Recientemente fue publicado un nuevo reporte sobre crecimiento económico y lucha contra el cambio climático titulado: “Mejor crecimiento, mejor clima”. En el mismo se expresa que puede haber un crecimiento proporcionado pero con estrategias sostenibles con grandes impactos en la lucha climática. En este informe, se detalla un plan de acción con 10 medidas para permitir un crecimiento proporcionado y un clima más seguro para todos.

El cambio climático ha dejado de ser un tema netamente ambiental, para convertirse en un área de interés económico, político y socio-cultural. Esto ha sido demostrado incansable veces por los fuertes desastres “naturales” que han caído sobre la Tierra durante los últimos años. A su vez, informes del mundo entero señalan que el cambio climático le costara muchísimo al planeta Tierra y si las sociedades no somos capaces de adaptarnos a las nuevas condiciones y mitigar los efectos del calentamiento, lo más probable es que ese costo se triplique o cuadruplique en muchos casos.

Es cierto que todas las naciones del mundo se verán altamente perjudicadas, ya que “nadie es intocable al cambio climático” (Bank i-Moon, 2014), pero si es importante resaltar que los países en vías de desarrollo y las comunidades más pobres del mundo, son los que sufrirán a priori los efectos nocivos del efecto climático.

Incendios forestales, sequías extremas, inundaciones, tsunamis, huracanes, entre otros; han demostrado a la colectividad mundial (incluyendo a los políticos), que el cambio climático es aquí y ahora y esto que estamos presenciando solo es la punta del iceberg. Ya hemos visto como este tipo de eventos climáticos extremos han causado fuertísimos daños a las naciones. Uno de los más recientes e importantes fue a finales del 2013 en Filipinas, cuando el tifón “Haiyan” rompió los paradigmas hechos hasta ese momento. Cuantiosos daños en infraestructuras, cosechas, calidad de vida de los ciudadanos y por supuesto, el lamentable fallecimiento de cientos de personas. Este fenómeno se dio a la par de la COP-19, la cual se estaba realizando en Polonia, razón por la cual, el Delegado Climático por parte del gobierno filipino Yeb Saño, entró en huelga de hambre como protesta por la falta de seriedad en un acuerdo climático global.

Cada vez estamos más cerca del inicio de la COP-20 en Perú (a finales del 2014), reunión internacional que “pone a prueba” los intereses financieros y políticos de las naciones, para sentar las bases de una adecuada adaptación y mitigación a la inminente transformación de condiciones planetarias. ¿Estará el mundo preparado para adoptar dichas medidas? Pues con mucha sinceridad, diré que mi respuesta es afirmativa; pero como suele suceder, los seres humanos a veces obviamos las cosas más obvias.

El reto que tenemos frente a nosotros, es de carácter ético y si no somos capaces de comprender esta situación, pues la raza humana quedará como un nefasto experimento del planeta. Crecer de forma insostenible, en un planeta limitado es algo ciertamente incomprensible. Ya tenemos conocimientos, tenemos investigaciones, tenemos estudios -y lo más importante, tenemos la realidad de nuestro entorno-. ¿Por qué no hacer nada para cambiar?.

Ojalá el mundo no pierda la oportunidad (yo me atrevería decir, una de las últimas oportunidades) que tiene la humanidad de poner sobre la mesa, los ingredientes para una adecuada transformación, que obligue a los países contaminantes, reducir su polución y exigirle a los países emergentes, no crecer económicamente a cuestas del planeta, y de esta forma poder reemplazar el Protocolo de Kyoto. Si este año no iniciamos un claro y sustantivo debate para exigir estas y otras medidas (como financiamiento para países vulnerables, medidas de adaptación y mitigación, etc), debemos estar seguros de que “nos hundiremos con el barco”.

Debemos estar claros, que las políticas climáticas que promuevan adaptación y mitigación no deben ser vistas como gastos, sino como inversiones. A mi modo de ver, es indispensable que durante esta importante cumbre mundial, se alerte a la población civil de lo que sucede en nuestro planeta, se sensibilice a los actores políticos a negociar elementos que sean útiles y realistas, crear reglas transparentes que promuevan confianza político-financiera y crear estrategias económicas que incluyan al sector privado.

La COP-20 representa una oportunidad única. América Latina tendrá en sus manos, la decisión de movilizar a los ciudadanos en torno a un tema de preocupación global y preparar el terreno para una COP-21 exitosa. Tenemos delante de nosotros un sinfín de estrategias que podemos llevar a cabo para afrontar de una forma honesta y veloz, el cambio climático actual. Vale la pena destacar, de que si somos los humanos quienes generamos este fenómeno climático mundial, ¿no estaremos entonces en capacidad de frenarlo?…