“Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.”
Fragmento El Amor en los Tiempos del Cólera
Una novela considerada imprescindible dentro de las creaciones de Gabriel García Márquez sufre paradójicamente del mismo mal que su protagonista con su versión cinematográfica. Ni la crítica especializada ni el público le correspondieron benévolamente, pese a la grande inversión y las luminarias que rodearon su realización.
Ya sé, ya sé… la novela tiene un final cuasi rosa, y no me atrevo a comentarlo, pero el mal rato que pasa su película tan mega anunciada me lleva a cuestionar en esta ocasión por los amores no correspondidos, o para reducir el efecto melodramático, amores a destiempo.
Alguna vez hemos sido víctimas de procesos de enamoramiento donde se nos aparecen personas casi esculpidas a nuestra medida: la perfección en pasta, esa media costilla, los cinco centavitos para el peso…y ¡zuas! Están casadas, tienen otras prioridades de vida, solo desean única y exclusivamente satisfacción sexual, buscan un pañito de lágrimas o un nuevo y breve aire en medio de sus vidas asfixiantes.
En esta primera parte me parece importante caracterizar qué tipos de personas prefiguran esos intereses no correspondidos. Lo que sigue es la simplificación de la más pura y vulgar experiencia, por ello pongo el tema a rodar puesto que las crisis producidas por esta clase de experiencias granizan a raudales últimamente. He aquí algunos tópicos bizarros:
-Sobre el ‘encantamiento inicial’: ¿acogemos el modelo de buen samaritano y cedemos a las pretensiones de una persona que atraviesa alguna de las circunstancias mencionadas? Pues No. Pero la vida real es una jugarreta constante. Debe haber una prueba científica para comprobar que el ser absolutamente entregado NO es garantía de la automática conversión de los sentimientos de esa persona hacia uno.
-Sobre el sujeto: De eso hay montones de especies. No obstante, uno puede agrupar inicialmente tres tipos de personajes:
a) Como mártir: Aquél/Aquella que lo considera a uno más bueno que un pan de cien y se pone en la actitud de “Yo no merezco algo tan bueno”, pero aún así da contentillo y alarga la cosa porque le da lástima portarse como un h.p. y causar sufrimiento
b) Como aprovechado: Aquél/Aquella que no se complica y le saca ventaja a la situación. En pocas palabras, el/la que se lo marranea a uno para distintos fines: sexual, económico, pseudoafectivo, etc.
c) Como fantasma: aunque parece más una característica del anterior modo, es un tipo aparte por la más sencilla de las razones: cuando obtiene lo que quiere, desaparece sin más.
Espere más en el siguiente post. Pero para picar la discusión a los que me leen…¿Han caído en esta clase de enamoramientos? ¿Cómo están seguros de que es amor y no de un capricho u obsesión?