Borges solía decir que la humanidad se reparte en dos historias: 1) la de un Cristo crucificado en el Gólgota, y 2) la de un bajel perdido en los mares mediterráneos. La primera la celebramos por estos días; la segunda aún no se ha terminado: Ulises sigue regresando a su Itaca después de la guerra de Troya, náufrago y prisionero de la diosa Calypso, cuya aventura sigue cantando un tal Homero en la "Odisea".

Tanto así que milenios después un escritor inglés,  Arthur C. Clarke, insistió ardientemente en que el destino de la humanidad residía en los viajes, en ir más allá de los confines de nuestro planeta actual. "La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco a lo imposible".  Hasta se atrevió a componer cuatro versiones futuristas sobre la historia de Homero: "2001 Odisea del espacio" (llevada al cine por Stanley Kubrick), "2010 Odisea Dos",  "2061 Odisea Tres" y "3001 Odisea final". El éxito fue inmenso. Del primer hombre prehistórico que supo agarrar un hueso como herramienta, hasta el ser humano actual que ha puesto en órbita naves y satélites.

Por cierto, Arthur C. Clarke profetizó en 1945 la era de la telecomunicación satelital y de la computación, es decir, muchos años antes de que se establecieran. La ciencia ficción suele adelantarse a la realidad, porque la intuición y la imaginación son partes inherentes de la inteligencia humana . "Nadie puede profetizar el futuro", admitía con humildad; pero el escritor de ciencia ficción puede imaginar "futuros posibles", uno de los cuales puede ser realidad.  El mexicano Alfonso Reyes señaló que los dos métodos más eficaces para analizar el universo seguirán siendo la ciencia y la literatura. De ahí la importancia de la teoría literaria.

Gracias a los avances en telecomunicaciones, de hecho, Arthur C. Clarke decidió irse a vivir a una ciudad llamada Colombo de un ppaís un tanto extraño, Sri Lanka, por si no se acuerdan es esa isla que parece descolgarse como un apéndice del lado sureste de la India. Allá residió desde 1956 hasta su muerte el pasado miércoles 19 de marzo de 2008.

Con el internet el centro está en todas partes. Adiós capitales, centralismos y regionalismos…

De hecho, discutió sobre las maravillas del Internet en este documental: Arthur C. Clarke Cybercast Hal´s Birthday. Y formuló su teoría del origen del universo basado en la geometría fractal, esos planos con figuras extrañas donde los colores cambian en muchas formas diferentes, sin que nada cambie en realidad – como si el universo fuera un espejo (esa superficie de cristal por donde todo pasa y nada queda).

Le gustaba mucho hablar de máquinas, pero nunca manejó un carro. De su saga de novelas sobre la "Misión Rama", sólo he leído la primera: "Cita con Rama" ("Rendezvous with Rama").  En ella, imaginó que una  suerte de meteoro se venía acercando a La Tierra. Antes de impactarlo, los astrónomos recomendaron primero enviar una misión tripulada porque, al parecer, se trataba de una nave extraterrestre. En efecto: aunque no había nadie adentro, los hombres se maravillaron de toparse con una tecnología bastante distinta; no estaba diseñada para las manos ni para los dedos.  Quienes la inventaron debían poseer otra fisiología.  No sé que pasa en las otras novelas de la saga Rama: "Rama II", "El jardín de Rama" y "Rama revelado".

       

En 2001, cuando se llegó la fecha de su primera Odisea espacial, admitió en una entrevista cierto desencanto porque en los años cincuenta, vamos, él esperaba que la humanidad ya estuviera viajando a las lunas de Júpiter y de Saturno. Como sabemos, al parecer en esas lunas hay ciertas condiciones similares a la de nuestra planeta. Los políticos se gastan todo el presupuesto en provocar guerras estúpidas, en desarrollar tecnología militar – el propio Arthur tuvo que desarrollar, siendo oficial de la Royal Air Force, un radar para guiar a los aviones de la II Guerra Mundial.

La humanidad no aprendido a mirar hacia arriba. Se empantana con lo de abajo. Con lo que Bush ha despilfarrado en Irak hubiéramos podido financiar el primer viaje tripulado a Marte; con lo que el narcotráfico nos hace gastar en un conflicto estúpido – tanto en dinero como en tiempo y en información – Colombia ya tendría su primer satélite en su órbita geoestacionaria – Brasil ya posee varios. ¿Dónde está en Colombia el Ministerio de Ciencia y Teconología? ¿Dónde el festival científico o la Feria de la Ciencia? No sólo de Festival de Teatro vive el hombre…

En las novelas y cuentos de Arthur C. Clarke, por cierto, no hay grandes héroes ni villanos: sus personajes están demasiado ocupados tratando de entender los misterios del universo. Nada de hombres "iluminados" o "elegidos": no hay dioses entre nosotros.  

En youtube escuché sus última reflexión a propósito de las 90 vueltas que había dado alrededor del sol. Confesó sus últimos tres deseos:

1) Que tarde o temprano apareciera al menos una señal de vida extraterrestre, porque no queremos sentirnos más solos en el universo.

2) No más petróleo. Fuentes de energía limpia.

3)  Vivir en paz tan pronto como nos sea posible. 

Por lo demás, prefirió que lo recordemos como un escritor de aventuras – como alguien divertido -, y al cabo se despidió con un bello poema de Kipling, ese otro escritor inglés que exploró como nadie el mundo desconocido de la India.

   

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Sebastian Pineda