Mi intención aquí se limita estrictamente al comportamiento de los votantes al momento de marcar el tarjetón.
En el trabajo de la consecución de votos, que es el trabajo propio de las campañas electorales, se pueden encontrar infinidad de dinámicas y estrategias que pueden modificar cualquiera de estas opciones de voto, pero en otro momento escribiré sobre ese tema puntual.
Voto de maquinaria
Se puede dividir este grupo de votantes, en dos muy grandes, que en muchas regiones del país terminan decidiendo el destino de generaciones enteras.
Los partidos políticos reúnen en sus filas no solamente ciudadanos preocupados por el buen desarrollo de las instituciones estatales, sino también, líderes territoriales encargados de hacer andar las maquinarias. Es decir, que las personas que en este momento estén afiliadas en un partido político y obedezcan sus decisiones sin mayor controversia, entonces deben saber que son un voto de maquinaria. Ejemplos de esto son, sin duda, los partidos tradicionales, y nuevos movimientos políticos, como el Centro Democrático. Este no está mal, siempre y cuando la coherencia del elector se mantenga defendida por los intereses de los dirigentes de sus partidos. Este grupo lo podemos conocer como voto de maquinaria por filiación política.
Otro grupo de votantes de maquinaria, que en ocasiones muy reiterativas se fusiona con el anterior, son los votantes por conveniencia directa e inmediata. Empiezan a desfilar por pueblos y barrios de todo el país, licuadoras, mercados, tamales y platos de lechona. En realidad, todos estos obsequios, por lo general solo cumplen una función en la cadena de consolidar votos, y es la de convocar. Es mucho más efectivo convocar ciudadanos con una licuadora como carnada, que propuestas y compromisos alrededor de las campañas electorales. Los que realmente sustentan esta maquinaria son los políticos que no ponen la cara en el tarjetón, pero que si ponen la firma para próximos contratos. Estos líderes viven de capitalizar votos que archivan con juicio y comercializan como si estuviéramos hablando de costales de arroz.
La población objetivo para este tipo de conquistadores de votos, es la población vulnerable, con necesidades y poco estudio.
Voto de opinión
En las ciudades grandes como Bogotá o Medellín, en donde los porcentajes de ciudadanos con superiores posibilidades de información y acceso a la educación son mayores, es el voto de opinión el terror de los políticos que dependen del voto de maquinaria para ganar las elecciones.
El voto de opinión se concentra en los estratos altos, esto no quiere decir que solo en estos estratos se encuentre. Los ciudadanos con mayor información y educación, adquieren la habilidad de analizar, criticar y finalmente sacar sus propias conclusiones, lo que les permite afiliar su voto al que consideren representa de mejor manera sus preocupaciones en diferentes aspectos de su sociedad.
Voto accidental
Resulta insólito pero son muchos los votantes que asisten a las urnas sin tener definido su voto. Esto porque evidentemente no pertenecen a un grupo político que vicie su elección, y porque seguramente la información sobre la baraja de candidatos no fue eficiente. En Colombia las elecciones de grandes dirigentes vienen acompañas de dirigentes locales, esto hace que sean las campañas de los grandes dirigentes las que ocupen la prioridad del voto en los votantes. Por ejemplo, en Bogotá, como en el resto del país, se elegirá alcalde mayor, pero el mismo día también se deberán elegir los concejales y los ediles. En ese orden, los votantes tienen conocimiento de los candidatos a la alcaldía, menor porcentaje al concejo y muy pocos conocen los candidatos a las Juntas de Acción Comunal.
El votante llega a su puesto de votación y casi que por azar escoge una casilla, y vota por accidente. Lo que resulta realmente insólito es que este tipo de voto puede llegar ser superior que el voto en blanco.
Voto ganador
Podría estar dentro del voto accidental, pero en casos como la elección de alcalde mayor de Bogotá este año, este voto tendrá un capitulo preferencial.
Muchos votantes que no logran definir con certeza su elección, llegan al día de las elecciones y votan por el que mejor registre en las encuestas. No importa otra cosa que sentir que se ha votado por el ganador, resulta algo muy parecido al voto accidental.
En Bogotá se concibe un rechazo imponente por la representación política de izquierda, esto como respuesta a las últimas administraciones que han resultado desastrosas y que han sido constituidas por dirigentes de izquierda. Esto hace que muchos votantes ejerzan su responsabilidad democrática marcando la opción que mejor posicionada esté, y que se aleje lo más posible de la izquierda. Por eso es que para mí, las encuestas esta vez, van a tener un poder de influenciación del voto supremamente enérgico.
Voto inexistente
Muchos de los que no votan defienden su posición simplona como una respuesta revolucionaria al mecanismo, a los políticos, a la corrupción; pero en realidad resultan convirtiéndose en cómplices de los políticos que utilizan diferentes tipos de votos para lograr ostentar responsabilidades que utilizan para beneficio propio. No hay peor voto, entre los peores que los que deciden no votar.
Giovanni Acevedo