¿A qué juegan Caracol y RCN? Los recientes estrenos y los que se avecinan solo justifican más razones para mantener apagado el televisor. Lo llamativo del fenómeno es la feria del «reciclaje» que, a mi juicio, resulta más nociva que el remake.
Si bien hay esquemas invariables dentro del género dramático, la actualización de los mismos en la forma y el modo de contarlos es lo que hace la diferencia. Mi crítica va hacia el abuso del esquema, como si los televidentes no se percataran de la repetición de la repetidera.
Por un lado Caracol no se desmarca de hacer sus drama-comedias y/o «novelas costeñas». En el primer caso, la fórmula de Pedro el Escamoso rindió sus frutos con pupilos como «Vecinos» y «El Secretario», pero el traje se descosió por algún lado y ya me queda claro que en la sede de la Floresta el departamento creativo funciona con una plantilla de libretos en donde solo cambian los nombres de los personajes.
Ahora, no entiendo su enfermiza obsesión por recrear historias en la costa colombiana. El molusco lanzó con serias reservas «Amor en Carnaval» y alista «¿Dónde Carajos está Umaña?» y una biopic de Rafael Orozco. ¿Acaso hay un acuerdo con la Cancillería para limpiar la imagen del Caribe que empañaron unos gringos calenturientos en la Cumbre de las Américas? ¿O es que no hay más regiones de dónde escoger por aquello del invierno? Suficiente fue la tortura de «Chepe Fortuna» como para resistir nuevos embates.
Pero si por allá llueve por RCN no escampa. Los tibios efectos de ¿Dónde está Elisa? mandaron a la baja el rating de las producciones del canal. Con un cúmulo de productos grabados hace ya casi un año o más el menú parece variado pero no así apetitoso. Y es así que acaban de anunciar el estreno de «Pobres Rico»
Sea o no una historia ganadora, lo que se ve de las promos es un copia y pegue de «Los Reyes» pero al contrario: los ricos que caen en desgracia. ¡Qué concepto! ¡Qué giro! Del mismo libretista de «El man es Germán» veremos a unos cachacos de alta sociedad arruinados. El personaje de Döering es calcado del de Yaneth Waldman en su antecesora. ¿Yuppies comiendo chanfaina?
El gusto del televidente colombiano, aquel que paga por su señal de cable pero que no se despega de nuestros maravillosos canales, será el que nuevamente incline la balanza ante la mejor apuesta. Pero ¿cuál es el premio? ¿Tanto bodrio y triglicerio?
Espere en el próximo post la segunda parte de los finales más impactantes
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