El miedo a la tecnología nos convierte en verdaderos topos. Me ha indignado la andanada de reportajes y «mala leche» que desde el año anterior registran el malestar de las empresas de telecomunicaciones frente a los llamados OTT (servicios Over The Top, encargados de difundir audio o video a través de internet) ¿Vamos para un conflicto tipo Uber? ¿Le encontrarán un hueco legal a iniciativas tipo Netflix o Blim (la versión mexicana «complementaria», como la denominó Eduardo Navarrete, su director editorial) para que paguen hasta la madre? Y los réditos de esa tributación ¿terminan en qué? ¿Llegaremos a ver marchas con escuadrones armados con garrotes dispuestos a romper celulares, tabletas y televisores que siquiera se asomen a ver House of Cards o La Rosa de Guadalupe?

La industria audiovisual, gústeles o no, cambió con la llegada de internet. Al mismo tiempo, la televisión, como la conocimos hace 15 o 20 años, no es ni la sombra de lo que fue. Raquíticas cifras de audiencia, extrañas confrontaciones televisivas y el tedio absoluto campean en las señales abiertas de Latinoamérica. En esa medida, la posibilidad de acceder a contenidos diferentes (eso sí, cogiditos con pinzas en algunos casos) o crearlos como alternativa para establecer comunidades y generar mayor identificación es un asunto de mera democracia. ¡Claro! Y también de negocio. El amor al arte es casi una fantasía de Looney Tunes. Como propuesta es lógico que abra una industria, estimule el nacimiento de marcas personales y hasta empresas, y fomente el derecho a trabajo de todos los involucrados.

Es que es muy berraco desafiar al statu quo ¿Son las OTT las responsables de que la televisión pública se queden sin fondos? En un artículo con titular tramposo de la Revista Semana  prácticamente los que consumen los servicios on demand son culpables de dejar sin infraestructura, servicios y tecnología a la televisión pública. Si bien es claro que se necesitan reglas de juego claras en la industria ante el avance tecnológico, es a todas luces una insinuación perversa. Aquí queda más que demostrado que en este negocio la oferta con CA-LI-DAD es el arma con la que se compite, no la caridad. Y en ese sentido no interesa el origen de los mismos: sean públicos o privados, cada programador debe luchar por atraer a las audiencias con los recursos disponibles para ello, adecuarlos a la población y al canal por donde están llegado HOY, no hace diez años, ni trasladar ingenuamente contenidos de TV a internet y viceversa. ¿Y si a Facebook se le ocurre su OTT, también levantarán la voz de protesta? ¡Son los ciudadanos los prosumidores!

En el programa RadioDistractor del 9 de marzo en Stereo Joint Radio conversamos sobre las bondades, dudas y tragedias que atraviesan estas plataformas. Hulu, Amazon, HBO Go son otras invitadas a este baile. Nuestra primera respuesta latinoamericana la estructuró Televisa con Blim, un producto bien intencionado pero como hecho a las carreras que no ha escapado a la crítica. Ya vimos la tomadura de pelo con los memes que comparaban a Orange is The New Black con las veces que Thalia estuvo en la cárcel en alguna de sus ‘Marías’.

 

Lo cierto es que con todo y burlas, Televisa asestaría un duro golpe a su competencia al crear su OTT y obligar a ver en él TODO su catálogo de telenovelas, series y programas, como en efecto sucederá hacia mediados del 2016. Columnistas como René Franco o Álvaro Cueva  no parecen muy convencidos de esa estrategia, salvo que ello conduzca a que Netflix atienda el mercado en español e invierta en crear más contenido original en ese idioma. Blogs de entretenimiento como La Hora de la Novela ya experimentaron con su oferta y el resultado fue decepcionante.

En esta ocasión invitamos a la periodista y bloguera mexicana Lupita Reyes, quien se desempeña como columnista de los diarios El Universal y el Gráfico en su país, para opinar sobre el surgimiento de estas plataformas y qué retos supone para la industria, más allá de patalear o poner palos en la rueda. En el enlace accederán a su intervención en audio, al inicio del mismo. Pueden leerla cada semana en su blog Malicia en el país de las Maravillas. 

