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Año 1984

“Never feeling normal, can’t accept the truth

Resign myself to hating it, I hate it all”

59 Times the Pain – Hüsker Dü. Del álbum New Day Rising

Año 2004

“I never said i’d lie and wait forever

if i did we’d be together”

The Ghost of You – My Chemical Romance. Del álbum Three Cheers for Sweet Revenge

¿Lo recuerdan? ¿Cómo pasamos de una cosa a la otra? ¿Tienen relación?

Para ser más precisos ¿por qué palidecían los padres entre el 2006 y el 2010 cuando escuchaban la palabra emo? Aquí una razón:

En ese momento “lo emo” era una tendencia expuesta al señalamiento y la marginación por parte de la gente. Se le concibió como un aparente sufrimiento cubierto de espeso rimmel, peinados asimétricos y algunas navajas. El extraño mundo de Jack era una declaración de principios. ¿My Chemical Romance o Panda? “Auténticos” pregoneros de ese universo desolador que logró algo imposible de imaginar: hacer de la depresión un estado ‘cool’ en el que cabían las promesas del no futuro, la desidia por las imposiciones sociales y una extraña contradicción al reivindicar la soledad en compañía de otros iguales.

La alarma fue general: ¿era la epidemia suicida de esta generación o un embeleco por “falta de rejo” en la infancia? Luego, la ola expiró y a comienzos de esta segunda década del siglo XX el emo se convirtió en una pieza más de la jerga diaria para referirse a un estado de tristeza o necesidad de aislamiento.

Si la anécdota social es bastante concreta, la musical es todo lo contrario. Eso sí: entre ambos momentos hay un infinito poder de convocatoria, parafraseando al investigador mexicano Julio Martínez Ríos en su libro “¡Arde la Calle!: Emo, punk, indi y otras subculturas en México”: el emotional hardcore, como subgénero y estilo musical tenía unas cualidades sonoras y espíritu inconformista que en la década pasada, en su proverbial desfiguración, se interpretó como pataleta. No fue precisamente un rock anti establishment, sensibilizado por la hambruna en África o el maltrato contra la mujer: era una onda que cuestionaba más lo individual, la frustración cotidiana por el desamor, la falta de comprensión o la resistencia a ciertos cambios de la vida. Y, definitivamente, hay poca conexión con el furor que se despertó en este milenio, pues todo lo que medio se oía lastimero se etiquetaba como emo.

En Radiodistractor repasamos junto con Neoky Hurtado, influenciador (@neokyhurtado) y conocedor de este subgénero, y Nelson Acorde, bajo y voz de la banda caleña independiente Nos Gusta el Sexo, la historia del rock emo para desmitificar algunas ideas sobre el mismo y analizar qué pasó con la escena en ese sentido. De la conversación extraigo tres conclusiones importantes:

  1. Las bandas identificadas como pioneras del “emotional hardcore”: Nombres como Embrace y Rites of Spring en la década de los 80, Sunny Day Real State, Mineral, The Promise Ring y hasta Jimmy Eat World en los 90 sentaron precedentes en la consolidación de esta influencia sonora, que tomaría otros caminos hasta alejarse de su propuesta original.

  1. En la fiebre del 2000 existieron bandas herederas de la influencia melódica del emo-core desafortunadamente opacadas por el estallido comercial y social de “lo emo” anglo y latino. Recordamos nombres como Alesana (EE.UU)  La Carroza Plástica (Perú) o D Formes (Colombia) La lista es bastante larga, pero Neoky nos mencionó otras agrupaciones como Charlston Cabarette, Fening, Rojo Melanic, Emily Has Fallen, Heartless, Zona Cero, Solaris, Cuarto y Medio, Ratón Perez, etc.
  1. Una explicación para que se desinflara el interés por el sonido emo-core -al menos en Colombia- radicó en la dificultad de gestionar y sostener espacios para su disfrute masivo, aunado a las complicaciones económicas de crear un nombre en ese momento (grabación, promoción, giras) y a la clásica falta de apoyo al producto nacional. Personalmente no recuerdo una banda criolla ni de “lo emo” comercial como del sonido emo-core, por eso agradezco a Neoky que nos ilustrara un poco cómo se dio la escena nacional.

