No sé porqué este término me remite a la sensual Jane Badler, la malvada comandante Diana de ‘V’ la Batalla Final, aquella exitosa serie de ciencia ficción ochentera en donde seres de un espacio exterior con apariencia humana eran en realidad…¡lagartos! Reptiles, ofidios, lo que quieran, pero esa mujer devoraba canarios y daba órdenes con alevosía. Ese no es el tema realmente. Esta post surge a partir de la pregunta por la promiscuidad, o en términos más agradables, el tener varias parejas sexuales.
La historia: Grablijivica 2 (Depredadora), una novela de origen serbio que es un éxito superventas en Europa, aborda la visión de una joven de hoy acerca de sus experiencias sexuales constantes, una búsqueda del placer casi ninfomaníaco que no le genera ningún remordimiento. La polémica introducida por la novela es si la mujer busca cierta igualdad con el hombre al nivel de admitir sin tapujos su comportamiento sexual, dado que aún pervive en nuestra sociedad el mito que el hombre sí puede comerse todas las flores del jardín, pero si el asunto es de chicas, ¡menudas zorras!
Primero que nada ¿Desde cuándo nos miden con el rasero de la cantidad de sexo que podamos acumular en nuestra cama? Pensar en el número es el argumento de los neomoralistas que buscan volver a una época cándida donde crees conocer a alguien y ya es para toda la vida. En la época donde los guiños son emoticones y las citas son cuestionarios de frecuencia, modo, experiencia y billete, creo que el asunto se inclina más por la necesidad de reinventarse el placer.
Segundo. ¿Realmente esa supuesta igualdad que buscan las mujeres depredadoras se queda únicamente en lo sexual? A ver chicas…cuantas veces se han ligado a un man solo para acostarse y ya. No es imposible que lo hagan, lo que sucede es que no lo admiten, pero las mujeres ya toman la iniciativa, así ciertas encuestas digan lo contrario. Las mujeres ya no se quedan con su primer novio, ahora salen más a divertirse.
Tercero. esto va para todos. ¿Qué tiene de malo querer únicamente sexo? La química, ese fastidioso concepto urdido para justificar si uno se entiende mejor con una persona que con otra, no es EL requisito para pasar a la siguiente etapa. Como en todo, las combustiones son espontáneas, la chispa no necesariamente lleva al incendio. Si solo se quiere sexo está bien decirlo. Cuando llegue el momento de sentar cabeza la reacción será natural, y no motivada por las presiones de quienes optan por el hogar y el trabajo estable.
El deseo sexual no siempre se mezcla con amor, y es mejor que sea así pues es una necesidad humana. Yo he sido depredador sexual, tal vez medio caimán…y me he topado igualmente con ciertas víboras…El debate queda servido. Para los que me leen ¿se han visto discriminados por depredadores sexuales? ¿Le molesta que le pregunten con cuántos hombres o mujeres ha estado?
Vea la historia completa sobre la promiscuidad en los Balcanes en el siguiente vínculo