Viendo desapasionadamente el tema del final de temporada de The Walking Dead es absolutamente devastador el planteamiento de lo poca cosa que somos los seres humanos. Me desvelé leyendo cada uno de los cómics creados por Robert Kirkman, especialmente a partir del número 100 donde hace su aparición el morboso y malhablado Negan. Un ex vendendor de automóviles usados (eso está en el cómic, no es spoiler) adquiere una habilidad de convencimiento para someter a quien se le ponga en frente y castigar con severidad a quien trata de rebelarse ante esa podrida intención de autoridad.

En este aspecto todo el universo que envuelve la historia, desde el mismo cómic hasta los webpisodios y las series de televisión derivadas (igual pasa en Fear The Walking Dead, de estreno este 10 de abril) es que los enemigos ni siquiera son los mohosos caminantes: es el monstruo que anida en nosotros, que emerge cuando menos se le espera y lleva a cabo inimaginables acciones. ¿Cuántas veces no hemos deseado el mal para alguien? ¿Acabar con la vida de alguien, así sea en una ingenua metáfora? O, sencillamente, aprovecharse de los demás, y para no ir más lejos el triste episodio de los niños de Aguachica o la desidia de todo el mundo ante la tragedia infantil en La Guajira. No se requiere la espectacularidad de las armas y la sangre para definir maldad.

Aún es objeto de controversia cómo pasiones humanas como la ira pueden ser atenuantes en casos escabrosos de homicidio. Demostrarlo no es nada fácil, pero es posible apelar a la ira e intenso dolor pues está contemplado en la jurisprudencia (recomiendo revisar esta tesis de grado de María Camila Arciniegas y Andrés Trujillo como una fuente para ampliar el concepto de inimputabilidad cuando median emociones violentas) En casos de violencia doméstica entre parejas o de padres a hijos el asunto es más complejo todavía, pero el tema es suficiente para evidenciar la existencia de un estado emocional que suele equipararse a la figura de un «monstruo» que devora nuestro entendimiento y desencadena toda suerte de fatalidades.

¿Cómo conecta esto con Frankenstein, una de las obras literarias del género fantástico y de terror por excelencia? El monstruo creado por Víctor Frankenstein es la materialización de la imperfección humana incluso en el propósito de alcanzar la inmortalidad. Y es un cadáver, formado por una colección de partes humanas ¿Qué queda de nosotros cuando nos destrozan sentimentalmente, cuando perdemos a alguien violentamente o, poco a poco, van minando nuestra autoestima? Estos y otros legados de la novela los discutimos con José Medina, un verdadero conocedor de la literatura inglesa de terror, a quien invitamos a Radiodistractor en Stereo Joint Radio a rendirle un pequeño homenaje a la obra de Mary Shelley en su bicentenario de creación. Escuchen la primera parte.

Ahora, ¿cuál es la actualidad de sus postulados? La inteligencia artificial, humanoides, máquinas que «piensan», el Internet de las cosas, las redes sociales incluso son novedades pensadas quizás con buenas intenciones pero que con un uso injustificado ya se vuelven contra nosotros.  El «monstruo» adquiere formas cada vez más impropias, y solo espera la oportunidad para acecharnos cuando lo desairamos. Esto opinó Medina durante el programa.

Siempre es un agradable ejercicio intelectual revisitar los clásicos literarios y asociarlos con el contexto vigente. Pero hay un debate de fondo y es la salud mental, el cómo de sanearnos ante toda clase de experiencias traumáticas para liberar el dolor o deseos de venganza y encauzarlos a algo más provechoso. En este momento en que se discute una paz, la reconciliación también es con nosotros mismos. Y entre víctimas y victimarios.

No es casual entonces que el spin-off de The Walking Dead regrese justamente con una tajante sentencia «To Kill the monster you become the monster» (Para matar el monstruo hay que convertirse en el monstruo) Es mi serie recomendada para este fin de semana, a las 8:00 p.m (hora Colombia) en el canal AMC. Veremos si le mantiene el pulzo a lo propuesto en su debut ahora que tendrá una extensa temporada. Mientras tanto, repónganse de ese estresante final de temporada de su serie madre, cuyas escenas ya son parte de la antología de la televisión mundial.

@juanchoparada

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