La idea del presidente de Colombia, Gustavo Petro, de crear el grupo de las CHAQUETAS ROJAS nos pone a pensar en grupos similares que ya existen en América Latina.

El proyecto del gobierno nacional es crear un grupo con unidades de emergencia y salvamento, encargadas del diálogo nacional, y que se constituyan en comandos civiles de vigilancia y control en todo el país. Dicha fuerza o institución dependerá directamente del gobierno, en este caso, del presidente del Pacto Histórico, Gustavo Petro.

Las Chaquetas Rojas, o los miembros que las conformarán, serán seleccionadas, según el plan estratégico del gobierno Petro, a través de contratos de prestación de servicios. Se abrirá una convocatoria pública a nivel nacional para vincular a la administración pública a las y los ciudadanos interesados. Es decir, muy parecido a la figura de ‘Talento no Palanca’, utilizada por la alcaldesa Mayor de Bogotá.

Esta fuerza tendrá la finalidad de ser la primera línea de diálogo y concertación con los líderes de manifestaciones, posibles disturbios, asonadas, que se lleguen a presentar en cualquier parte del territorio colombiano, por cualquier circunstancia o intención de provocación que pretenda molestar o desestabilizar al gobierno Petro.

La filosofía de las Chaquetas Rojas busca la seguridad y la estabilidad del gobierno, garantizar la vigilancia en localidades, barrios y cuadras, y en las zonas rurales.

Operarán como un solo organismo centralizado y estarán interconectados con comunicaciones a nivel nacional y reportando a las centrales o comandos las situaciones de orden público en todo el territorio nacional.

Son comités de defensa o vigilancia colectiva, como están organizados en países como Nicaragua, donde se llaman Policía Sandinista, y que comenzaron como grupos de respaldo y defensa de la revolución nica; Cuba, donde reciben el nombre de Comités de Defensa de la Revolución, creada por el gobierno de Fidel Castro, y Venezuela, donde se llama Guardia de Pueblo y que fue creada por el presidente Hugo Chávez, al llegar al poder.

En Perú se llamaron Rondas Campesinas y se crearon con el objetivo de brindar seguridad en las zonas rurales, siendo su principal objetivo patrullar caminos, municipios y veredas, con el supuesto de garantizar la tranquilidad y pacificar el país.

El objetivo de las Chaquetas Rojas que va a organizar el presidente Gustavo Petro en Colombia es el diálogo social y la conciliación con quienes protesten, marchen y armen desórdenes o levantamientos ciudadanos en su gobierno.

Las Chaquetas Rojas, como inicialmente se ha llamado este proyecto que vinculará a civiles a la labor de control, tendrán la misión de hacer mesas de trabajo directas con los líderes de las protestas o marchas, dialogar directamente en el sitio de los hechos, tomar sus datos de contacto y escuchar sus solicitudes y llevar las inconformidades que se presenten ante el ejecutivo, utilizando los mecanismos gubernamentales.

Las Chaquetas Rojas, como lo reveló el nuevo director nacional de la Policía, general Henry Sanabria, será una organización de carácter civil, con capacitación en DD. HH. y diseñada para la protección de los mismos en tiempos de paz.

La proyección de esta iniciativa en el tiempo es estar en las zonas rurales, combatir el abigeato y la invasión de tierras, y dialogar con el campesino, y en las ciudades, dialogar con las personas civiles para garantizar la seguridad pública en los barrios y localidades.

Sin embargo, la experiencia de este tipo de organizaciones en América Latina ha demostrado que terminan en autodefensas y realizando funciones propias de policía e inteligencia. En Colombia, ojalá, no se desvíen de su rumbo.

PD. Agradezco infinitamente de corazón las manifestaciones de cariño y felicitaciones que he recibido por el premio de periodismo Álvaro Gómez Hurtado 2022, en la categoría de opinión, que me fue otorgado, como mejor bloguero de EL TIEMPO.