Este semana se posesionó un nuevo gobierno palestino, dirigo por el académico Rami Hamdallah, en reemplazo de Salam Fayad. El nuevo primer ministro no se destaca por una visibilidad política, a diferencia de sus antecesores. No obstante, cuenta con una actividad importante para la defensa de la causa palestina.

El nombramiento de Hamdallah, revela el momento actual de los palestinos. Un Al Fatah (partido político de la Organización para la Liberación de Palestina) con control sobre Cisjordania, pero con unos niveles de impopularidad en ascenso durante los últimos años, por la incapacidad para negociar un acceso a la condición de estado, y por una corrupción rampante manifestada en el despilfarro de millones de dólares, que por concepto de la cooperación internacional, han llegado a los territorios ocupados para aliviar el drama de la nación palestina.

Su talante académico y su bajo perfil son activos del nuevo premier de la Autoridad Nacional Palestina (entidad surgida luego de los Acuerdos de Oslo a lo largo de los noventa), que enfrenta complejos desafíos con un margen de maniobra reducido, al menos por tres razones. Por la precariedad de la situación de los palestinos en los territorios ocupados (Cisjordania y Gaza) marcada por el desempleo, la violencia, y la pobreza;  la división entre Hamas y Al Fatah, que los condujo a una guerra fratricida hace algunos años; y por la radicalización del discurso israelí con el retorno de Likoud, en cabeza del beligerante e intransigente Benjamín Netanyahu.

Vale resaltar, una ventaja clave para este gobierno de la Autoridad Nacional Palestina: la necesidad para Washington de resolver, de una vez por todas, un conflicto que ha condicionado su imagen en el mundo, y cuya alianza con Israel es cada vez más rebatida adentro y afuera. Para la muestra, la postura crítica al respecto de neoconservadores como Stephen Walt y John Mearsheimer. Esta semana, el secretario de estado John Kerry advirtió a los israelíes que podía tratarse de la última oportunidad de paz con los palestinos. Advertencia que debe leerse sin candidez, ni excesos de esceptisismo. Además de eso, la voluntad de los dos grandes sectores palestinos (Al Fatah y Hamas) para establecer un frente común, que derive en una sola postura con miras a una negociación con Tel Aviv.

El panorama palestino sigue estando lejos de ser prometedor, pero la llegada de un liderazgo renovado como el que representa Hamdallah, despierta optimismo de manera justificada. El proceso electoral en los territorios ocupados por caótico que sea, evidencia una madurez de la población palestina que debe servir de atributo para la formación de su estado.

Ojalá esta vez los líderes palestinos sí estén a la altura de las circunstancias históricas. Resta por ver, si la comunidad internacional entiende el momento y por fin reconoce lo que debe ser una realidad: el estado palestino compuesto por Hamas y Al Fatah. Incluir de forma injustificable a Palestina en la lógica arbitraria de la guerra global contra el terrorismo es un anacronismo absurdo.