Que Santos nos dará «empleo, empleo, remuneración, remuneración, positivo, positivo…» Una Noemí líder de las mujeres «chéveres» cuyo himno nacional suena al de Antioquia. Ese Petro, lleno de buenas intenciones, como todas las vacunas. Un Vargas Lleras ninguneado. Multiplicar por cero y Rafael Pardo llegan a ser sinónimos. Ah, y la ola verde que se siente más como el coro de fanáticos ansiosos de ver a Aerosmith…que llegó, encantó y se fue.
Analistas reconocidos hablan de elecciones parejas, con multitud de opciones, pero la verdad en mi caso, no me siento reflejado por un candidato en particular. Desde que lo hice por primera vez en el 2002, un candidato real no se ha parado en la plaza pública. Promeseros, todos porque les toca. Pero verdaderos adalides de cambio…mmmm prefiero pasar de largo.
Tampoco voto porque hay que estar en contra de… no es sano el ejercicio si la intención es neutralizar a un candidato que representa vicios o viejas mañas. Alguien debe proponer transformaciones, no invitar a la simple mejora de una condición que no se ha tenido.
Debo decir que me impacta, pero por lo perversa, la campaña de Santos cuando alude a que depende de su elección el que en Colombia paren los secuestros. Esa es la manipulación más obvia que haya visto de la opinión pública y un exceso de triunfalismo que le puede costar caro en la segunda vuelta. Pero yendo a los programas de gobierno, en general con uno solo no se hace un caldo, tendrían que mezclarse propuestas de las escuchadas para avanzar en salud, en trabajo, en educación y en relaciones exteriores, por mencionar los temas recurrentes. Reformas de peso aún no he visto, ¿y saben por qué? Cada uno de los aspirantes quieren parecerse a Uribe. De un modo u otro, eso es lo que más me molesta. Un candidato con identidad propia es lo que no tenemos en esta campaña, pues la idea de estar a favor o en contra del saliente presidente es justamente lo que no deja ver la madera de la cual están hechos todos los aspirantes.
Si se cumplen los pronósticos, este 30 de mayo sería histórico para el país si cada persona con la posibilidad de hacerlo sale a votar a conciencia. Más allá de evitar una segunda vuelta, lo cierto es que superar el abstencionsimo es la mejor lección que puedo llevarme de estos comisios. Ahora, sobre mi voto, creo que reacomodo mis esperanzas para el 2014…cualquier cosa puede pasar.
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