Un balance de aciertos y barbaridades al terminar un año es el lugar común de buena parte de los medios de comunicación ¿Qué valor tiene? Sin duda, un relato de la humanidad en un momento histórico, que puede contribuir a entenderla o simplemente provocar un dolor de estómago. Antes de presentar mi lista relativamente pormenorizada quiero dejar claro varios puntos:
- La inspiración de mi balance ciertamente parte de la revisión de cientos de listados publicados entre el 1 y el 29 de diciembre de 2014, pues más allá de sumar un aporte más, pone en perspectiva tendencias en la industria, mismas que pueden reflejarse o no en nuestra realidad inmediata, sumando a ello que seguí hasta cierto punto las producciones mencionadas.
- A nivel global el entretenimiento está en sintonía con el vertiginoso avance tecnológico y gira en torno a la movilidad y la experiencia. Nosotros mandamos en los contenidos desde el lugar que estemos, los queremos disponibles en cualquier momento. Exigimos historias que desafíen la capacidad de sorprendernos y nos conmuevan. Por otra parte, nos han interpretado como seres desvalidos, necesitados de héroes complejos que luchen contra epidemias o monstruos corporativos, o bien, personalidades oscuras con fachada de celebridades traídas de películas, libros o barrios bajos.
- En esa búsqueda me sorprendió el casi ostracismo en el que está la fuente de entretenimiento en Colombia. De las autopromociones de los canales en escuálidos programas de chismorreo de bajo presupuesto a los autopremios “elegidos por la gente” y la burbuja creada por las redes sociales, prácticamente hay muy poco por destacar. No basta con remediar el vacío acudiendo a lo excelso del cable o los canales Premium o las nuevas plataformas, o bien, “pasarse a la pública”, en la ilusoria promesa de una televisión para todos-todos sin advertir ciertas sombras en tales intenciones. A esto debo añadir que en los últimos cinco años no han servido de mucho la presencia de marcas rimbombantes para forjar una industria televisiva o cinéfila relevante. Los canales privados, en su afán de hacer dinero, se copian inmisericordemente, desdibujándose más en su perfil. Las coproducciones se apolillan sin cesar, los actores se enfrentan a sí mismos en el prime y creemos que no tienen cabida sus protestas pues los vemos mojando pantalla frecuentemente, las fórmulas se gastan sin pudor y nos pelotean entre pseudo biografías a narcoseries y “dramatizados”, eludiendo expresiones como “telenovela” como si se tratara de un vecino leproso. Y la cereza del pastel: remakes, versiones libres o remedos de historias que en su momento tuvieron una gloria relativa para tocar su punto más bajo justamente en nuestras manos, los que fuimos alguna vez señalados de hacer buena televisión.
El escenario futuro no es muy halagador, pero ese será otro post en próximos días, por lo pronto les comparto mi visión de lo mejor y lo peor en el entretenimiento en el 2014
Mejores películas internacionales: Gone Girl encabeza mi listado, por reivindicar el thriller psicológico con el humor negro. Una historia original de Gillian Flynn dirigida por un experto como David Fincher. Relatos Salvajes: la mejor película latinoamericana en el mismo tono que GG, lo que demuestra la importancia de hurgar en los sentimientos más universales y sacar de ello buen cine. ¡Eso es todo! Birdman, que llevará nuevamente la sangre mexicana al Óscar con Iñarritu encabezando el muy buen regreso de Michael Keaton y Edward Norton. Ida: la revelación europea pincelada en un meticuloso blanco y negro. Menos películas biográficas para estos premios que se avecinan, un logro para escritores, actores y directores.
Peores películas internacionales: Godzilla y Transformers 4, aparatosas y tan emotivas como pulsar un peine. La “joyita francesa” El desconocido del Lago, un videohome barato muy en la onda nini: ni es suspenso, ni es erótica ni es nada. Decir algo de Adam Sandler ya resulta injusto: él es el amo y señor de los placeres culpables.
