Trabajas de ocho a doce y de dos a seis. A veces, cuando no alcanza el dinero para el almuerzo, ni siquiera para un “tente en pie”, trabajas más porque entretienes el hambre quedándote en la oficina.
Tienes un pequeño círculo de amigos y sigues sus actividades a través de las redes sociales: el último cumpleaños, la cena familiar, el paseo a Cancún, el proselitismo político y una lluvia de memes que te sacan más de una sonrisa mientras te preguntas cómo diablos hace la gente para tener tanto tiempo para inventar esas cosas.
Tu hija adolescente, esa que pocas veces te habla ya que vive pegada a su celular de alta gama que le compraste gastándote tus únicos ahorros, te sorprenderá un día diciéndote: “Papá, debes ser como el padre de Lucía, mi amiga, que es famoso”. Después de un melodramático silencio rematará con toda la crueldad de sus quince años: “… ¡es que a ti no te conoce nadie!”.
Te acordarás vagamente de Lucía pero no tendrás remota idea de quién es su padre y, mucho menos, de por qué él es famoso. Ella te sacará de tu ignorancia supina restregándote el celular en tus narices “¡Mira, él es tendencia en Twitter”!
Entonces creerás que por sus profundos estudios, su pensamiento crítico, su análisis de la sociedad y la problemática mundial, el papá de Lucía es tendencia y tú no. Casi que apenado, le pides a tu hija que te muestre algunos tuits del hombre al que ya casi envidias. De reojo, te das cuenta que tiene más de 3 mil seguidores y que su último twitter lo puso hace apenas 12 minutos. “Es un genio”, pensarás.
Pero no tienes de qué preocuparte. El padre de Lucía no tiene estudios avanzados. No conoce a fondo la problemática mundial y sus pensamientos más críticos son cuando juega dominó y no sabe si ahorcar o no el doble seis. Pero es tendencia. Si a estas alturas, aún sigues preocupado… ¡despreocúpate! Te daré unas cuantas claves para que, en un par de semanas, puedas sacar pecho y decirle a tu pequeña hija, que ya eres famoso:
1.- No hables bien de nadie. A la gente le aburre leer cosas buenas de otros. Habla mal y aliéntalos narrando episodios truculentos que la gente, obnubilada, no solo te leerá, sino que te replicará. ¡A todos les fascina! Ahí está el ejemplo reciente de Uribe: se ufana de anunciar una masacre, y ya lo han replicado más de 223 mil veces.
2.- Ni se te ocurra evocar la paz, la reconciliación y el diálogo. ¿Esa vaina para qué? Se preguntarán extrañados los lectores. ¿Dónde está la sangre? ¿La polarización? ¿La injuria? ¿Las calumnias? Calumnia, que de la calumnia algo queda. Tienes como ejemplo los contradictores de la paz. ¿Se imaginan lo aburrido que sería el país si esto fuera Suiza?
3.- Sé pionero en hacer el ridículo: atrévete a cantar sin saber hacerlo, y a posar como modelo de pasarela aun cuando tu gusto sea lobísimo: mira a Abelardo De la Espriella quien ya no le teme al ridículo, sino que, al contrario, sigue sumando lectores y rettwits con sus sacos de cuadros, camisas a rayas y pantalones color mostaza.
4.- Distorsiona la verdad. Distorsiónala un poco aquí, un poco allá, recoge rumores infundados, y ¡saz! Publícala. Ya eres experto en “noticias falsas”, esas que, por lo general, cautivan lectores que es lo que cuenta. Puedes tomar como referente a algunos de nuestros políticos que son magísteres en distorsión y doctores en falsedades.
5.- Asegúrate de tomarle pantallazo a las fotos truculentas, esas en las que aún la sangre está fresca. Si tienes videos que muestran la secuencia antes y después de la tragedia, mejor. ¡Todo el mundo te seguirá! Ahí tienes el ejemplo de Caperucita Roja: el cuento gusta a través de los años porque el lobo devoró a la abuela, no porque ella es una dulce niña.
6.- Desvirtúa la inteligencia como paradigma. Si quieres sonar, sonar y sonar y seguir siendo mencionado hasta el cansancio hasta convertirte en tendencia, te invito a que escribas con la coherencia sublime de nuestro “presi” del Senado, Ernesto Macías, quien nos evoca a Cantinflas. También puedes deslumbrar a tus seguidores con citas magistrales de nuestra geopolítica emulando a María Fernanda Cabal: si me haces caso, en dos horas te convertirás en tendencia.
7.- Vuélvete experto en fusilar – no me refiero a falsos positivos– sino al copia y pega de textos salidos de otra fuente sin que tú la cites– especialmente, de sitios no reconocidos que alientan las historias falsas. A la gente le encantará. Distinguidos padres de la patria han fusilado tesis, diplomas y apartes de discursos.
8.- Maneja un lenguaje único y peculiar en tus tuits: Sé capaz de hablar de ti mismo en tercera persona y refiérete a tu interlocutor de usted y de tú en el mismo renglón. Si no me crees, pregúntale a Petro que le ha funcionado a las mil maravillas.
9.- Reivindica la intolerancia y el insulto. “Voy a darte en la jeta marica”, es un buen ejemplo por el que podríamos empezar. ¿Acaso crees que ser tendencia se gana con buenos modales? ¡Pues no señor! Debes radicalizar tus posturas, sé más agresivo que conductor de bus que pelea la ruta de las doce con otro y en ese tono histérico, al mejor estilo de Paloma Valencia, empieza a renovar tus estados.
10.- Habla bien de lo más malo. No lo dudes. Mira que a Rodolfo Hernández, Alcalde de Bucaramanga, le ha dado resultado: hasta suspendido, sigue siendo tendencia. Aconsejó que para hacer emprendimiento, debíamos seguir como ejemplo a Pablo Escobar, según él, el “emprendedor” más exitoso de Colombia. ¡Y todos lo replican!
Si seguiste al pie de la letra estos sencillos diez pasos y los has puesto ya en práctica… ¡Felicitaciones! Lucía tendrá un papá que sin duda es tendencia. Pero también tendrá como padre, a una mala persona. Al final ¿qué escoges?