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Por Daniel Vivas Barandica
@dani_matamoros
Estaba en el cuarto del apartamento donde a veces vivo en Bogotá. El apartamento de uno de los pocos amigos reales que aún me quedan. Estaba ahí echado con ganas de irme rápido para Cali a olvidarme de tanta basura con la que se debe lidiar diariamente. A poder descansar de este mundo banal, insipiente, acelerado y agobiante. Alejarme de tanto sapo que me pide cotizaciones “de mis servicios”, para nunca salir con nada. Quería no saber de más reuniones, favores y “trabajitos” que me salen pero que odio hacer. Abrirme de tanta tentación, trago y rumba, y poder encerrarme en mi “cueva calentana” sin saber de nadie.
Estaba ahí por fin descansando, planeando todo para regresar a mi casa, cuando me habla por WhatsApp una tipa de Medellín con la que ando trabajando en un proyecto de social media. La tipa me saluda y a continuación solo escribe: “Tienes que estar acá el viernes a primera hora”. ¡Maldita sea! “Tienes”… “Tienes es que…” No mentiras estoy jodiendo… Obvio debía estar en esa ciudad como fuera… Así es esta vuelta de ser freelance, “mercenario digital”, periodista en retirada, tirado a rebelde y perezoso…
De inmediato agarro el computador y me pongo a buscar vuelos para la ciudad más linda de Colombia. Es lunes, yo quisiera viajar el jueves por la noche. Busco y solamente la ida está entre doscientas y trescientas veinte barras. Intento comprar el tiquete, pero tengo mis tarjetas copadas por unas compras tecnológicas que hice hace poco… Hasta por esa aerolínea que parece que uno viajara en un bus con alas, sale costoso porque aunque al principio ves un precio muy bajo, al final, antes de pagar, te salen cobrando hasta el desempeño de la tripulación y el manejo de luces dentro del avión.
Entonces empiezo a pensar en la tragedia que se me viene. Me tocará coger un cochino bus y sufrir todo ese martirio de ocho horas encerrado en esa cosa. Me tocará aguantarme el cansancio si quiero estirar las piernas, pues para el recorrido que quiero hacer solo se hace una parada obligada en una asquerosa tienda de un pueblo que no recuerdo. Y si me llegan a dar ganas en el camino de ONE or TWO, me tocará entrar a ese baño portátil y…, no, ¡qué raye!… No sé ustedes pero yo soy de esos que se siente miserable las veces que le dicen que le toca viajar a otra ciudad en bus. Yo sé que es una estupidez pero así soy yo… Prefiero no salir si no llego a tener plata para un pasaje de avión… Pd: estudien carreras con números para que no les toque sufrir tanto.
Sigo pensando en las posibilidades para viajar barato a Medellín, revuelvo mi cabeza y recuerdo que hace poco recibí el comunicado de prensa de una aplicación de carpooling o carro compartido, que se postulaba como: “Plataforma ideal para viajar por el territorio nacional, y alternativa para que muchos viajeros puedan compartir gastos, ayuden eliminar la emisión de gases de los vehículos y a mejorar el tráfico”. ¿Cómo era que se llamaba?… ¿Cómo era que se llamaba?… ¡Tripda! Ingreso a la App Store –también está disponible en Google Play– y descargo la aplicación. La abro y empiezo a explorarla…
Para empezar Tripda es una herramienta de consumo colaborativo, esa tendencia que se está tomando el mundo y con la que Colombia no se quiere quedar atrás. Para los que no la tienen muy clara, se trata de intercambiar bienes y/o compartir servicios a través de plataformas digitales. Es volver a la manera clásica del trueque y del intercambio… Alquilar, prestar, canjear –obviamente también pagar– a través de diferentes tecnologías que invitan a la comunicación directa, donde la base para confiar en el otro está en la reputación digital de cada uno, otorgada por sus redes sociales.
La definición de Tripda, dentro de estos mismos lineamientos: una comunidad de viajes intermunicipales compartidos. “¡Una plataforma que conecta a conductores con pasajeros de forma simple, divertida y conveniente por todo Colombia!”.
