«Y dele hermano, que Cleopatra no miente…apueste centavos para tener millones, no es un espejismo es el premio mayor». Como colombiano típico haría ya el éxito de fin de año, el cual se lleva por delante Sabor a Negro (por la Obamanía, con su morocha en la portada del single)

Este post no va a aportar nada nuevo a sus vidas: solo recurre a la vieja maña del colombiana promedio de reirse de sus desgracias.  Debemos reconocer que para crédulos nadie nos gana, así como en lo ingeniosos para engatusar a los demás y hacerles la vuelta por donde más nos duele…el bolsillo.

La preocupación ahora es por la austera navidad que se vino encima como un chaparrón novembrino para los «incautos inversionistas» o «La familia de…» segun la pirámide de su devoción. Los que financiaban hasta la pachanga del 24 de diciembre estarán en su casa por cárcel riendo a costillas de la floja justicia nacional que solo espera hecatombes para acudir en auxilio de los huevos ya estrellados.

Lo más disonante de esta melodía es descubrir una vez más que somos codiciosos, que nos gusta la presa fácil, la vida automática gracias a estos redentores con mastercard. Espero con ansias esa canción de fin de año que se mofará de nuestro afán por el pago de favores a mesías criollos que no usan anteojos.

Para los que me leen…¿la gente debería perder su platica para que aprenda, o mejor aún, debemos darnos cuenta de la verdadera emergencia social que nos azota, la de pretender ser un colombiano de bien?

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