Sin ley y sin soluciones, y cada día hay más.

Bogotá cuenta con siete centros Dignificar actualmente que sirven para la atención de las víctimas de la violencia en Colombia. En estos centros cada día es mayor el número de personas que llegan a contar sus historias de dolor, angustia, y que se quedan sin respuesta en cada uno de los casos. SIN SOLUCIÓN POSIBLE.

Largas filas desde las cuatro o cinco de la mañana, para obtener una ficha que les permita mostrar una orden que los acredita como desterrados de sus tierras y que la muerte los persigue.

Se atienden entre 100 y 200 personas en estos siete centros. Recorrí cada uno, hablando con las víctimas del conflicto armado que llegan a Bogotá. Las dotaciones son insuficientes, se aglutinan las personas, se ve a muchos niños de brazos, menores de edad. El escenario es deprimente. Muchos permanecen durante horas y horas de pie, se oye el llanto de los más pequeñitos acosados por el hambre, el frío y las intensas lluvias que acompañan la ciudad.

Los siete centros se encuentran distantes el uno del otro, en localidades con muchas dificultades de acceso, Rafael Uribe, Ciudad Bolívar, Bosa, Kennedy, Tunjuelito y Chapinero.

La dotación de sillas y lugares de espera no dan abasto, los malos olores son evidentes, la falta de servicios de baño, por supuesto no dan abasto.

Para las personas desplazadas que llegan a Bogotá y que han tenido que abandonar municipios, veredas, caseríos, sus costumbres, sus formas de ver la vida y sus hábitos y alimentos totalmente distintos es un golpe cultural muy fuerte que tienen que enfrentar en esta ciudad, donde al desplazado no se le quiere y se le da la espalda.

Este fenómeno se ha ido convirtiendo en una bomba de tiempo, al que nadie le pone atención, para no decir que a nadie le interesa. El Distrito brinda ayudas de emergencia, pero no tiene ninguna política de solución, no hay presupuesto no hay un plan de acción.

En la Alta Consejería para las Víctimas del Distrito Capital son 246 mil personas las que se encuentran registradas. No obstante la cifra es mayor, pues se ha detectado que muchas de estas personas son nómadas, llegan, están un tiempo y se regresan a otras zonas.

Los cuadros de salud no son los mejores: desnutrición, enfermedades respiratorias, enfermedades gastrointestinales e infecciones.

Estos Centros Dignificar tienen que ser reestructurados, sus instalaciones físicas cambiadas y sus funcionarios mejor capacitados para atender esta emergencia especial de violencia y desplazamientos. Diariamente según estadísticas no oficiales llegan 600 mil personas desbordando cualquier capacidad de ayuda en cuanto a restitución de tierras, de ayuda económica, el restablecimiento de sus derechos humanos y las secuelas que les ha dejado la guerra, psicológica y socialmente.

Twitter: @JoseLRamirezM