Giovanni Acevedo, escritor bogotano, columnista de opinión, asesor en asuntos políticos para América Latina, estratega político.

Las redes sociales se han convertido con el pasar de los años, y a medida que van conquistando nuevos usuarios en armas letales cuando de opinión y presión pública se trata. Son tan efectivas a la hora de comunicar abiertamente que ahora están incluidas en los catálogos de las mejores consultoras de comunicación en todo el mundo. Los recursos que antes las grandes marcas, las campañas publicitarias y los políticos invertían en la radio, la televisión y la prensa impresa, ahora deben incluir en sus presupuestos el manejo de las herramientas que ofrece la internet, las redes sociales y las aplicaciones para dispositivos móviles. Es tan importante que en varias universidades del mundo ya se pueden hacer pregrados profesionalizando así este campo.

Esto ha obligado al periodismo, por ejemplo, a entender y a incorporar en sus contenidos el lenguaje de las redes sociales y a utilizarlas con la inmediatez que estas ofrecen. De lo contrario competir con ellas sería ponerse una soga en el cuello. Quisiera creer que todas maravillas de las redes sociales benefician la comunicación, la democracia y la forma de hacer publicidad o periodismo, permitiendo a cualquier persona con acceso a internet, interactuar y conocer el contenido que se mueve por estos medios. Pero lo cierto es que tanta libertad a la hora de comunicar y consumir información hace que controlar la calidad y el contenido sea casi que imposible. Para las empresas twitter pasó a hacer las veces del número telefónico de servicio al cliente, para las grandes marcas Facebook ya es una herramienta eficaz para lograr que sus productos lleguen a segmentos de la población definidos. Y para los políticos, twitter y Facebook se han convertido en una pesadilla.

En menos de dos semanas en Colombia, la presión que logra la opinión en las redes sociales ha obligado a tres funcionarios públicos de alto nivel, y a una periodista de gran reconocimiento, a apartarse públicamente de sus responsabilidades laborales. Pensar en esto hace algunos años sería una locura. La opinión pública en la política resulta mordaz si la coyuntura de la noticia logra despertar y enfrentar sentimientos, y eso finalmente desencadena millones de reclamos, insultos y defensas desde todos los puntos de vista. Vamos a analizar las cuatro renuncias, desde el punto de cómo se manejó su comunicación y de la razón por la que su renuncia no tiene otra salida.

Acoso sexual y laboral

En el caso del director de la Defensoría del Pueblo, una entidad colombiana de orden nacional con la responsabilidad de vigilar el cumplimiento de los derechos humanos y de acompañar al pueblo en la plena protección de sus derechos como ciudadanos, resulta insostenible que continúe en su cargo mientras es acusado de acoso laboral y sexual por una linda exfuncionaria de esta entidad. El escándalo estalla y se sale de las manos cuando un periodista colombiano hace públicas conversaciones con contenido sexual entre el funcionario y su secretaria privada. En principio la opinión pública se solidarizó con la joven porque representaba a la víctima, porque es mujer, porque es bonita y joven. El funcionario no quiso renunciar en un acto de calmar a los medios de comunicación dio una entrevista televisada en la que se defendió reconociendo la inteligencia de quien para él, era su novia. Colombia es un país con la doble moral muy filuda, y con gran sensibilidad hacia la mujer, aunque solo sea una sensibilidad circunstancial. El público siempre se hará del lado de quien diga ser la víctima. La presión en las redes sociales y el gran cubrimiento de los medios de comunicación, obligó al defensor a renunciar en medio de un ambiente supremamente incómodo.

Viceministro gay

La directora de un programa de radio de una gran casa periodística decide publicar en la página web de la emisora y hacerle difusión por las redes sociales institucionales, un video en el que interactúan el viceministro del Interior y un policía de bajo nivel en una conversación sexual y normal entre dos adultos. Pero aquí se deben separar varios componentes. El primero es que el viceministro públicamente heterosexual demuestra su inclinación por el sexo masculino, algo que para cualquier colombiano es reprochable, sabiendo que este señor tiene esposa e hijos que por supuesto ignoran su condición, o por lo menos eso es lo que se supone. Los titulares periodísticos anunciaban el vídeo como la prueba reina de una investigación previa que señalaba al director de la Policía Nacional de acoso sexual a jóvenes policías y de proteger una red de prostitución gay dentro de la institución y que cumplía con la demanda de altos funcionarios de la política colombiana. Lo cierto es que en el vídeo no se registra nada que evidencia la red de prostitución, al comandante de la policía ni algo que pueda poner en entredicho la integridad profesional del viceministro. Por lo contrario, la publicación del vídeo viola la privacidad del funcionario y lesiona públicamente a la esposa y a sus dos hijos menores de edad. El viceministro decide renunciar inmediatamente.

