Benditas casualidades.
Toda una vida negándome
a solo unas cuantas palabras agrias,
a los más mínimos gestos de amargura.
Y viene usted con su irreverencia
a la deshonra,
al deshonor,
al desprecio y con un solo gesto de amor
derrumba aquel muro burdo de inconformismo,
soledad y arrogancia que se formó en el alma de este ser.