Quizá a la generación actual le diga muy poco el nombre de esta artista canadiense que aparece como una de las ‘headliner’ o cabeza de lista de los próximos festivales Lollapalooza y Festival Estereopicnic el próximo 2025. Mientras unos se rasgan las vestiduras por si los timaron con el cartel -pues aseguran que les vendieron humo con expectativas de otros artistas más cercanos a sus intereses-, hay al menos dos realidades que debemos asumir: la primera de ellas es que hoy en estos festivales multitudinarios cuesta trabajo que un género predomine, y hablo por el rock en especial. Ya no estamos en 1994.
Aunque quisieran poblar el Parque Simón Bolívar de artistas de la escena de hace 30 años, es complicadísimo que resulten un imán de ventas, pues durante casi una década esa explosión del rock en inglés no se vivió con toda la intensidad en nuestro país. Claro, tal vez el llamado ‘rock latino’ fue esencial y soy el primero en reconocerlo, pero seamos honestos: en cuanto a la movida anglo no somos una plaza fuerte en la actualidad. Para la muestra un botón: vino Pearl Jam hace casi nueve años y fue un parto de mula ese show que incluyó cambio de escenario y una reventa de boletas que daba pena. En otro extremo del radar Incubus ha recorrido toda clase de escenarios en Bogotá, cada uno de ellos más pequeño que el anterior. Tool es una espléndida novedad, pero coincido con los que piensan que ensanducharlo entre Olivia Rodrigo o Justin Timberlake será muy extraño.
Y ahí viene mi segunda realidad: la nostalgia aún es clave para que estos espectáculos funcionen. Si pregonan que esta generación es más tolerante entonces sobra el menosprecio a la presencia de una mujer con un talento excepcional en la composición, que llega a destrozarte con sus líricas sobre la decepción que te causa la humanidad o un mal amor. No me interesa si ahora miden la importancia en escala de reproducciones en Spotify, es lo que perdura con ella que este 2024 alcanzó los 50 años y aún tiene mucho por hacer en todos los ámbitos. El álbum que la hizo un ícono a nivel mundial, el Jagged Little Pill, es una joya de colección que plantó cara a todas las tendencias del momento con un sonido que alterna entre lo lírico y lo crudo, que ubicó seis sencillos en listas, incluyendo los legendarios ‘You Ougtha Now’ e ‘Ironic’, desatando una fiebre en la Unión Americana que fácilmente corrió por el mundo de la mano de MTV como un aliado fundamental en su éxito. Apadrinada por el sello discográfico fundado por la mismísima Madonna, contó con Flea y Dave Navarro (por aquel entonces compañeros con los Red Hot Chilli Peppers), se ganó varios premios Grammy, obtuvo ventas millonarias y recorrió más de medio mundo, todo antes de los 25 años. Si no enloqueció ante semejante maremoto es un milagro que solo ella puede explicar. Agrego a lo anterior que tuvo en sus filas durante las giras al fallecido baterista Taylor Hawkins, antes de su paso a Foo Fighters, y conservaron la amistad desde entonces.
Pudo quedarse allí, como un fenómeno del momento, pero no cedió a la presión y trajo el Supposed Former Infatuation Junkie, más reposado e introspectivo, lo que sirvió para demostrar que no estaría de paso sea que consiguiera o no un superventas. Para confirmarlo escuchen ‘Univited’, el sencillo que fue banda sonora de la película ‘City of Angels’ y que se incluyó como parte de este álbum en su presentación para Australia, sin demeritar ‘So Pure’ o ‘Thank You’. Ha escrito canciones nominadas a Globos de Oro, ha abanderado causas relacionadas con la diversidad, la depresión post-parto y el abuso sexual del cual reveló que fue víctima en su infancia en el documental Jagged que pueden ver en la plataforma Max. Al margen de sus romances con figuras como Ryan Reynolds, su vida personal es tan reservada como ella y está muy bien, no siempre hay que andar buscando la nota. Desde luego habrá cometido errores, pero no han impactado severamente su trayectoria. Durar en el negocio por más de 30 años es un privilegio que no todos saben enfrentar o aprovechar.
Por esto, y por mucho más, que ahora regrese por todo lo alto es un regalo para quienes la pudimos disfrutar en su momento. Algunos de los asistentes ruegan para que su show coincida en un buen día y con otros grandes artistas de los anunciados, pero lo veo más como una oportunidad para que los más jóvenes se encuentren con la portavoz de una generación, algo que a mi manera de ver es difícil encontrar en la actualidad. También habrá esfuerzos para descubrir las agrupaciones más contemporáneas que a mí no me dicen nada por ahora y quizá me las esté perdiendo, pero sí les puedo asegurar que con Alanis el momento será más que sublime. Lo consiguió en su primera visita hace ya casi 21 años en el estadio El Campín y no dudo en que lo repetirá.
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