La estupefacción causada por el homicidio del médico Edwin Arrieta en Tailandia no cesa. Y seguramente ya estará en marcha algún material audiovisual que una las piezas de este crimen en el que gran parte de la prensa española ha adquirido un inusual protagonismo con su empeño en retratar al confeso asesino, Daniel Sancho, como una víctima de las circunstancias. A esto se sumó en el mismo fin de semana el feminicidio de la medallista olímpica Luz Mery Tristán, en hechos que se encuentran en investigación, pero que llevaron a la cárcel a su pretendiente Andres Gustavo Ricci, principal sospechoso de su muerte.
Desde luego, todas las historias tienen dos lados, y es importante conocer los acontecimientos con rigor periodístico, sin acaloramientos de un lado u otro. El asunto es que historias de este calibre se reproducen cada vez más en las plataformas de streaming. ¿Por qué nos atraen? No solo se trata de morbo, compasión o curiosidad. Comprobar que las acciones humanas no conocen límites es el pan de cada día y estas narraciones sirven de vehículo para exorcizar esa imperiosa necesidad de justicia, sobre todo si los casos quedaron en el limbo.
Así como los perpetradores aseguran notoriedad y despiertan incluso fascinación, las víctimas y el contexto en el que ocurrieron los hechos también son determinantes para equilibrar la visión del fenómeno. En los casos mencionados el otro detalle es que estos asesinatos ocurrieron en la intimidad de una relación de pareja. Hombres y mujeres que coinciden en un momento de la vida, atraídos por belleza, simpatía, dinero o necesidad de compañía, sin imaginar lo que pasaría después. SI bien ha crecido un poco la conciencia de denunciar maltratos en relaciones, aún son más las personas que callan el infierno que atraviesan, por proteger a hijos o evitar señalamientos de la sociedad. Y en parejas del mismo sexo el asunto es más delicado cuando los motivos que sostienen un vínculo son frágiles, se lleva una doble vida o la responsabilidad afectiva es nula por una o ambas partes.
Recientemente he visto dos producciones representativas de este género que seguí en Netflix. El primero de ellos es “La Dama del Silencio: el caso Mataviejitas”, una narración muy cuidada estéticamente que aborda uno de los casos de asesinos seriales más polémicos del México reciente. Los homicidios de mujeres adultas mayores entre 1999 y 2006 en la capital de ese país representaron una pesadilla para la población y estupor en el cuerpo policial que tardó en confirmar la identidad del homicida.
Dirigido por María José Cueva, subraya primordialmente los relatos de familiares y amigos de las víctimas, quienes se vieron enfrentados a la posibilidad de que la muerte de sus seres queridos no hallara respuesta. Igual de impresionante es el retrato de la persona que fue capturada por algunos de ellos, la impertérrita Juana Barraza Samperio, una mujer que alguna vez fue aficionada a la lucha libre. De no creer.
Otra que consumí por completo fue la serie documental “Cómo se convirtieron en líderes de sectas”, segunda entrega de una antología que ya había pasado por contar las historias de varios tiranos en la historia moderna. Pues bien, en esta ocasión recurre a la voz del actor Peter Dinklage (Game of Thrones) para narrar con bastante ironía la increíble popularidad de algunos llamados “líderes espirituales” que convencieron desde jóvenes incautos hasta comunidades enteras para crear y fomentar toda clase de grupos cerrados con promesas de liberación, ascenso espiritual o nuevos mundos a un precio exageradamente alto, que contempló el suicidio o la comisión de crímenes. En capítulos de media hora la serie revisa los perfiles de Charles Manson, Jim Jones o Marshall Appelwhite, entre otros, escarbando en sus orígenes, su meteórica popularidad y sus dispares finales, pues no todos recibieron un castigo.
Si bien no abordan los crímenes pasionales, ya integran una lista de estos formatos que todavía cautivan a la audiencia. Aunque muchos siguen una plantilla uno que otro rompe el molde. Hemos convivido tanto con la muerte a tal punto de sentir que no nos quedan rastros de humanidad. Y ese extremo es difícil de aceptar.
Encuentro Internacional de las Artes Soacha
Del 19 al 26 de agosto en Soacha, municipio cercano a Bogotá, se llevará a cabo la novena edición del Encuentro Internacional de las Artes Soacha EIAP 2023 “Viva el barrio”, el cual aprovecha los espacios no convencionales del territorio (plazas, calles y parques), como protagonistas de diversas muestras culturales. Las seis comunas del sector se beneficiarán de talleres, conversatorios y la presencia de artistas locales, nacionales e internacionales de Cuba, Perú y Ecuador. También incluye la II versión de la Varieté de arte drag y LGBTIQ+ donde se busca premiar las tres mejores propuestas de arte drag. El encuentro es organizado por la fundación Liderarte con apoyo del Ministerio de Cultura. La mayoría de los eventos son de entrada gratuita. Puede seguir las redes sociales del evento en Instagram, Twitter y Facebook como @EIAPSoacha.
RADIIO222, una plataforma que promueve el regional urbano
Conocí la iniciativa promovida por el mexicano Marco Humberto Gordillo (@GordilloMX en Instagram) junto a Valdovinoz, Alfredo Correa y Jorge Gordillo, un “espacio de expresión artística que incluye un área de reintegración, composición y reintegración de eventos a nivel mundial donde confluyen personas de influencia en México, Colombia, Puerto Rico, Argentina, Brasil, España y Alemania”, como señala el comunicado de la agencia que los representa. Entre los artistas que hacen parte del sello se encuentran IOMX, San Music, DJ Playero, Fano, Alexia Malo entre otros. Desde junio iniciaron una temporada por Europa junto al DJ Playero y Valdovinoz, con lo que confirman el creciente auge de esta tendencia musical en el continente. Para ver más de esta iniciativa pueden visitar en Instagram @Radiio222
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