Tercera y última parte. 

Yo siempre, desde pequeño me he dedicado a viajar, es algo que disfruto mucho y como mi papá siempre pagaba o me enviaba buen dinero a donde quisiera ir a vacacionar, eso no fue problema.

Fui un hombre bien desordenado en esa época y no tenía el mínimo valor de la plata, la despilfarraba en cada lugar y me conseguía una o dos pueblerinas para pasar el rato y ellas, encantadas por mínimos detalles ya se iban enamorando. Rara vez repetí pueblo, como para evitar problemas o que en una de esas alguna me hubiera quedado embarazada.

Hacía como unos tres años que no iba a La Capilla y para mi era regla de oro no meterse con nadie de la familia, pero cuando llegué y vi a Carolina, pasé por alto la regla. Bien lindas si estaban mis primas, pero con la menor si no me metía, era muy pequeñita todavía y a pesar de eso, bien avivada si era o bueno, lo sigue siendo.

Yo sabía que Carolina tenía sus líos pesados en la casa, pero eran tantas las ganas que le tenía que empecé con miraditas y esas maricadas que tanto les gustan a las mujeres, y ella me seguía en todo, casi no podía acercarme, por eso fue más difícil, la mamá la mantenía ocupada en todo, prácticamente la cogió de empleada. Sin embargo, un día aproveché el desorden en mi cuarto y disimulando ahí que le ayudaba a arreglar, le di un beso. Carolina ya se estaba emocionando y yo feliz, pero como la mamá estaba afuera, se me tiró el plan. Ese día si hubiera podido, estaría contando que me acosté con ella, pero solo fue un beso.

Con el plan dañado, me tocó quedarme y extender mi estadía hasta quitarme las ganas que sólo me producía ella.

Con el plan dañado, me tocó quedarme y extender mi estadía hasta quitarme las ganas que sólo me producía ella. Al pasar un tiempo más, hice paro de irme

a otro pueblo y cuando vi que todos se fueron menos Carolina, pues me devolví y ya en tanto verano, no me aguanté y me le lancé encima muy fuerte, pero caí en cuenta que ella debía ser virgen, se le notaba, entonces me tocó despacio y a pesar de eso, yo creo que si le dolió por que estaba quieta recién empezamos, yo creo que era puro miedo.

Luego de dos semanas, ya me pude ir tranquilo del pueblo, eso sí, Carolina se despidió recordándome una promesa absurda que le había hecho al llegar, que vendría por ella y nos iríamos juntos, pero yo no podía hacer eso, mi novia en la capital no hubiera perdonado mi descaro.

Pero todo esto no me exime de culpas, la ingenuidad de ella me hace sentir culpable, aunque ya lo he ido olvidando y de cierta forma mejor que la noticia llegó por teléfono y no la tuve que ver cara a cara.

Ese día el teléfono sonó a eso de las cuatro de la mañana y yo hasta ahora estaba iniciando con el guayabo, cuando Constanza llega y me lanza la noticia de una <Carolina se mató>, yo no lo creía y quedé en trance unos cuantos segundo y ella seguía repitiendo la noticia, <Juan Camilo, Carolina se mató>. Constanza si me contó algunas cosas pero creo que del impacto las olvidé.

Más tarde, al reflexionar y saber con exactitud lo ocurrido, quedé como pasmado. Carolina tomó un raticida junto con un vaso de gaseosa, en la noche, mientras todos dormían.

En su puño apretado una nota pidiendo perdón por no soportar más, y eso si que me ha quedado en la conciencia por que yo ni pensando en ir a buscarla. El motivo de haberse quitado la vida, según los rastros en su cuerpo que no mintió, fue el temor a revelar su embarazo.

Desde ahí si dejé de andar enredando mujeres, y sé que lo hubiera podido evitar, ella con tanta llamadera y tanta insistencia en dejar mensajes y yo pensando que era intensa, pero sin saber del problema tan grande que tenía ahí dentro de ella. En fin, ya no puedo lamentarme, sólo me queda seguir con la vida sin preocupación, igual ella y su hijo ya en el cielo están.