Yo estuve el lunes pasado en el centro comercial donde un desconocido se arrojó al vacío. Todo ocurrió en una instantánea de segundo: escuché los gritos de una mujer, vi a la gente correr desesperada hacia donde me encontraba. Me acerqué al tumulto donde los curiosos observaban con impaciencia la intensa labor del personal de enfermería para reanimar aquel cuerpo inmóvil. Ese cuerpo alejado de todos los comentarios, bromas, videos, fotos y especulaciones sobre su proceder. Luego se produjeron escuetos comunicados y lánguidas versiones de su identidad, contradictorias entre sí. Después llegó la enervante fiebre por Volver al Futuro y la intriga terminó. De ese amargo momento solo quedaron las miradas sospechosas de los vigilantes hacia los pisos altos del lugar.

Esa es solo una muestra del terror cotidiano. El de la gente desesperada por salvar su vida de un atraco o por acabarla saltando del balcón más elevado que encuentre. Adolescentes que cobran venganzas a sus semejantes a la salida del colegio. Padres que golpean a sus hijos hasta el cansancio. Familias que recuperan los restos de sus seres queridos tras vivir un dolor de años ignorando su suerte. Y nuestro humor negro con el que tomamos distancia de cada acontecimiento para volver chiste las tragedias, anécdotas para el café de la tarde. En medio de esta realidad ¿estamos dispuestos a dejarnos asustar por el terror sobrenatural derivado de las creencias en el más allá, del demonio y sus manifestaciones, en un vampiro seductor o una horda de zombies?

El género de terror te trae sorpresas. Los pioneros son irrepetibles. De mi época de colegio recuerdo a H.P. Lovecraft y -cómo no- a Edgar Allan Poe. Pero mis recuerdos se remontan a los tenebrosos relatos de Horacio Quiroga, especialmente El Almohadón de Plumas.  y El Niño.  (tienen que leerlos para entenderme) Luego pasé al cómic latinoamericano y me entretuve con el folletín de Página Negra de Editora Cinco, con la historia de Ángel del Abismo. Le hice el feo a los Escalofríos de R.L Stine (ahora viene una película con Jack Black) Y aparecieron en mi vida las peculiares antologías de Alfred Hitchcock, la presencia maligna de Hannibal Lecter en la saga de Thomas Harris y, como cereza del pastel, los cuentos de Patricia Highsmith, creando incomodidad con elementos aparentemente inofensivos, tal como sucede en El Observador de Caracoles

Frankestein y Drácula deleitaron generaciones hasta que fueron sacados a empellones por Crepúsculo, el nuevo cliché del amor imposible. Psycho, de Robert Bloch, es la sombra detrás de la enorme película construida por Hitchcock, hasta que llegó William Peter Blatty con el exorcismo más popular del siglo XX. Y casi inmediatamente el mundo se rindió a los poderes telequinéticos de Carrie de Stephen King, el modelo a superar más que imitar del anaquel terrorífico. Ejemplos abundan, pero quería hallar expresiones contemporáneas nacionales. Y existen. Por eso los invito a conocer las propuestas de los siguientes novelistas, con quienes pudimos conversar en RadioDistractor en Stereo Joint Radio. 

1. Álvaro Vanegas, escritor bogotano. Autor de la novela Mal paga el Diablo (y se imaginarán quién es el antagonista) Esto nos contó en el programa. Cabe mencionar acá que, junto con los colegas Esteban Cruz y Gabriela Arciniegas, crearon a seis manos la antología 13 relatos infernales, uno de los éxitos de la pasada Feria del Libro de Bogotá. 

2. Gabriela Arciniegas, con Rojo Sombra, se introduce en la mente de un joven con impulsos caníbales. Aquí pueden leer un fragmento de su novela.  A ella la tendremos en nuestro cierre del especial #OctubreSobrenatural

3. Yenniferth Carranza despega con el inicio de una trilogía cuyo primer tomo se llama Oscura Redención. En este caso nos plantea un complejo rompecabezas que tiene como contexto el mundo de los forenses.

4. Carolina Andújar. De gran popularidad por sus novelas Vampyr y Pie de Bruja, divide opiniones sobre su calidad literaria. Una expresión de ello es el artículo Unos cuantos vampiros colombianos, publicado en la revista  Estudios de la Literatura Colombiana de la Universidad de Antioquia, en el cual el autor concluye que «solo se limita a repetir la fórmula de los bestsellers juveniles de vampiros y las pronosticables sagas fílmicas producidas en Hollywood». No obstante ella defiende su obra y deja en claro qué pretende en esta entrevista del programa Soy Autónoma de la UNAB

Planteado el escenario solo me queda preguntar. A los que les gusta la literatura de terror ¿qué obra les ha causado verdadero pánico? En el caso de los ejemplos presentados (y otros más que se pueden encontrar) sobre autores colombianos de terror ¿les parecen convincentes? Yo los invito a leerlos antes de emitir cualquier opinión.

Próxima semana, cerramos especial de #OctubreSobrenatural hablando sobre cine de terror de serie B. Es decir, nos centraremos en películas con una estética y finalidades bastante alejadas de lo que conocemos. Si conocen películas y las quieren recomendar, escriban a las cuentas en Twitter @juanchoparada o @radiodistractor. También pueden unirse a nuestra fanpage.

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