Un mundo que tiene 215 kilómetros cuadrados, que está a 323 metros sobre el nivel del mar (msnm), con una población cercana a los 50 mil habitantes, un clima que oscila entre 22 y 35 grados de temperatura y con 6 mil piscinas que la ha convertido en el balneario de Bogotá a escasos 98 kilómetros de la capital. Es Melgar, Tolima, que recibe anualmente cerca de 700 mil turistas de todas las condiciones sociales que buscan, todos y todas, diversiones diferentes en este lugar y que hoy viven y comparten una misma problemática: estar atrapados por la delincuencia.
Bandas criminales asaltan residencias, apartamentos, quintas y casas recreacionales, más el ‘cosquilleo’ y el robo de equipajes. Hoy además este municipio enfrenta la zozobra por el asesinato de turistas y residentes.
En este tradicional municipio, Melgar (Tolima), se vive diariamente el miedo que han implantado las bandas de delincuentes que andan sueltas por sus calles y barrios actuando de manera libre, en absoluta impunidad y dueños del territorio.
Y el alcalde Agustín Manrique, político de oficio y exmilitar de profesión, conocido con el apodo ‘El coronel’, maneja un presupuesto de 49.745 millones de pesos aproximadamente, no ha dado resultados en su gestión con la tranquilidad y seguridad que reclaman propios y extraños en un municipio en donde pasa de todo, y todo está cubierto con un manto de impunidad.
El alcalde no ha presentado hasta el momento ningún plan de acción contra la delincuencia a pesar de las quejas y los hechos reales y palpables de robos, lesionados y asesinatos.
Se le han realizado marchas por las principales vías del municipio hasta la puerta de la alcaldía, y las que ha calificado de acciones politiqueras en su contra, pero las pruebas están a la vista: los robos, heridos y muertos.
Más allá de los cuestionamientos por su trabajo en la administración municipal, está su indiferencia antes estos hechos de inseguridad de quienes viven y tienen sus propiedades en este municipio.
Las bandas llegan a Melgar, se camuflan entre la población y los turistas, visitan hoteles, balnearios, condominios, marcan, identifican a las personas y les hacen seguimiento a sus fincas, sitios de recreo y luego dan la estocada.
Así le quitaron la vida a Norberto Orlando Becerra Preciado, de 41 años de edad, el viernes 14 de octubre de este año, en el barrio Resacas de Melgar, cuando llegaba a su casa a reunirse con su esposa, su pequeña hija, su suegra y su mamá. Hijo único. Trabajaba desde hace 15 años en la universidad Sergio Arboleda de Bogotá, como lo señalaron las directivas de ese centro universitario. Ejemplar padre e hijo, ejemplar funcionario, laboraba en el área de servicios generales de la institución.
Lleno de ilusiones, de vida, un hombre responsable que construía sus sueños y los proyectaba en familia. No logró llegar con vida a escasos metros de su conjunto residencial porque tres asaltantes armados, por robarle la moto en que se movilizaba, le quitaron la vida de tres disparos que le propinaron a mansalva.
A Orlando lo asesinaron en el cruce de caminos en el que quince días antes, intentaron robar a una de sus vecinas, la señora Gloria que terminó con una bala traumática en el cuello y su señora madre, de 79 años de edad, herida y con un brazo fracturado porque al intentar huir de los asaltantes, estos arremetieron contra el vehículo y la humanidad de las ocupantes, y el carro terminó estrellado y volcado, teniendo que ser trasladas de urgencia a la capital de la república después de varias horas en espera de ayuda, sin que los organismos de emergencia se hicieran presentes.
En el caso de Orlando Becerra, una de las más recientes víctimas, deja una niña huérfana, una esposa viuda, una madre sin hijo, y una familia desolada en una pérdida insuperable e irreparable. Esto no es politiquería, es una tragedia, donde muchas personas han denunciado los robos y los asaltos que están ocurriendo en el municipio de Melgar (Tolima).
La delincuencia en Melgar sigue actuando de manera sistemática amparada en la impunidad y a pesar de los llamados y las denuncias de quienes han sido víctimas y han logrado sobrevivir a la sevicia de los delincuentes. El señor alcalde Agustín Manrique no ha producido ninguna medida para evitar la avalancha de actos delincuenciales, él, como jefe máximo de la Policía de Melgar.
Por un Melgar libre de delincuencia. Alcalde, escuche a la población, conduélase del dolor de las familias que hoy lloran a sus muertos y víctimas de las bandas delincuenciales.
Le recuerdo señor alcalde, lo que registraron los medios de comunicación, hace apenas unos días:
“Un muerto y tres heridos es el saldo de un ataque sicarial que se registró este martes en un local comercial de Melgar, en Tolima. El ataque ocurrió hacia las 6 de la tarde en el barrio Villa Sofía, donde llegaron hombres que dispararon de manera indiscriminada contra varias personas. En el local comercial murió Samuel Aldemar Jiménez Gutiérrez, de 46 años y otras personas resultaron gravemente heridas” (19 de octubre diario El Tiempo).
Otra evidencia que usted, señor alcalde Manrique, no puede ignorar o hacer caso omiso. La seguridad de Melgar está en sus manos, porque usted es, le recuerdo, la máxima autoridad del municipio, elegido popularmente.