No importa en qué momento de este siglo estemos. Las mujeres temen y temerán a las calles solitarias, el transporte público, los rincones poco iluminados. No se trata solo de perder sus pertenencias. Hablo de intimidación, de manoseo, de acoso y violación, todo esto a manos de hombres, punto.
A comienzos de este año la Veeduría Distrital en Bogotá divulgó unas cifras nada alentadoras sobre el fenómeno del acoso callejero. En su Encuesta de Percepción y Vivencia de Niñas y Mujeres sobre este mal establecieron, entre otros datos, que “7 de cada 10 mujeres se sienten inseguras en el transporte público y 8 de cada 10 han experimentado una situación de acoso alguna vez en su vida”, siendo Transmilenio el medio de transporte con más ocurrencia de estos hechos.
Lo más triste de esta realidad es que muchas no saben a dónde denunciar, y en la misma proporción prefieren callar cuando son víctimas de cualquier tipo de intimidación.
Aquí hay un sector masculino que ha querido debatir si se trata de un exceso de corrección el evitar los cumplidos, los saludos de beso o la cortesía al subir o bajar una escalera por miedo a un señalamiento de comportamiento indebido. Creo que las mujeres saben muy bien cuando están frente a un acto gentil y cuando se trata de un burdo piropo o un pretexto que justifique cualquier tocamiento. Y no me vengan con la gastada idea de “cultura latina” donde el abracito y el toquecito parece apropiado. Algunas lo toman en broma, pero a veces esa actitud es asumida como una invitación a continuar haciéndolo e ir poco a poco más lejos. Además, cuando hay una relación laboral de por medio, se convierte en la diferencia entre mantener el empleo o perderlo.
Si bien no se puede generalizar a todos los hombres y a todos los ámbitos, no podemos desconocer que las mujeres llevan la peor parte en un mundo creado para que ellas se sientan obligadas a demostrar su valía. Y sí, algunas también acosan, roban, mienten o matan, pero ese tampoco se convierte en un argumento que sostenga dicho estado de relaciones. Lo cierto es que estamos lejos de cambios profundos en la relación cotidiana entre hombres y mujeres. Para la muestra lo ocurrido en el final de la Copa Mundial de Fútbol Femenina, donde el presidente de la federación española, Luis Rubiales, besó sin su consentimiento a una de las jugadoras que hizo parte del equipo triunfador, Jennifer Hermoso, arruinando su momento de gloria y desatando una ola de indignación en el que afloraron una vez más los pensamientos más básicos de muchos hombres: “fue una tormenta en un vaso de agua”. Mientras Rubiales se aferra a su cargo con esas mismas ideas, las mujeres quedaron en un limbo sobre si vale la pena o no alzar la voz.
Acciones contra el acoso callejero
Si las cifras inquietan preocupan más las consideraciones sobre la falta de mecanismos claros de denuncia, el temor a hacerlo y la ausencia de una mayor articulación entre las autoridades. De ahí que acudí a la invitación de la empresa L’oreal Paris con su iniciativa Stand Up, una campaña en la cual las personas que lo deseen pueden ingresar a la página www.standup-colombia.com y realizar una breve capacitación de cinco minutos en el que aprenderán, entre otros temas, la metodología de las 5 D (Distraer, Delegar, Documentar, Desahogar y Dirigirse al acosador).
La estrategia combina la toma de monumentos representativos de la ciudad en los cuales la ciudadanía puede conocer más sobre esta problemática y una selección de espacios públicos para mejorar su iluminación, contribuyendo de algún modo a la seguridad en dichos lugares.
Cabe recordar que en el 2019 la capital de la República creó el primer protocolo para la prevención, atención y sanción de las violencias contra las mujeres en el espacio y el transporte público. Junto a la línea de emergencias 123 se encuentra la Línea Púrpura 018000 112 137. Creo que un factor importante para reducir los casos es la solidaridad: si somos testigos de un hecho de acoso callejero no podemos quedarnos de meros espectadores, hay que actuar y brindar apoyo a la víctima.
El talento de Key Love & Domoa Style
Los hombres y las mujeres pueden trabajar juntos y crear éxitos. Es el caso de este dúo colombiano que decide explorar con el dancehall, el reguetón, el dembow y el afrobeat para crear sencillos como “Contacto”, que espera contagiar a toda la audiencia tanto con su sonido urbano como con su video futurista grabado en New York que pueden ver acá. Pueden seguirlos en Instagram en las cuentas @domoastyle y @keyloveOficial para conocer más de su obra
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