Hablamos de muchas cosas más, pero lo interesante de volver en el tiempo es reafirmar que la música siempre estará ligada a manifestaciones humanas que van desde la moda hasta la política, pero además, que nos dicen algo. Quizá “lo emo” comercial no reveló sus capas más profundas en un afán de capitalizar el interés de los jóvenes, ya de por sí disperso. Pero más revelador aún que en este declive del 2010-2020 el rock sigue extraviado en los gustos musicales de la juventud. Solo para comprobarlo revisen la lista de los videos musicales más vistos en You Tube tanto a nivel global como en Colombia de este año. En ese caso, los que entendimos el rock de otra manera  tenemos razones para deprimirnos de verdad. Solo para cerrar miren en esta galería algunas historias de muchachos que alguna vez fueron “emos”.

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En la sección #YoHiceEsto la banda caleña Nos Gusta el Sexo es un compendio de casualidades que se unieron desde la escuela para acercarse al punk rock con letras dicientes como Exceso de Educación. En su momento se libraron de usar un grueso mechón sobre el ojo derecho pero igual sacaron canas a sus padres. No obstante el entusiasmo con el que hoy en día Nelson, Brian, Sebastián y Diego combinan sus respectivas profesiones con las giras, ensayos y enérgicas descargas en los conciertos (este sábado 10 de diciembre tocarán en Villavicencio en un evento benéfico) los mantienen en la línea de sus sueños. Con influencias de NOFX, Radiohead y Dustbox, NGS es otra muestra del talento nacional para dar y convidar. Este es uno de sus videos musicales. Sus redes sociales en Facebook, Twitter (@nosgustaelsex), Soundcloud y You Tube. Escuchen algo de su trabajo Pornofonía. 

Recomiendo

Rillington Place (BBC)

El seguimiento al horrendo crimen de Yuliana Samboní coincidió con el hallazgo de esta nueva serie del canal inglés. Inspirado en un complejo caso que consternó a la sociedad europea de mediados del siglo pasado, la perturbadora presencia de John Christie, su terrible secreto y el escándalo del fallo judicial que condenó a la muerte a un inocente se recuperan en esta miniserie que en el pasado se recreó en cine con el fallecido sir Richard Attenborough en el papel de este asesino. En You Tube ya se pueden ver algunos episodios y, así como lo consiguieron las reseñas del caso como la película de 1971, me quitaron el sueño. Tim Roth, su protagonista, reveló hace unos días ser víctima de abuso sexual por un familiar, así que de algún modo todo termina conectado.

 

Exposición Spencer Tunick en Bogotá en el MAMBO

Hasta el 20 de diciembre en el Museo de Arte Moderno de Bogotá se podrá ver el resultado de algunas imágen

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Periodista y filósofo. Máster en Dirección de Marketing Digital y Comunicación Web 2.0. Social Media Manager. Escritor cine, cultura, televisión, entretenimiento, sexualidad y tecnología.

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Hace rato escribí una entrada en este blog sobre cómo robarse(...)

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Esta entrada viene a cuento después de leer la siguiente caricatura. Me gustan mucho algunas caricaturas. Click para ampliar.

Supongo que no ha sido únicamente la literatura, sino la ciencia en general, o la imagen que de ella se tiene, la que sin proponérselo ha creado falsas expectativas sobre el futuro posible. Expectativas de una vida sin dolor, de una vida tan larga como se quiera, llena únicamente de paz y tranquilidad, o por qué no, de emociones fuertes pero controladas. Y con futuro posible, estimado lector, me refiero a ese futuro que usted y yo muy probablemente veamos y vivamos, no el de los nietos de sus nietos.

