Alcalde de Bogotá, ¡misericordia! Los ciudadanos que diariamente utilizamos TransMilenio estamos agobiados por la cantidad de vendedores informales en el sistema. Cada día se ven a la entrada de las estaciones más vendedores con carruajes improvisados que venden de todo, hasta comida, obstaculizando las entradas y el paso de los usuarios. Ya sé que nada de esto es nuevo. Se suman carteristas, indigentes que producen náuseas y que, en ocasiones, hasta obligan a abandonar el transporte debido a los olores que emiten. Y también es común ver gatos y perros.
Ahora, señor alcalde, las estaciones Suba, Chapinero, Teusaquillo, calle 57, avenida Jiménez y Ricaurte son imposibles de vivir. Uno puede encontrar unos toldos con ventas de misceláneas, coloretes, peinillas, bandas para el pelo, espejos, pulseras, cauchos, anillos, entre muchos otros objetos que ofrecen diariamente, que se convierten en ventas estacionarias permanentemente. Y lo más grave, las estaciones se han convertido en centro de consumo de marihuana. Grupos de jóvenes se suben a fumar marihuana y nadie puede decir nada ni nadie hace nada. Eso es inaceptable.
Créame, señor alcalde, que cada día es más invivible este vía crucis diario para más de tres millones de ciudadanos. En este medio de transporte el desorden, la ‘rochela’, el irrespeto de bandas de jóvenes que se toman los vagones para hacer gimnasia, maniobras aeróbicas, utilizando las barandas que sirven de apoyo a los pasajeros, convirtiendo los buses en circos aeróbicos, es ya común.
Alcalde, se tomaron estos espacios como propios. No se mueven, son permanentes, son de todo el día. No hay derecho, alcalde, a este ‘azare’, a esta paranoia que produce el estar dentro de TransMilenio. No es una percepción la amenazante actitud de algunas de las personas que suben a vender, a pedir, son desafiantes y, en ocasiones, producen terror entre los usuarios del servicio.
Esta situación empeora la calidad del servicio, usted lo sabe bien, reduce los espacios. La locura y la incomodidad al entrar y salir del articulado, es un bazar, es una trifulca, es una confusión. Es inconcebible, es invivible.
Cada mañana, el ciudadano que va a su trabajo a producir se encuentra con esta realidad. Se que usted la tiene clara, alcalde, pero no vemos en su mandato una solución, una seguridad que permita un traslado tranquilo y seguro.
Esto, a primera vista, alcalde, no ayuda a nadie. Y lo que deja, ante todo, es un desgobierno. Los alcaldes locales recién nombrados por usted no se han hecho presentes en ninguna localidad para organizar el espacio público de la ciudad y, menos aún, a dar un control o un patrullaje a las estaciones para organizar o reducir los vendedores ambulantes. ¿Dónde están los nuevos alcaldes locales?
Es necesario que los alcaldes locales se hagan sentir, demuestren que están posesionados de sus cargos y no permitan la presencia de más vendedores dentro de las estaciones, de los puentes peatonales. Esto no aguanta más. Por favor, corrija, por simple humanidad con los usuarios que tienen que lidiar con este desorden. Toda una anarquía, cada quien se para donde quiere, vende lo que quiere y destruye, de paso, la estructura del sistema.
Por último, también hay algunos ciudadanos extranjeros que no respetan, ingresan sin pagar el pasaje y arman desorden y caos en el sistema público más importante de la ciudad, patrimonio de los bogotanos.
Alcalde, organice con sus alcaldes locales, una pasadita por estas estaciones que le señalo, y cree un plan de acción urgente que permita un mínimo trato humano para los usuarios.