El atronador triunfo del Atlético Nacional en la Copa Bridgestone Libertadores volvió a sacar ese lado bárbaro del colombiano que necesita como droga el escándalo y la violencia para celebrar una victoria o calmar la rabia de la derrota.
Las cifras hablan de tres muertos en Bogotá y Medellín ¿Por qué tienen que morir las personas en medio de un acontecimiento que transmite felicidad? Pero, más aún, ¿por qué justificar que la naturaleza del fútbol es defender una camiseta a costa de lo que sea, convirtiendo una rivalidad deportiva en un asunto de honor y sangre?
Escuchaba al «doctor Casas» de la W Radio un increíble monólogo sobre ese aspecto, durante la entrevista al alcalde de Medellín para conocer el balance del orden público en la ciudad. Él, furibundo seguidor del equipo Millonarios, le costaba expresar un gesto de humildad para con el equipo antioqueño, argumentando que el deporte del balonpié se caracteriza por eso, por una lealtad irrestricta a ese equipo de cuna, que no admite fácilmente el éxito de los contendores. Esa idea de «Nacional es Colombia en la Copa Libertadores» le producía urticaria (pronúncielo como rolo de sesenta y pico de años).
Evidentemente no hacía una apología al «todo vale» para preservar ese «linaje», pero el germen de muchas conductas se encuentra allí, en desbordar el ámbito competitivo para cultivar devociones casi enfermizas, encender ánimos y crear guerras que no tienen sentido. ¿Realmente debe costarnos la vida apasionarnos por un hobbie? ¿No se puede disfrutar de otra manera si no hay drama, insulto y bala?
En ese orden de ideas pensaba en quiénes son los hinchas. Qué los define, qué vidas comunes llevan cuando no merodean en los estadios. Y apareció por allí la expresión «chirrete». Un estereotipo para hablar de ese colombiano o colombiana que no tiene empacho en mostrarse tal cual es, sin importar el qué dirán.
Esta mañana noche recogí trinos como este:
Es la impresión de una artista extranjero que casualmente se encontraba anoche en el país. Una escena que bien pudo suceder en cualquier ciudad colombiana. Aunque no se puede determinar el origen de la pólvora y quién la manipulaba es bien sabido que está prohibido esa forma de celebrar con ese elemento. La euforia nos hace irresponsables, no conoce límites. Y es una conducta extensiva a casi cualquier hinchada futbolera colombiana. Eso ha creado categorías de hinchas donde unos particularizan al de un equipo u otro como de un nivel socioeconómico más bajo, de mal gusto, ignorantes, de aspecto descuidado o equiparables a delincuentes. ¿Esas son las nuevas barreras sociales?
El estereotipo creado sobre los aficionados también infunde temor. Cuando saben que hay partido en El Campín ¿no suelen evitar pasar por ahí antes o después de un cotejo? Si ven hinchas de un equipo capitalino y ustedes van vestidos del color del equipo contrario ¿no apresuran el paso o cambian de acera? Apreciar una práctica deportiva no debería convertirnos en cautivos de un régimen de terror.
No se me ocurre una idea para borrar en el ADN criollo esa manera de percibir la diferencia como una confrontación, una pelea eterna entre quien no piensa o viste como yo. Felicito lo que despierte emociones positivas en los demás, sin importar etiquetas, pues la parranda bien llevada es deliciosa. Nos caracteriza ese aliento rumbero, pachangoso, lleno de carcajadas y abrazos. Cuando perdemos, nos une el sentimiento de solidaridad por encima de la ira o la decepción, pero sacamos cuerpo para encontrarle sentido del humor al fracaso.
Un gran homenaje a quienes luchan por traernos satisfacciones en lo deportivo es llevar esa fiesta en verdadera paz. Desde los comunicadores especializados en este deporte, las creadores de telenovelas, series y películas que aún se empeñan en reforzar los imaginarios del hincha y los padres de familia que inculcan el apego a un símbolo como el escudo de un equipo están obligados a trasmitir el mensaje inequívoco de ser un hincha más mesurado. Mejor aún: enseñar a las futuras generaciones a enorgullecerse de cualquier logro que consiga un compatriota en todos los aspectos de la vida humana.
@juanchoparada
juanchopara@gmail.com
P.D. Ya viene la 5 temporada de Radiodistractor. Solo en Stereo Joint Radio