Mejor película colombiana: ___________________(inserte aquí una que realmente haya sido un fenómeno en crítica, recordación y taquilla)
Peor película colombiana: Dago García es nuestro Sandler, pero no sé si El Paseo en cualquier de sus partes alcance a ser un placer culpable. No se les haga raro que junten las historias y hagan “un dramatizado diferente y divertido”. A los directores y productores nuevos en el oficio les recomiendo evitar los deslices de historias muy locales, que se apuntan maneras, pero no cuajan en la apreciación general.
Mejor serie dramática internacional: The Walking Dead. Con una fórmula que puede ser su perdición si se abusa más de ella, nos regaló momentos sublimes para un programa de televisión abierta. Con un spin off cerca debería cerrar por lo alto en la sexta temporada. De cerca le siguen Game of Thrones y Orange is The New Black.
Peor serie dramática internacional: Me costó decidirme pero la última temporada de True Blood fue un mal paso en una serie considerada de culto.
Mejor comedia internacional Estaba a punto de destacar las repeticiones de Friends, pues The Big Bang Theory nada en círculos y otras comedias como How I Met Your Mother se despidieron en silencio. No obstante hay que echar un ojo a Jane, The Virgin, pues su debut y evolución sorprenden a la crítica y al público, al punto que la tienen al borde de un Globo de Oro. Por ende es la mejor nueva comedia.
Peor comedia internacional. ¿Alguien vio Mulaney o Selfie? Ideas mal ejecutadas por donde se le mire. Y el entierro de quinta que le dan a Two and A Half Men.
Mejor nueva serie dramática internacional: Me sumo al consenso de ubicar estas dos en este orden: Fargo, que expandió el universo de la película de los hermanos Coen en una brillante puesta en escena, y la nueva adicción para los shondamaniáticos: How To Get Away With Murder. Punto y aparte True Detective,
Peor nueva serie dramática internacional: Entre las de super héroes como Flash, la irrisoria Forever, la destemplada Constantine y el aburrido procedimental de Stalker está el nombre de la elegida…cualquiera.
Mejor serie en nueva plataforma: Los nombres de Transparent (Amazon) y House of Cards (Netflix) se encuentran en un momento fabuloso, aunque el confort también mata.
Peor serie en nueva plataforma: Se puede hablar de descalabro con Marco Polo (Netflix) Una inversión inmejorable no distrae de fallos en el guión y problemas con el ritmo de una producción que trata de aprovechar el jalón de las epopeyas históricas. Se puede hacer más con menos.
Mejor telenovela internacional: Cruzando el factor popularidad con impacto y cierta calidad hay dos historias mexicanas que se robaron el show. El Color de la Pasión y Yo no Creo en los Hombres. Original y versión libre, respectivamente, recaudaron elogios en medio de un pantano de ideas, si bien apenas despegan en su recorrido latinoamericano. Para enmarcar, el final de la primera. Y la interrogación: el advenimiento de la ola turca con desiguales resultados en su emisión en algunos países (Las mil y una noches) Un punto y aparte merecen dos producciones: la teleserie chilena Secretos en el Jardín y la brasileña Boggie Oggie ambas situadas entre las décadas de los setenta y ochenta del siglo pasado, de los cuales sacan el mayor partido posible sin mayores pretensiones.
Peor telenovela internacional: ¿Eran imperiosas nuevas versiones telemunderas de En Cuerpo Ajeno y Las Aguas Mansas? ¿Cada década van a refritear la misma mamada? ¿En la era de internet? Televisa también las pasa amargas con Hasta El Fin del Mundo, versión de la argentina Dulce Amor, pues hasta el actor protagónico salió del melodrama. Bastante mala crítica en torno a un producto como este.
En cuanto a series internacionales producidas por HBO en Latinoamérica ¿Qué pasa con ellas? (Señor Ávila) ¿Es el marketing, cierto?
Mejor telenovela nacional: Desierta ¿Cuál telenovela? Punto.
Peor telenovela nacional: Las que “parecen” telenovelas, estilo Un Sueño Llamado Salsa y la enrevesada Bazurto-El Golpe-Made In Cartagena, otra descongelada que no merece ni la mención por su falta de identidad e historia absurda hasta el hartazgo. Ni en el Congo deben pasar alguna de estas boludeces.
