En un lunes particularmente helado se cocinan los más enconados comentarios tratando de desacreditar mutuamente a costeños y cachacos por los resultados de los actos de inauguración y clausura del Mundial Sub 20, que concluyó el sábado anterior.
Antes que nada, partamos de una premisa: este Mundial, con FIFA y todo lo que quieran a bordo. NO es EL Mundial de mayores. Reconozcamos su valor como torneo y como escenario de futuras promesas, pero en sus justas proporciones. Todas las expectativas que se cocinaron para el país en materia de inversión, de publicidad, de visión de país en el exterior, de turismo ya se están dando a conocer y la verdad son vergonzosas. Así que otorgarle un aura de magno evento a algo que no tuvo resonancia internacional carece del más elemental sentido común.
No por ello se debía salir con un chorro de babas, aún así, personalmente el Mundial fue un acto más y de allí no debemos estirar la goma. ¿Acaso México, con su actual crisis de seguridad, se llenó de triunfalismo por hacer en este año un Mundial Sub17? Hicieron la tarea y punto. Me da pena aterrizar crudamente tanta buena promesa e ilusión de vivir un Mundial, pero la percepción es esa. Veo en serios aprietos a quienes todavía venden esa espantosa mascota llamada Bambuco en versiones de tela y peluche ¡tendrán que hacer una hoguera con todas las que les quedan!
No me compete analizar detalles técnicos y logísticos del torneo, pues los organizadores darán el respectivo parte en detalle, pero sí puedo decir que la Pasión Mundial se vivió…en Colombia. Más allá de escuálidas notas en Fox Sports o ESPN el primer sapo que no me tragué fue el de la internacionalización del evento y creo que es una de las principales fallas del mismo. Si en otras latitudes vieron los partidos en diferido supongo que lo hicieron en horarios imposibles. Revisando periódicos extranjeros a diario difícilmente puedo encontrar un titular destacable.
Las transmisiones de los canales privados fueron más de lo mismo, ningún aporte valioso. Gol Caracol se afianzó como una marca, en contraste con Fútbolmanía de RCN TV ¡que comentaristas tan zafios! No se necesita mucha escuela para sentarse a decir cualquier cosa y retractarse al segundo. Curioso que la señal de RCN TV era mucho mejor en calidad e imagen. Es el momento de reflexionar sobre el oficio pues para ser comentarista deportivo no es suficiente ser bonito y/o imprudente.
Y ahora el eje del debate: ¿Cuál fue el mejor acto: inaguración o clausura? Listo, fue el show de cierre. Nada que hacer. No obstante o nos falta mucho para realizar una verdadera producción de cámaras o las cosas se hicieron de afán. La principal lección no reside en quiénes los hicieron o quién es el responsable de lo bueno o lo malo. Si sabemos quiénes son los genios detrás de este tipo de espectáculos ¿por qué no lo delegaron desde un principio, sin consideraciones regionalistas? ¿Por qué en vez de dividir al país para saber quién hace el mejor trabajo pensamos en fortalecer esta escuela de montar espectáculos que combinen tradición y modernidad? Mi tesis es que exacerbar el folclor en un acto mundial no es una gran idea. Pueden lograrse sanas armonías entre conceptos de diversa índole sin tener que desgastarse los sesos en cómo hacer que un africano entienda el joropo.
La inversión en ambos shows supera los diez mil millones de pesos. ¿Usted quedó satisfecho con el nivel dado a esta celebración? ¿Qué lecciones le dejó? ¿Qué nos deja el Mundial Sub 20 desde la perspectiva de visibilidad de país?
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