Tras un obligado receso por viaje me encuentro con un sinfín de noticias alrededor de los futuros estrenos y los finales de varias producciones en el continente. ¡Eso es dinamismo! Pero, ¿qué veo? Los canales han apostado por repintar y repintar las fórmulas hasta hacerlas del asco, así se gasten millones de dólares en contratar a una «estrella» para salvar la reputación.
Comenzamos con la producción nacional, y es acá donde miro que las fichas en los canales vuelven a ambientar sus ficciones en…¿la costa? ¿Será que es muy barato grabar allí? ¿Colombia es playa, brisa y mar? Tras el desaguisado de Chepe Fortuna (así tenga rating me parece insufrible) no solo RCN TV duplica la dosis con el «homenaje en vida» a Joe Arroyo sino que Caracol ya graba «Te Olvidé» en Barranquilla. Si lo que desean es rescatar bellas postales de la Costa Atlántica que no está inundada tal vez valga la pena verlas, pero honestamente me parece agotador que nos metan por los ojos la cultura costeña como si en este país la diversidad no existiera. Con todo respeto a la gente que vive allá, pero creativamente no podemos esperar nada más de su región en lo que a telenovelas se refiere.
Entonces ¿cuál es la salida? ¡Ah sí, claro: las narcoseries! Cuando no es el «realismo mágico» es el «realismo trágico». Y para ello ya había comentado en anteriores post de los próximos estrenos de «La Bruja» (Caracol) «La Mariposa» (RCN), así como la reciente emisión de «La Reina del Sur». Bueno, parece que nuestro destino televisivo ahora depende de hacia qué lado nos vamos a mover: a exaltar historias de bandidos para aprender la ingenua lección de «el mal no paga» (cuando es todo lo contrario) o a regodearnos en la bobería de historias que refuerzan todos los clichés transmitidos generacionalmente. He allí la razón por la que estamos desapareciendo del panorama internacional nuevamente y nuestra única valía sea convertirnos en plataforma para grabar una multitud de producciones extranjeras, disímiles en su calidad, y a bajo costo.
¿Quieren más? Bueno ahí tenemos los bodrios de A Corazón Abierto (dizque segunda temporada) Un llamado a la inteligencia a los productores. ¡Esto no es EEUU ni Europa! La televisión por temporadas obedece en buena parte a tener cuatro estaciones…¡y acá llueve todo el tiempo! Es un estilo de televisión que no nos cuadra y aún así se ufanan los realizadores de ir a la vanguardia malbaratando una historia ajena. Por suerte las cifras empiezan a decir otra cosa y ese teatro se les caerá rapidito.
Caracol recorta «La teacher de Inglés» con su abrupto final pensado para este viernes 26 de mayo y nuevamente asistiremos al entierro de una producción mal planeada, con cero gracia y mucho pantano actoral. La misma suerte correrá «Amar y Temer», que pretendió ser la más intelectual de la parrilla y terminó siendo una irregular puesta en escena del feminismo en un escenario predominantemente machista, donde la única lección que nos deja es que sí podemos acostarnos temprano gracias a los efectos somníferos de su transmisión. Si le gustó entonces luche por verla en algún rincón de la media noche.
Estos son nuestros telebodrios en ficción. El resto de la programación corresponde a novelas de Televisa y Telemundo que no vale la pena recordar, pues son remakes de historias chilenas o reversiones de historias originales maltratadas hasta la saciedad. Ni que decir de los morning shows donde el insulto al buen gusto desafía la gravedad y nos ofrecen a pseudo artistas como Jorge Celedón cantando rock en español. (Eso pasó en Muy buenos Días, con Jeta Mario Flatulencia y Ladra Acuña) Cuando ví eso me dije a mí mismo: si de eso se trata el orgullo colombiano, tenemos bien poco que mostrar.
¿Cree que la televisión colombiana asiste a uno de sus peores momentos en el nuevo milenio?
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