Mejor serie nacional: En su conjunto se ve “del montón”, no entiendo a qué juegan los libretistas con el estribillo de “historia inspirada en” pues para eso mejor nos cuentan un rollo propio y no una farsa adornada de traumas personales, pero debo decir que los primeros capítulos de La Ronca de Oro de Caracol se apuntaron un buen planteamiento dramático y Laura García demostró su madera como actriz.
Peor serie nacional: ¿Les hago la lista? Niche y La Selección 2. Bonita manera de estafar al televidente que espera ver homenajes a personajes populares y no estas operetas. No más bionovelas fantasiosas. El Capo 3 es un monumento a la estupidez, totalmente desorbitada. En el medio, cualquier adaptación de historias extranjeras, lo cual desdice mucho de nuestro potencial creativo. Sí, hablo de Metástasis. Solo realizadores colombianos aceptan la idea de emular la mejor serie de la cultura popular reciente. Por mejorar, los intentos locales de hacer ficción, válidos como ejercicio pero poco televisivos.
Mejor serie nacional en coproducción con canal extranjero: Desierta.
Peor serie nacional en coproducción con canal extranjero: Sí señores, acá se hace Cumbia Ninja (qué desvarío hiphopero/reguetonero dragonballiano) así como Palabra de Ladrón, una curiosa estrategia con participación del MINTIC para potenciar los canales regionales, en este caso Teleantioquia. Ni es una buena serie ni vi el beneficio de un negocio organizado por el gobierno de la tecnología.
Mejores contenidos en canales públicos nacionales: Esta categoría sí es bien forzada pues Señal Colombia hace lo que puede con lo que recibe y su fuerte es la programación infantil, así que no resulta una novedad, de hecho es su obligación ser buena. Para destacar, el magazín En Órbita y su intento de convergencia en televisión, radio e internet.
Peores contenidos en canales públicos nacionales: A la larga ¿pasó algo con el Catfish de MTV hecho con Telecafé? Si van a estimular la producción nacional “con el apoyo de Gringolandia” la cuota de pantalla no es suficiente, máxime cuando se plantean ejercicios de movilización y participación ciudadana con estos contenidos.
Patinazos periodísticos: Los egos inflados de los directores de noticias en la cobertura de los debates electorales a la presidencia y los espectáculos chimbos de delfines mediáticos en el Mundial de Brasil: Luis Carlos Vélez y Yamit Amat Jr. Súmele la papaya dada por presentadoras con hambre o en un estado x, que cometen alguna imprudencia al aire. Señores y señoras, la omnipotencia nunca ha sido una virtud.
La moda cula del año en redes sociales: El Ice Bucket Challenge ¿De verdad creyeron que ayudaban a una causa humanitaria? Una ridiculez vestida de mal ejemplo. De cerca, los Twitter Chepitos, los ciberacosadores con su feria de imágenes y videos cachondos de famosos y las confesiones editadas de lo que sea (Caso Angélica Rivera, primera dama de México, y los youtubers “con algo que decir”) Si la viralidad es el objetivo a alcanzar por encima del mensaje, mejor que nos cunda el Chikunguña o el mismo Ébola.
La vergüenza ajena: La inteligencia desocupada de los mal llamados “hackers” o para no desechar el término “hackers del mal”. A nivel mundial desafiaron emporios como Sony Pictures (y los doblegaron como se les dio la gana) En Colombia fueron los protagonistas del año, por el juego de espías y contra espías en medio de la campaña presidencial.
No me extiendo más. Ya no veo concursos de ninguna índole, por eso no aparecen ni realities ni telepornomiseria edulcorada del tipo canto, baile o cocina ¿Se mandarán un Cartagena Shore? ¿Otro Bosquechispazos internacional antecedido con la palabra Desafío? Inexplicablemente tienen rating.
Este fue mi año 2014 ¿Y el de ustedes? Un agradecimiento a los amigos de Stereo Joint Radio por abrirme su espacio radiofónico, que espero siga en el 2015, así como a todos los lectores, colegas y amigos que me siguen cada año.
Felices fiestas
@juanchoparada