Contar la vida de cuando los amigos se vuelven tu familia supone un argumento poderoso para crear una serie o película. Friends apuntó a eso, sin lecturas más profundas en un principio. Personalmente también comparto lo expresado por una revista norteamericana que la denominó “una postal de la vida en Estados Unidos antes del 11-S”.

Como sea, la creación de David Crane, Martha Kauffmann y Kevin S. Bright, que vio la luz en 1994, ha sembrado la discusión de su relevancia en la historia de la televisión. Para empezar sí hay que afirmar que es muy difícil reproducir o continuar un fenómeno similar hoy en día. Y eso deja claro el especial Friends Reunión que HBO Max tiene como campanilla de atracción hacia su plataforma de contenidos, y que abre sus puertas en Latinoamérica el próximo 29 de junio.

No sirve de nada buscarle quiebres sobre la falta de diversidad racial o sexual (que la tenía después de todo), las acusaciones de machismos en todos los tamaños, los tire y afloje de la pareja principal o las tramas aparentemente anodinas. Bajo esa superficialidad estaba el espíritu de una sitcom familiar – sin el trazo fino de una Seinfeld, su rival directa en ese entonces-, cuyo sorpresivo éxito planteó a creadores y actores el desafío de responder a la creciente fidelidad manifestada por los espectadores y la enorme presión que representó hacerlos reír exigiendo de sí mismos más ingenio conforme avanzaba la trama.

Por otra parte, esa conexión con la cotidianidad misma, la sensación de crecer y asentarse en algún momento fue lo que prolongó su existencia hasta el final, creo yo, precipitado por el caos económico que representaba sostener a las seis estrellas consagradas en ese 2004, adicionando a ello la perspectiva de sus escritores de brindarles un final “feliz” en su nuevo momento como esposos o padres. Una cierta aura de perfección que no podía empañarse con problemas más reales conforme a su mediana edad (suficientes con las historias de adicciones y escándalos amorosos de sus protagonistas).

A su favor, Friends Reunión ratifica la brillantez de su casting, una química que cuesta hallar en el mundo televisivo. Los seis actores se convirtieron en la piedra angular del show, que discurrió entre tramas de bodas fallidas, interminables tazas de café, un humor físico a prueba de balas y una visión irónica sobre las relaciones de pareja, plagadas de neurosis, acuerdos incumplidos y sentimientos confusos. Que sus picos de audiencia estallaran con el emparejamiento casi improbable entre Chandler y Mónica es una muestra de la influencia –por no decir ceguera- ejercida por la serie. La historia ya no estaba bajo el control de sus autores. El público quería una dirección y los escritores solo cumplieron sus deseos.

En mi caso, esta reunión solo movió mi nostalgia por la década de los noventa, donde los fenómenos estaban a la orden del día, sosteniendo el hábito de evadir la realidad con una cita diaria o semanal con alguna producción. ¡Claro! Y evocó los mejores recuerdos con mis círculos de amigos desde el colegio, la universidad y mi etapa profesional. De una forma u otra ese imaginario de amistad lo hemos reproducido en nuestras vidas, aunque no con los mismos resultados, lo que confirma el buen olfato de esta comedia.

La televisión colombiana no fue ajena a este concepto, y creo que al unísono habrán pensado en O todos en la cama, formato creado por Bernardo Romero Pereiro, que hizo su debut el mismo año que Friends. Aquí los protagonistas aumentaron a siete, representando diversas regiones del país. La serie finalizó tres años después, pero aún es recordada por descubrir a actores como Carlos Camacho y Andrea López. También recuerdo una serie más ochenterita, Amigas, que reunía a las actrices Mile Vergara, Raquel Sofía Amaya y Martha Liliana Ruiz. Cuando los valores de la familia se trasladan a la convivencia entre desconocidos son más evidentes los altibajos en cuanto a formación y maneras de ver la vida, quizás por eso no prosperaron tanto como las series y comedias basadas en el ambiente hogareño.

En todo caso, Friends Reunión cierra el baúl de los recuerdos con un homenaje que desconcierta poco y se solaza más en divertir sin tantos aspavientos. Si esperan algo tipo True Hollywood Story, seguro llegará más adelante, pero siendo de la casa no era lo adecuado remover viejas heridas. Bastaba con reconocer los engranajes de su éxito y asomarse a ellos quizás por última vez. No me queda claro que en la actualidad otra serie ocupe su lugar, ni siquiera los tiempos son comparables en términos de audiencias, gustos y plataformas, pero sí es evidente que esta fue por lo suyo y lo ganó todo.

 Strib, nueva fiebre por el ajedrez

Reproduzco esta convocatoria enviada por AMC Networks Internacional Latin America para los que aman tanto el gaming como el ajedrez:

“STRIB, el primer proyecto integral de gaming de AMC Networks International – Latin America (AMCNI-LA), habilitó las inscripciones para su primera competencia de ajedrez que contará con torneos todos los fines de semana durante el mes de junio. Los ganadores de los primeros torneos clasificarán a la gran final el 27 de junio. La participación es abierta, no es necesario ser profesional y podrán inscribirse en www.strib.gg/torneos

Habrá grandes premios, en cada torneo: el primer lugar se llevará 200usd, el segundo 100usd, el tercero 50usd y el último 25usd. Las inscripciones continuarán abiertas hasta el sábado 5 de junio a la 1:00 p. m. (hora Colombia)”.

Sumando más posibilidades de contribuir con sus followers, AMCNI-LA, desarrolló “Club STRIB”, destinado a ofrecer múltiples beneficios y premios mensuales a aquellos que forman parte de esta gran comunidad. Pueden anotarse gratuitamente con un amigo en www.stribgg.club  y participa por una silla gamer para cada uno”.

¡Espero se diviertan!

juanchopara@gmail.com

@juanchoparada

www.juanchoparada.com