Ante la saturación de tantas noticias dolorosas decidí buscar un oasis de entretenimiento. Tras depurar un sinfín de posibilidades tuve ante mí dos opciones: historias que aumentaran mi desasosiego o simplemente fueran superficiales, casi a la vieja usanza, lineales, pero bien actuadas y producidas. Y si buscan una que les devuelva algo de esperanza entonces deben revisar la excelente adaptación de la novela de la escritora canadiense Lucy Maud Montgomery llamada Anne con una E, o en español castizo Ana de las Tejas Verdes, producción canadiense adquirida por Netflix hace ya casi cuatro años.

Me arrepiento de no haberla descubierto antes. Estas narraciones tipo coming to age, aquellas que cuentan el tránsito de la infancia a la adolescencia o juventud, no han sido ajenas a mis gustos. Desde Las Aventuras de Tom Sawyer, creada por Mark Twain, la cual contó en su momento con una simpática versión en anime que recuerdo entrañablemente, le encontré un delicioso sabor a los relatos iniciáticos de jóvenes traviesos, desubicados y soñadores, con un traumático origen, familiares y amigos para todos los gustos, una ilusión romántica inicialmente chocante y un porvenir menos azaroso. Aventuras blancas que escondían entre capas de praderas, cursilerías y misterios profundas reflexiones sobre la condición humana, pues estos relatos proliferaron entre el siglo XIX e inicios del XX como testimonios de la realidad circundante, así como de los cambios que afrontaba la sociedad de entonces pero que encontraban férrea resistencia.

Anne, como la llamaré en adelante, es en esencia el retrato de su autora. Montgomery también era huérfana, vivió en la Isla del Príncipe Eduardo y descubrió casi al tiempo su vocación para la escritura como para la docencia. Su historia personal no está exenta de altibajos emocionales, entre los que se incluye la pérdida temprana de uno de sus hijos, por eso la vibrante imaginación de su creación pelirroja no es gratuita. Fue su salvación.

Publicada en 1905, tras diversos rechazos, dio pie a una saga de ocho libros que en general aguantan bien el paso del tiempo. Ha inspirado varias adaptaciones al cine y la televisión, pero la de Netflix, comandada por su compatriota la actriz, escritora y productora Moira Walley-Beckett, es luminosa en varios sentidos. Solo para que comprueben tal afirmación ella es la responsable de escribir uno de los mejores episodios de series en la historia, Ozymandias de Breaking Bad.

Nuestra vivaracha Anne Shirley-Cuthbert no pudo quedar en mejores manos. Walley-Beckett no solo respetó el espíritu infundado por su creadora, sino que supo adaptarla a los tiempos actuales a pesar de ser una historia ambientada a finales del siglo XIX. Y ese ejercicio aquí no me molestó. Los relatos de diversidad e inclusión, tan forzados en otras producciones de su tipo, aquí adquieren cierta naturalidad que refuerzan tanto el carisma de su protagonista como la coherencia que permea su versión de la novela.

Y nadie mejor para encarnarla que la expresiva actriz Amybeth Nulty (una perfecta encarnación de Carrie para mi gusto), que hace suyo el papel con sus mohines, llantos y delirios, tan necesitada de afecto y protección que no tarda en crear una auténtica revolución a su alrededor, comenzando por los hermanos Cuthbert, una espléndida dupla actoral conformada por Geraldine James y R.H. Thompson, con los que Nulty mantiene réplica. A mi juicio, ellos son los mejores personajes de esta adaptación. Sin olvidar a Bash, el dicharachero navegante que tiene uno de los arcos dramáticos más fuertes de todas las temporadas.

