente, en estas dos últimas dimensiones hay un reto que demanda especial atención puesto que los microempresarios y emprendedores necesitan, además de los equipos, conocer y entender su aplicación para acceder a los beneficios de implementar la tecnología en sus negocios. Hoy son múltiples las facilidades que permiten contar con soluciones tecnológicas pero surge el interrogante de si las personas están preparadas para usarlas.

Hace poco conocí el caso de una señora de unos 50 años, con escasos recursos, que le hacía sacos a su perro y a su gato. Los vecinos se antojaron y empezaron a pedirle que también se los hiciera para sus mascotas, y con el tiempo terminó montando su propio negocio en un pequeño local. Entonces, me surgió una pregunta: ¿Cómo podría tener esta señora la oportunidad de darse a conocer y expandir su negocio a través de e-commerce, y prosperar, si carece del acceso a tecnología y del conocimiento para aplicarla? Y así como ella hay ortas personas en la misma situación en diferentes niveles.

El país requiere que haya muchos emprendedores exitosos, y para lograrlo, en medio de los constantes cambios en la sociedad, tanto las personas como las empresas necesitan actualizarse sobre las herramientas tecnológicas disponibles, su aplicación y la manera de utilizarlas.

Tenemos que fijar nuestra atención en el desarrollo de las habilidades digitales de los emprendedores y microempresarios, y para ello es esencial liderar y/o participar de iniciativas públicas y privadas que busquen reducir la brecha digital en el mundo empresarial. Disponer solamente de los recursos tecnológicos y conectividad si bien es clave, no es suficiente para generar más oportunidades de éxito. Se requiere también trabajar en la pedagogía y el acompañamiento necesario para saberlas usar adecuadamente.