Desde su muerte, las noticias sobre el legado literario del Nobel colombiano Gabriel García Márquez, Gabo, causan total expectación, sobre todo si se relacionan con adaptaciones de su vasta obra al cine o la televisión. Pero el certero golpe dado por la plataforma de streaming Netflix, al revelar con bombos y platillos lo inimaginable, la serialización de la hasta ahora intocable “Cien Años de Soledad”, marca un insólito precedente que ha originado ante todo un natural escepticismo.

Vamos por partes. No es un secreto que la obsesión de Gabo con el mundo del cine lo llevó a seguir la carrera en el reconocido Centro Sperimentale Di Cinematografia di Roma (Cinecittà) a mediados del siglo pasado. Dicha experiencia fue tierra fértil para la escritura de guiones en los que adaptaría a contemporáneos como Juan Rulfo con su versión de El Gallo de Oro (1964) hasta varios de sus cuentos como En Este Pueblo No Hay Ladrones (1966) o La Viuda de Montiel (1979), por citar algunos. Aún así, la fortuna le fue esquiva en este ámbito. Si bien unas cuantas de estas piezas audiovisuales se consideran rescatables, no tuvieron una enorme acogida a nivel de público y crítica.

En este punto cabe recordar el aporte de Gabo en la pantalla chica. García Márquez reconoció en varias oportunidades la eficacia de la televisión: “El mensaje cultural que puede llegar a través de la televisión es extraordinario. Creo que lo que hay que hacer es apoderarse de la televisión, no despreciarla, y usarla como un instrumento de penetración cultural, eso es lo revolucionario”, afirmaría en un diálogo con la revista Opina en 1984. ¡Hasta consideraba maravillosas las telenovelas! De ahí que sea pertinente mencionar uno de sus aportes con la adaptación de La Mala Hora, su novela escrita en 1962 reconvertida en serie de 20 capítulos firmados con su puño y letra hace más de 40 años.

¿Gabo entendía al televidente? En cierto sentido podemos afirmar que no lo subestimaba. Por esa razón, además de mostrar respeto por los culebrones, encontró en los seriados un vehículo para ilustrar acontecimientos históricos o con un trasfondo real para comprender de alguna manera nuestro sentido como nación, tal como sucedió con proyectos que dinamizó como Crónicas de una Generación Trágica (1993) y Del Amor y Otros Delitos (1995). No conforme con eso, Gabo tuvo su breve romance con la telenovela rosa al adaptar María, de Jorge Isaacs, en 1991, una historia de amor en toda forma con la que seguramente dio rienda suelta a la pasión que le inspiraba el melodrama.

Con este contexto queda claro que solo Gabo y nadie más que él entendía lo que quería desentrañar de las adaptaciones de obras propias o ajenas. Tal control creativo es un privilegio que Netflix usa muy bien como cebo a los talentos de los que se rodea para alimentar su sueño de convertirse en un estudio de alto nivel. Lo probó con Roma y muy pronto espera repetir la hazaña con The Irishman, de Scorsese.

Entonces ¿cuáles son las dificultades que enfrenta la serie Cien Años de Soledad? Desde luego, su creador no está vivo. Aunque su familia se encuentre detrás de esta titánica empresa, el resultado estará sujeto a las visiones (y egos) de productores, directores y guionistas, sin contar con la lógica de la plataforma gobernada por el binge-watch, la importancia concedida a las conversaciones sociales, la sobreexplotación de la promoción y la misma universalidad de Netflix. La novela es conocida en el mundo entero, así que tiene a su favor la curiosidad por descubrir el producto de dicha trasposición del texto a imágenes. Pero sin su principal artífice en el engranaje no será tarea fácil mediar en los acuerdos creativos.

Ahora bien, en lo que concierne a los elementos de realismo mágico y el relato histórico el tema no se reduce a baños de CGI, centenares de tomas aéreas con drones u omisiones radicales del contexto en aras de una comprensión más global. Quienes sean fichados para darle forma a esta adaptación tomarán decisiones que no van a ser de nuestro agrado, desde lo más superficial, como las encarnaciones de Aurelianos, Úrsula Iguarán o Remedios La Bella, hasta el reflejo de la cultura caribeña y la presentación de sucesos reales en medio de la fantasía que desborda la trama. Hacer verosímiles dichos elementos conllevará una juiciosa reflexión sobre la medida justa entre el respeto por el material original de Gabo y la impronta del equipo realizador.

Aquí si no contemplo el manido argumento de la imagen de país. Como no es una historia de narcos o prepagos entonces el mundo nos verá con otros ojos, dicen los falsos optimistas. Netflix no es agencia de relaciones públicas ni una división de Procolombia. Ellos tienen un negocio en las manos y sí, tratarán de darnos gusto, pero ¿interesará qué imagen de Colombia se exporte con esta producción? Los que la verán solo saben que es una producción de Netflix, punto. Le pasaría igual a una adaptación de La Biblia o El Quijote. Antes la pregunta será ¿por qué no fue idea nuestra? (obviando consideraciones de costos, negociaciones o posturas ideológicas).

Para los que me leen ¿qué esperan de esta monumental adaptación? ¿Aguantará maratón? ¿Cuántas temporadas le auguran?

 

 

 

The Bisexual: para quedar de una pieza

Leila es mujer. Proviene de Nueva York. Vive junto a su pareja, Sadie, en Londres. Leila es lesbiana. Tras diez años de relación se separan. Hasta ahí, nada inusual. Al volver a la soltería, Leila descubre que todavía le gustan los hombres, y empieza a salir tanto con ellos como con otras mujeres, alentada por la llegada de su nuevo inquilino, Gabe, enfrentando toda clase de prejuicios y mitos sobre la bisexualidad tanto de heterosexuales como de homosexuales ¿Saldrá airosa en medio de su nueva condición?

Las personas bisexuales encontrarán en este valiente relato, creado en buena medida por su actriz protagonista, Desiree Akhavan, una mirada particular sobre los sentimientos que nos generan las personas, sin controvertir en etiquetas o en nuevas formulaciones de las razas perfectas: los 100% gays o 100% hetero, como si pertenecer en exclusividad a uno u otro garantice una perfecta armonía con la sociedad. No es un tema fácil aún en nuestros días, por lo que esta serie espera aportar nuevas luces sobre la verdadera convivencia de la diversidad, sumándose a una seguidilla de producciones recientes que ponen el acento en temas contemporáneos para distintos públicos, como Sex Education (sexualidad en la adolescencia) o Wanderlust (las relaciones abiertas como solución para aliviar conflictos en el matrimonio)

The Bisexual se estrena este Martes 12 de marzo a las 8:00 p.m. en Sundance TV.

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@juanchoparada