¿Quiénes ven los contenidos con personajes de la comunidad LGBTI+? He visto esa pregunta formulada entre varios colegas y la verdad no es obvia. Apartándonos de formas de pensar, gustos o fantasías, ¿los argumentos de las historias que abordan la diversidad sexual pueden despertar el interés de heterosexuales?

Es difícil no plantearse la división entre unos y otros cuando venimos de décadas bañados por torrentes de romanticismo heternormativo, que planteaban amores repentinos y exclusivistas rodeados de un aura ‘kitsch’ que llegaba a la bobería. De las relaciones entre huérfanas millonarias y galanes desabridos que jamás se cuestionaban sus preferencias sexuales pasamos a una era en la que abundan las eternas búsquedas, el total desafío a la monogamia, los “nuevos compromisos” y las aplicaciones de citas como el contacto más espontáneo.

El ‘streaming’ se puso la camiseta para hablarle a la generación de hoy sobre cómo viven y sienten sus inquietudes sobre el sexo, la conquista o el desamor. Temas que uno supone se abordan mucho antes en el seno del hogar sin que medie un programa que justifique la conversación. Pero el mundo todavía funciona así. De ahí que no sorprenda un nuevo (y no sabemos cuán efímero) fenómeno como lo es “Heartstopper”, un producto muy de su tiempo, que nace en la virtualidad de la mano de la británica Alice May Oseman como un webcomic, cuyo hilo argumental plantea un romance escolar entre un joven abiertamente gay con un chico heterosexual.

No parece nada que hayamos visto antes en series como “Skins”, “Euphoria”, “Sex Education” o “Love You, Simon”, pero se emparenta con esta última al alejarse de la crudeza de las primeras y apostar por un relato que exalta el romance con colores pastel, con cierto sentido del humor y visualmente apoyado en su origen gráfico, a tal punto que le guarda fidelidad incluso en el casting elegido para los personajes de Charlie y Nick.

“Heartstopper” corre sus riesgos pero desde otra orilla, tratando de evitar un discurso excesivamente idealista (y hetero) del amor telenovelero, lo cual representaría un error garrafal si hubieran tomado ese camino. El contexto de Charlie es realista: sufre de bullying, es sensible, su tropa de amigos comparte su suerte y tiene encuentros a escondidas con otro joven que tiene novia, sin que Charlie lo sepa. De ahí que el encuentro con Nick sea casi luminoso en su vida. Él es amable, divertido, lo anima a integrarse a su equipo de rugby, todo un galán que despierta en Charlie sentimientos más profundos, a la vez que cuestiona a Nick, pues no se imaginaba vivir esa situación con otro hombre. Encuentran respaldo en la historia paralela de Elle, una chica trans que ingresa a un colegio femenino, con Tao y la de Tara y Darcy, dos jóvenes que asumen su relación de pareja frente a los demás.

Toda la historia tiene miga, está bien producida y la verdad, desde que descubrí a la maravillosa Olivia Colman como parte del reparto, es cuanto entendí que estamos ante un proyecto bastante especial. No busca la sordidez o el desencanto y no sé si esa atmósfera de cuento de hadas sea perjudicial al final, pero abre la conversación sobre una vivencia de la homosexualidad en la adolescencia desde esa perspectiva, lo que brinda una importante lección sobre todo para familias, educadores y sociedad, porque el diálogo sigue siendo de sordos frente a cómo hablar de los sentimientos, de la manera como asumimos compromisos en pareja y cómo debemos comportarnos con ella. El miedo no se reduce a explicar el sexo anal o las felaciones: es hacia cómo esperamos que los hijos traten a las personas que eligen como novios o novias para que su experiencia sea más memorable que decepcionante o trágica. Los ocho capítulos de esta serie se encuentran en Netflix.

Llegan “Los Ángeles Ignorantes”

En línea con lo anterior, aquí nos planteamos un escenario más adulto, pero no menos complejo. El director italiano Ferzan Özpetek también se la juega al adaptar su exitosa película del año 2001, “El Hada Ignorante”, a una serie de ocho episodios que ya se pueden ver por Star+. Confieso que son pocas las películas con temática LGBTI+ que me han conmovido y esta es una de ellas. La historia de Antonia, una doctora que descubre la doble vida de su esposo tras su fallecimiento, se encarga de desdramatizar el impacto del hallazgo para invitarla a conocer el mundo que su esposo compartía con Michele, con una variedad de personajes que reflejan diversas situaciones de la comunidad.

Quizá en su momento el tono marginal con el que se presentaban los personajes secundarios no ayudaba a crear la suficiente empatía sobre su situación, pero es tan real el que alguien sea echado de su casa por su orientación sexual como vigente el rechazo a la comunidad trans. Y para más drama, ella debe lidiar con el engaño, los cuestionamientos propios del hecho y la duda de si volverá a confiar en alguien. Así que más de veinte años después, aunque las cosas se miren con otros ojos, se recupera un drama con ligeros toques de humor negro para el deleite de los seguidores del cineasta italiano.

Pregunto a los lectores ¿usted vería alguna de estas historias con su pareja, sus hijos o sus padres? ¿Las recomendaría?

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