The L Word. Warner. Tila Tequila. MTV…RCN ¿Aquí no hay quien viva? Por Dios, ¿en que estaba pensando el congresista Velásquez? Cuando la televisión mundial pasa por una apertura sin precedentes al presentar la sexualidad humana sin tantos argumentos en Colombia aún ponemos el grito en el cielo por las tibias escenas de dos actores hombres en horario familiar.
Es una discusión que ya parece decimonónica. Más aún si tenemos en cuenta que el avance de las nuevas tecnologías hace prácticamente inviable el privarse únicamente de la televisión.Siempre habrá algún modo de conocer el sexo y eso no se puede evitar, por más placentera o destructiva que llegue a ser la experiencia. Las cajitas de cristal no funcionan en la actualidad porque los chicos de ahora viven entre cristales rotos.
A ver, ¿ustedes creen que RTI calculó el verdadero impacto social que causaría la escena lésbica entre Amparo Grisales y Margarita Rosa de Francisco en Los Pecados de Inés de Hinojosa? De hecho muchos agradecen la influencia de sus sucesivas repeticiones en sus iniciaciones sexuales.
El asunto no es entonces hablar y mostrar la sexualidad humana. Es entenderla de la peor manera posible. Y es allí donde me atrevo a señalar los arcaicos prejuicios de las religiones, con sus temores reverenciales, sus versiones acomodadas de los principios humanos y sus dogmas de fe sustentados en el castigo ante lo que parece innombrable. Ya resulta jarto oir la misma cháchara de los predicadores anunciando la debacle de este mundo por cuenta de la ‘depravada conducta homosexual’, cuando apenas sí pronuncian palabra ante los desmanes sociales que nos inundan día a día. La táctica de algunas religiones ha impedido el verdadero encuentro espiritual que se solazan en promulgar. Dios es la DMG Card de sus posturas, cuyas ventajas son redimibles en la medida en que inviertas en alcanzar el bienestar de una otra vida que nadie conoce o puede decirnos qué tiene de vida.
Sé que muchos practicantes de religiones llenarán con insultos y citas bíblicas este post y mi correo. Desde luego lo pueden hacer porque acá no se trata de censurar a nadie. Solo les pregunto si realmente cuando descansan por la noche realmente lo pueden hacer a plenitud. ¿Realmente concilian el sueño después de durar todo el día fastidiando a los demás? ¿Realmente esa es la vida que les dicen que deben llevar?
Desde luego, por el afán del negocio, los canales suelen caer en ligerezas, pero no podemos volver a la edad de piedra para satanizar, además de todo, la vida misma.