En ese orden de ideas, busqué compartir esa dicha con mi familiar más cercano, así que la vi con mi mamá, quien no gusta del suspenso o el terror y entre sus series favoritas se encuentra Heidi, alma gemela de Anne, creada por Johanna Spyri. Con el desafío de superarla me sorprendió ver que quedó enganchada en las dos semanas que duramos devorando los 27 capítulos. La versión de Walley-Beckett adapta gran parte del primer libro de Montgomery y se separa de él cuando conviene para introducir sus aportes, que benefician notablemente el conjunto. Aumenta el eco de una tradición literaria en una reivindicación femenina que exige pensar por sí misma, reclamar sus derechos, asumir las consecuencias de sus actos y con un afecto increíble por la palabra escrita, así como por la labor del maestro. Misión cumplida.

El cuidado en la ambientación de época, los espectaculares paisajes canadienses tanto primaverales como invernales, que riñen en protagonismo con sus habitantes, y el buen pulso en la narración con sus equilibradas dosis de intriga, drama y diversión, se sumaron a las razones que emocionaron este hallazgo. Todo engrana perfectamente, me costó trabajo verle un defecto porque se nota que está hecha ante todo con mucho amor. No fue una serie galardonada, pero no siempre se trabaja para eso. Es una experiencia que hace falta hoy, muy revitalizante. Desafortunadamente, la falta de un acuerdo entre el canal CBC y Netflix truncaron –por ahora- el desarrollo de una cuarta temporada, a lo que se unió la pandemia que todos conocemos, así que su destino es incierto. Pero desde ya está en el top de mis series favoritas del 2021, y no está de más la invitación a leer la obra.

Sin duda, en Colombia, tenemos infinidad de clásicos por adaptar. No los he leído lo suficiente, pero seguro encontraremos alguna historia de época (fuera de María, de Isaacs) que encarne muy bien ese halo reconfortante, casi naif, pero con lecciones de vida que ahora serían un bálsamo.

Mare of Easttown

Como dije soy de extremos, así que decidí sumergirme en la que, para muchos, es la serie de suspenso del momento. La serie creada por Brad Inglesby cumple con un canon que ha hecho carrera en HBO: series de suspenso protagonizadas por actrices de gran trayectoria, involucradas en historias que tienen como eje la comisión de un asesinato que desnudará un sinfín de secretos sobre las personas y el lugar en el que viven las heroínas. Dicho así estamos ante el mismo caso de Anne y el de muchas otras: la fórmula probada. Si funcionó una vez ¿por qué dos o tres no nos darían el mismo resultado?

Ahora, el tema es cómo nos lo cuentan. La simple iteración no es un asunto de copie y pegue o siga la plantilla. En los detalles es donde uno advierte si está ante algo “nuevo” o es pan con lo mismo. Tuve mis dudas con “Mare…” al final del primer capítulo, porque derivaba inicialmente en un lugar muy trasegado. Una mujer policía, de carácter difícil, separada, con hijos, con su propia tragedia personal y una cotidianidad rozando el patetismo enfrenta el quiebre de la tranquilidad de su pueblo al investigar un feminicidio. Pero la tendencia actual no resiste únicamente la lógica de atrapar al verdadero culpable sino contar cómo se afecta la vida del investigador preocupado por conseguirlo. La realidad va más allá de ubicar héroes o villanos así a rajatabla.

Kate Winslet es el capitán Smith de este Titanic que evita naufragar en los lugares comunes de las antologías policíacas conforme pasan los capítulos, para dar paso a una cadena de revelaciones más sorprendente que la anterior. Ese esquema le otorga un beneficio frente a las docenas de series con esas características y es entender cómo se acomodan las distintas fuerzas alrededor de la muerte de Erin, al cabo de poder señalar grados de culpabilidad no solo de ese crimen sino del estado de las cosas en la vida de ese pueblo.

Bajo la dirección de Craig Zobel (The Leftlovers), esta miniserie o serie limitada de siete capítulos, finalizará el próximo domingo 30 de mayo en la noche por HBO, así que aliste su teoría favorita sobre los responsables del asesinato de la joven madre, pero también sobre el futuro inmediato de Mare. Todos los capítulos anteriores los podrán seguir en la plataforma HBOGO.

juanchopara@gmail.com

@juanchoparada

www.juanchoparada.com