Me aparece de inmediato la barra de buscar viajes, pero como quiero personalizar mi perfil, primero me voy a la sección de Cuenta y me logueo con mi Facebook, doy los permisos necesarios y ya soy miembro de Tripda con mi foto y mis datos para que la comunidad sepa quién soy, en caso de que vaya a realizar un viaje como pasajero o como conductor –ofreciendo mi carro–, si algún día compro uno.
Ahora a rogar para que alguien vaya para Medellín… Inserto las fechas, pongo buscar y… ¡Bingo! Hay un tipo que sale el miércoles desde Bogotá a las 5:00am. Yo me quería ir el jueves por la noche, pero qué se le hace y no hay más viajes para la capital antioqueña hasta la otra semana. La aplicación aún es nueva y está en su fase de difusión así que aunque no haya viajes para todas las ciudades diariamente, su meta es que cada día más colombianos se registren y ofrezcan su carro a toda la comunidad. Me da por buscar para Cali y hay dos para esta semana. Por un momento me dan ganas de irme mejor en alguno de ellos. Desisto y comienzo a investigar a mi futuro conductor.
El tipo con el que me toca irme se llama Sergio Mejía. Tenemos tres amigos en común y gracias a Facebook me entero de que vive en Medellín, es de Bogotá y tiene novia. En su perfil de Tripda dice que el viaje lo haríamos en una camioneta Ford Scape, con aire acondicionado, posibilidad de seleccionar la música, llevar equipaje medio –una maleta grande– hablar con él si está “en onda”, pero que en su carro no se hacen migajas…, ¡ah! y que espera 15 minutos antes de arrancar. Además puede llevar hasta a otras dos personas y a cada una le cobra $66.000 en efectivo, mil pesos más que el bus. Reviso los viajes a otras ciudades cercanas y están entre $50.000 y $70.000. Todo me parece muy sensato, decido contactar a Sergio por los mensajes directos de la aplicación.
Un día después tengo su WhatsApp –información que por seguridad la aplicación no revela hasta que hagamos el primer contacto–, hemos ultimado par detalles y al final acordamos vernos el miércoles a las 5:00am en el Centro Comercial Palatino.
Pasan dos días, llega el miércoles. A las 4:00am me levanto cagado del sueño y el frío, duerno un rato en la ducha mientras el agua caliente choca contra mi cuerpo. Después de vestirme pido un taxi y llegó al Centro Comercial. Le aviso por WhatsApp a Sergio que he llegado, me siento en unas escaleras, al lado del vigilante que cuida las vitrinas de algunos almacenes. Aún no ha amanecido, uno que otro carro circula por la carrera Séptima; a los diez minutos aparece Sergio, nos saludamos y arrancamos hacia Medellín. Sergio es un man de 30 años, ingeniero mecánico, trabaja con acueductos. El man me cae bien y nos vamos hablando mierda durante bastante tiempo. Me deja poner mi iPhone, escuchamos par canciones de deep house, reggaetón y hasta bachata, qué pena con ese man, debe pensar que soy un maricón por tener el último álbum de Romeo Santos en mi iTunes.
En un lugar de Cundinamarca paramos a desayunar en una estación de gasolina con una cafetería muy cool –no recuerdo el nombre–, con café de buena calidad y pandebonos recién hechos. Cada uno entra al baño y continuamos hacia Antioquia.
Seguimos hablando mierda, pagamos peajes, yo me duermo a ratos. En uno de los peajes le paso los $66.000 y transacción finalizada. Horas después Sergio me despierta porque estamos pasando al lado de la mítica Hacienda Nápoles, símbolo del imperio del narcotraficante Pablo Escobar; aunque sé que es un poco cabrón alabar a este lugar, no aguanto y le digo a Sergio que pare y me saque una foto debajo de la entrada, donde aún reposa una avioneta del reconocido delincuente. Aunque hora esto es un parque temático, siempre será la hacienda del “Capo”.
Al medio día nos parchamos en un paradero. Entramos al baño, comemos algo, y ya somos hasta parceros, el viejo Sergio me gasta y que tales. Seguimos nuestro camino y a eso de las dos y media de la tarde llegamos a Medellín, sin mayores contratiempos. No me duele la espalda, no me siento triste, no estoy que me orino, no tengo fatiga, no tengo hambre y todo ha salido al pelo, sin mayores contratiempos. Sergio me ayuda a buscar un hotel barato cerca al Parque Lleras. Quedamos en hacer algo en los días siguientes y nos despedimos. Creo que si no tengo un nuevo amigo, tengo un buen contacto al que en algún momento puedo llegar a necesitar o al que yo puedo ayudar.