Concuerdo con ella en que el gran error que está cometiendo Televisa es subestimar a su audiencia no solo con la disposición de títulos que aún se pueden consultar en You Tube o comprar en DVD, sino asumir con una absoluta temeridad que sus producciones nuevas, hechas para la televisión, se pueden tasajear y vender por «temporadas» en su plataforma de streaming, como pasa con El Hotel de los Secretos, para más incordio remake de la producción española Gran Hotel, y que se emite desde hace dos meses en Estados Unidos por Univisión. O sea, ¿qué novedad? ¿Sí está claro el sentido de lo que es un contenido para internet? ¿Así querrán llegar a Suramérica?

En esa línea, en franco contraste con la oferta televisiva están las series web (y todo el ejército detrás de ellas).Además de otros creadores audiovisuales individuales que vendieron la forma pero cero sustancia, no son pocas las producciones destinadas para este canal y algunas cuentan con una calidad que rebasa lo que observamos a diario en las pantallas locales. Por eso me sumé al entusiasmo del FIS-MED, Festival Internacional de Series Web de Medellín, que se convierte en la primera referencia de su género en Colombia y se hermana con propuestas como las del Baja Web Fest en México o Bilbao Web Fest en España, por mencionar algunas.

En la convocatoria del Festival se destacarán diez categorías: Mejor serie web, Mejor serie web animada, Mejor serie web documental, Mejor serie web universitaria, Mejor guión, Mejor fotografía, Mejor montaje, Mejor proyecto en desarrollo, Mejor sonido y Premio del fan. Como condiciones básicas, los creadores de series web pueden enviar sus trabajos en español o inglés y si son de idiomas diferentes a éstos deberán venir subtitulados. Mínimo tres capítulos producidos, cada uno con una duración máxima de 12 minutos.

Todas las condiciones de participación están disponibles en la página web oficial del evento, que se llevará a cabo del 5 al 7 de octubre de este año. El plazo para inscripción y envío de trabajos es hasta el 1 de julio del 2016.

Esta es una iniciativa del Departamento de Comunicación Social de la Universidad EAFIT de la capital antioqueña y para explicar el alcance de esta iniciativa, así como la importancia de involucrar esta expresión audiovisual en el ámbito educativo hablamos con el docente Mauricio Velásquez, quién nos precisó la necesidad de ampliar el horizonte de la creación de contenidos tanto para el entretenimiento como para la reflexión y movilización social. Aquí pueden escuchar el audio de nuestra charla.  Quizás muchas de las propuestas que se están elaborando en este momento sean el respaldo a los servicios de OTT para brindar verdaderas alternativas de esparcimiento y opinión.

Y no es aventurado afirmar que el ‘streaming’ es una «nueva manera de hacer arte», como lo expresó hace un par de meses James Poniewozik para el New York Times: El efecto succión que generan sus series, con la limitante de no compartir esa experiencia en tiempo real a través de las redes sociales, aprovecha los tiempos muertos que la televisión deja escapar. Y en esa construcción de narrativas cada capítulo es esencial, hay planteamientos directos, sin ambages. Hay mucho que aprender de la televisión, claro está, así como de otros géneros audiovisuales. Pero sí que permite elaborar una relación con el público  en la que encuentre lo que lo distingue de sus congéneres. Entender de qué van las OTT, por qué nos convienen y qué es valioso o chocante de las mismas también hace parte de la revisión, como lo hicieron recientemente en España con la llegada de Netflix . Eso también hace parte de nuestro derecho como consumidores, amén de que sean transparentes las posibilidades por parte de las diferentes empresas. A los canales cada país, así como los cableoperadores no les quedará más remedio que asumirlo y competir con lo que es, con decididas apuestas que, poco a poco, contribuyan igualmente a posicionarnos en la red como alguna vez se hizo en la televisión.

Finalmente, en #YoHiceEsto, recomiendo ver la película Presos, película inspirada en un documental costarricense que unió esfuerzos con nuestro país para llevar a la pantalla grande el drama de las cárceles con una historia de amor muy nuestra, muy cercana en su tratamiento y con un final que despierta toda clase de interrogantes. Hablamos con su director, Esteban Ramírez, y el audio de su testimonio lo pueden escuchar al final del podcast de nuestro programa. Les dejo el trailer. Desde hoy jueves 10 de marzo en todo el país.

Recuerden que pueden escribirme a juanchopara@gmail.com o a @radiodistractor si desean compartir su experiencia cultural en cualquier plataforma virtual. Puedo entrevistarlos o invitarlos al programa cada miércoles de 6 a 8 p.m. en Stereo Joint Radio.

@juanchoparada

juanchopara@gmail.com