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Contra todo pronóstico, Gambia acaba de elegir como presidente al opositor Adama Barrow, quien venció al poderoso y místico Yahya Jammeh. Este país del África Occidental rodeado geográficamente por Senegal, y excolonia británica, cuenta con poco menos de dos millones de habitantes. Desde 1965, fecha de su independencia gozó de una estabilidad y de una alternatividad democrática, interrumpida por un golpe de Estado en 1994.
El derrotado presidente se encontraba en el poder desde ese año, y aunque había accedido por la fuerza, desde 1996, se había hecho relegir por periodos de cinco años. Esta vez, buscaba su quinto mandato. Algunos de sus defensores aseguran que jamás un presidente gambiano, había invertido tanto en infraestructura, y que el país ha tenido en estos 22 años, una estabilidad provechosa. Sin embargo, se le acusa de la desaparición de cientos de opositores y de la muerte reciente de al menos tres, en un campaña que se fue endureciendo a medida que se acercaban los comicios. La semana anterior a las elecciones, los servicios de internet y de telefonía fueron suspendidos en buena parte del país, lo que hizo pensar en maniobras por parte de ese gobierno, para alterar el resultado.
Existían muchas dudas, además, porque el régimen no permitió ninguna misión de observación, ni por parte de la Unión Europea, ni de la Comunicada Económica de Estados del África Occidental (CEDEAO). Solo la Unión Africana pudo mandar seis expertos, que no fungieron como acompañantes u observadores.
No obstante y contra toda especulación, Barrow obtuvo el 45 % de los votos contra 36% de Jammeh, en una sorprendente carrera. Se sacó provecho de la excesiva confianza del dictador para someterse las urnas. Esto se conjugó con el deseo de cambio, que hizo desafiar miedos fundados, por las posibles represalias. Esto a raíz de la persecución contra los homosexuales, críticos del gobierno, y opositores. El presidente dio en 2008, un ultimátum a los homosexuales para abandonar el país, y confesó que desearía “cortarles la cabeza”. Pero tal vez el rasgo más llamativo de Jammeh, es el oscuro sentido del misticismo, que lo han llevado a hacer afirmaciones tales como que tiene la cura para el SIDA, y la infertilidad, por medio de poderes que le ha otorgado Dios. Valga decir que en 2015, proclamó a Gambia como República Islámica.
Adama Barrow, hace cinco años, era un completo desconocido, y ahora enfrenta el reto más importante de su vida. Convertido en político por las circunstancias, se trata de un hombre hecho a pulso, que buscando mejorar su situación económica, se fue a Reino Unido donde vivió las penurias de ciudadanos de la periferia, que siguen un periplo similar en busca del mismo objetivo. En ese país, trabajó como guardia de seguridad al tiempo que estudiaba. A su regreso, se hizo agente del sector inmobiliario. En 2013 saltó a la política, y este año consiguió el apoyo de la mayoría de los partidos de oposición. Tendrá la difícil tarea de reencaminar al país por la senda de la democracia, y superar los 22 años de Jammeh y el legado que muchos reivindicarán. El apolítico Barrow no la tendrá fácil.
@mauricio181212
Refrecante saber que tenemos columnistas que miran mas alla, que la geopolitica abarca todo el globo y nos pone a pensar en otras cosas distintas a lo cotidiano con una mirada objetiva.
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Otra dictadura fuera.
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