Cuando les conté a varias personas que iba a viajar con un desconocido en su carro, lo primero que me preguntaron fue… “¿Y eso sí es seguro?”. De inmediato les contesté que claro, que para eso está la verificación de cada usuario de Tripda con su perfil de Facebook, correo electrónico –personal e institucional (empresa o universidad)– y número de celular. Además están las calificaciones y comentarios que algunos ya han ganado según los viajes que han hecho. Para las conductoras o viajeras, está la opción “Para ellas” donde solo podrán viajar entre mujeres, por seguridad y confianza.
En un futuro, la idea de los principales inversionistas de Tripda –Rocket Internet, quiénes aún no están ganando dinero con este proyecto, y que son los mismos de Easy Taxi, Linio, entre otras compañías– es empezar a monetizar su servicio quedándose con un porcentaje del pago al conductor, sin afectar el precio que ya se ha establecido.
Además se podrá pagar con tarjeta de crédito y esto aumentará la seguridad de la aplicación ya que se tendrá acceso a información bancaria. Como dato curioso, muchas personas están utilizado Tripda para moverse dentro de las ciudades; más que todo jóvenes para hacer recorridos de su casa a la universidad, en ciudades grandes como Bogotá, donde las distancias son largas y la movilidad puede ser caótica; o de municipios aledaños a capitales del país. Como ejemplo, estudiantes de Palmira o Buga que todos los días deben trasladarse a Cali.
Por ahora toca esperar cómo sigue evolucionando la aplicación. Entre más personas se unan, más funcional será, pues debo reconocer que aún la percibo un poco robusta, pero es entendible, están comenzando, y por ejemplo, no hay viajes para todas las fechas y lugares, pero ya se está trabajando para mejorar las ofertas… Respecto a su página web, esta es más amigable, ahí también se pueden consultar y acordar viajes, por eso… ¡Muy recomendada!
Espero usarla próximamente para regresar a Cali, me hace falta mi puta cama y mis cosas y me gustaría seguir probándola…
Acá unos datos interesantes de Tripda…
- Tripda (tripda.com.co) llegó a Colombia en la segunda mitad de 2014 y ya tiene más de 9.000 usuarios, también se puede descargar en celulares con sistema operativo Android o iOS y se encuentra en 13 países alrededor del mundo.
- Su casa matriz está en Brasil.
- Según cifras de la compañía en Colombia, desde que abrió operación en julio de 2014, se han sacado más de 6 mil vehículos de las carreteras del país, gracias al uso del carro compartido.
- Los días de mayor auge de viajes son los fines de semana festivos, donde los conductores y pasajeros se conectan para ir de un punto a otro con un plan específico.
- La compañía asegura que al compartir un viaje apoyas al medio ambiente: menos gasolina, menos polución y menos carros en las vías.
- Tripda también fue diseñado para llegar por carretera a lugares de difícil acceso y que casi no tienen rutas establecidas.
- Durante la temporada navideña, 1.200 personas viajaron con Tripda cubriendo rutas como Bogotá-Villavicencio, Bogotá-Cali, Bogotá-Girardot, Bogotá-Tunja y Bogotá-Manizales.
- Desde su creación se han hecho más de 11.000 viajes en todo el país.
y entonces gomelito, estamos probando que el agua moja, eso ya estaba implementando desde hace resto, no le gusta viajar en una flota que boleta en serio weon pq así nos toca viajar a muchisimos y uno debe ser no aparentar, rimero que importa si tiene un iphone que boleta, recuerdo q en un viaje de Cuzco a Puno en bus iban una orquesta peruana q nos amenizo el viaje, reguetton q boleta en Rep. dominicana allá estuve escuchando música ranque o música antillana verdadero rap porteño, además de eso yo pense q en este país ya existia una aplicación similar, o sea existe carona que es la misma app para brasil donde tb recorri, o en USA seal67 o en europa…. o sea yo si quiero puedo viajar en barco 3 dias como lo hice de Leticia a Manaus, Bus de Asunción a Rio de Janeiro, en tren de Cuzco a Puno o a pie en Dominicana …. ud es un pobre g u e v o n pero gracias x el dato!!!!
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