En la literatura no es muy difícil encontrar ejemplos de lo anterior. Como quizás el lector sepa, desde Julio Verne hasta Isaac Asimov, pasando por el genial H. G. Wells, se cuentan por decenas los escritores de ciencia ficción que por una u otra razón dedicaron gran parte de su producción a imaginar 'extensiones' del mundo en el que vivían, un mundo que en algunos aspectos se parece mucho al que descansa (o sufre, según algunos) bajo nuestros pies justo ahora. Es así como desde hace más de cien años se espera con ilusión la llegada de los carros voladores, los dispositivos de teletransportación y los viajes a colonias humanas o extraterrestres en otros planetas.

No siempre el problema es que todo esto sea o no posible; el problema es cuánto se demorará su masificación, si es que se logra. Ejemplo clásico: Hoy en día se puede construir un carro que 'vuele', que con algún sistema de propulsión (una hélice, una turbina) se mantenga suspendido en el aire o se desplace a velocidades sobresalientes sin tocar el suelo y sin ser del todo un avión. Es posible; se ha hecho. Lo complicado sería cambiar todos los carros del planeta por estos vehículos, adaptar las normas de tránsito a esta nueva situación, y (lo más difícil, creo yo) capacitar a los nuevos conductores, que lejos de aprender parqueando el auto de sus tíos en reversa, una vez al volante serían dueños de poco menos que misiles tripulados, algo que me da miedo. Cosas así.

Ejemplos como el anterior se encuentran por arrobas; dentro de ciertos límites, quizás ya existe la tecnología que permite muchas cosas antes sólo imaginables (¿no están cansados de leer y ver programas sobre 'los objetos salidos de Star trek'? Yo sí). La prueba de que el arte no es completamente responsable de meternos estas ideas en la cabeza es que no todas las historias de ficción en el futuro auguran situaciones bellas. Como no he leído mucho, siento que los ejemplos en el cine son mucho más numerosos que en la literatura. Muchos directores han soñado distopias, palabra en inglés que se podría definir como 'mundo futuro, probable y decadente'. Así las cosas, Blade Runner, Total Recall y Waterworld, con perdón de los cinéfilos, son distopias, pues prometen un futuro difícil, violento, con la humanidad reducida a la pobreza, la discriminación y la enfermedad. Nuevamente, ese es sólo un punto de vista; al otro lado tenemos cintas como I, robot o Minority report, quizás un poco menos pesimistas, que muestran cómo ciertos avances agigantados de la tecnología (y no completamente ajenos a las posibilidades actuales) podrían resultar verdaderamente beneficiosos para la humanidad.


El caso de Inteligencia Artificial me parece más razonable. Uno diría, después de pensarlo un poco, que Spielberg (al igual que Saramago) intenta mostrar las dos caras de la moneda; un mismo mundo en el que convive la felicidad verdadera con la decadencia completa, y el viaje de un personaje de un lado a otro. Siempre me ha llegado hondo el hecho de que existan tantas opiniones sobre algunos temas, tantos puntos de vista y a veces todos tan diferentes. ¿Es posible aprender algo de todo esto? Pues... quizás, si antes de creer en algo decidimos echar un vistazo al otro lado de la hoja, si antes de tomar una posición ciegamente escogemos abrir nuestras posibilidades y dedicar un poco de receptividad a quienes opinan algo opuesto a lo corriente, lo cómodo, el mainstream, quizás podamos aprender algo que no sabíamos, o caer en cuenta de cosas que ni siquiera imaginábamos.

dancastell89@gmail.com

PD1: Esta otra caricatura también me parece buen; es orgullosamente geek... así es la vida. Y viene muy a cuento. Se llama xkcd y la dibuja un ex trabajador de la NASA, para que se hagan una idea.



PD2: Si creían que hay verdades que absolutamente Todo el mundo cree, échenle un vistazo a la página de los creyentes de la tierra plana. Eso demuestra que todos los temas tienen por lo menos dos caras, (siempre) obviando, claro está, la validez de cada una.

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Dios nos habla por medio de nuestros sueños. Esta es una(...)

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