Comandante de la Policía

El general Palomino, a quien debo decir que conozco su calidad de persona, y además, compartí clases de derecho constitucional y penal con su esposa Evita, es conocido en el círculo familiar y profesional como un policía comprometido con sus tareas y totalmente intachable. Su nombre en los últimos meses ha estado en el dedo índice de las redes sociales por cuenta de un policía de menos rango que lo acusa de abuso sexual, y de ser miembro de una mafia al interior de la institución de prostitución gay, Solo hasta el escándalo del viceministro, el general decide renunciar a su cargo. A los señalamientos sexuales se suman también investigaciones por enriquecimiento ilícito.

La periodista

Vicky Dávila, directora del programa de Radio que publicó el vídeo donde un viceministro y un policía se dan besos y hablan de sus encuentros sexuales con otros hombres, debió renunciar a su cargo después de fuertes críticas por las redes a su decisión periodística. ¿Hasta dónde llega la libertad de un periodista?

Cualquiera de las renuncias casi que obligadas por las circunstancias resultan sumamente incómodas para sus protagonistas y marcan en la historia puntos en los que nos deberemos detener para entender el desenlace de todo esto.

De los cuatro, voy a resaltar la renuncia del viceministro y del general palomino, que parecieran asesoradas por el mismo consultor en comunicación y manejo de crisis.

 

La familia y la verdad

Colombia es un país que responde bien a la unión familiar, y a la verdad, es un país en el fondo muy conservador, por eso vimos en la última campaña presidencial al ganador de la contienda y a su más fuerte contrincante, siempre con sus esposas y sus hijos en el enfoque de los lentes de las cámaras. La familia representa unión, amor, incondicionalidad y es la protagonista y la representante de personas luchadoras y trabajadoras que hacen lo que sea por sus familias. Así que afrontar estas situaciones incómodas de cara al país, pero con el apoyo de sus familias, fue la mejor decisión del General Palomino y del ex viceministro del Interior.

Al día siguiente de la publicación del video en el que se ve al viceministro respondiendo un cuestionario sexual dirigido por un policía, el protagonista asiste a la única emisora en Colombia que tiene transmisión en vivo por video, y de la mano fuerte de su esposa, le da la cara al país y se presenta como víctima del periodismo colombiano y de mentes criminales que buscan dañar su imagen y la del General Palomino. La defensa y lealtad de su esposa conmovió casi que a un país entero y hoy, el político que ayer era un gay de closet sin principios y un hombre que engañaba a su esposa, es ahora una víctima, un hombre íntegro, buen padre y un ejemplar servidor público.

Algo muy parecido hizo el General Palomino, quien decidió entregarle en una rueda de prensa, y con la compañía de su esposa, sus hijos y sus compañeros generales en la dirigencia de la Policía Nacional, la responsabilidad al Presidente de Colombia de retirarlo del cargo dejando claro su integridad como ciudadano, policía, funcionario público y personal. El General le agradece al país, a su familia, al presidente Santos y a la Policía por permitirle servir a la patria, enaltece la labor del gobierno nacional y ratifica la entrega del presidente, y del ministro de Defensa por la búsqueda la paz. El discurso contiene lo que yo diría, un discurso completo.

Vicky Dávila, la periodista, renuncia sin decir nada, hasta ahora su voz no se ha escuchado para explicar la razón de su renuncia a la dirección de la emisora. Lo cierto es que la opinión pública entiende esto como justicia divina.

En todos estos casos, las renuncias se dan en medio de presiones sociales por los canales de las redes sociales y el basto cubrimiento de los medios de comunicación. En cualquier caso renunciar siempre será una decisión responsable si se entiende que sus responsabilidades como servidor público no pueden verse afectadas en medio la defensa de los señalamientos. Siempre debe primar la imagen de la entidad que se representa, y cuando se es blanco de señalamientos, lo mejor es alejarse y defenderse.

¿Quién sigue?

 

Giovanni Acevedo

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