Concluir que una guerra entre Colombia y Venezuela «fortalece el estado y la identidad nacional de ambos países», es de una vulgaridad lamentable. Desconfiemos de estas supersticiones estúpidas que explotan el nacionalismo más ramplón. Como los políticos y sus noticieros nos tienen aficionados al fin del mundo, propio deleite de cobardes y perezosos, la zozobra de una guerra colombo-venezolana pretende distraer a la juventud del estudio y el trabajo que son toda su defensa en la vida.
Hace más de cinco (5) años nos tienen con el cuento, acá, de que pronto Chávez invadirá Colombia, y allá, de que Uribe y los gringos invadirán Venezuela. No se puede jugar así, a estas alturas, con la fábula del Pastorcito Mentiroso. ¡No sean desocupados! Si en verdad viene el lobito de Hugo Rafael a comerse a las «mansas» ovejas, ¿dónde están los misiles antiaéreos en los cerros de Bogotá o alrededor de la refinería de Cartagena o de los pozos petroleros de Barrancabermeja? Pues si ese lobito quiere atacar, bombardearía esos puntos sensibles que dejarían sin combustible a la nación. Pero a lo único que se ha atrevido, el muy cobarde y perezoso, es a dinamitar unos puentes artesanales dizque para impedir el narcotráfico, cuando los narcos sobrevuelan en avionetas de lujo y cruzan en camperos blindados al frente de su nariz. De todos modos los campesinos de Rubio en Táchira y de Ragonvalia (en honor al demócrata Ramón González Valencia) en Norte de Santander seguirán cruzando con botas o a nado ese hilillo de agua que es el río Táchira.
¡Cabrón y cobarde y mil veces perezoso Hugo Rafael Chávez Frías! Te las picás de intelectual porque te has leído dos biografías de Bolívar y «El Capital» de Marx – ah, claro, y «Las venas abiertas de América Latina» – cuando con eso sólo demostrás, zopenco, lo que decía Luis Vives (¿a ver, cabrón, quién fue Luis Vives?): «Los odios de los ignorantes son inconsistentes y los de los semi-sabios sólidos, tan sólidos como una pared sin ventanas por donde pueda entrar la luz de la verdad o la reconciliación!» La violencia poco existe en los analfabetos. Se eleva a la décima potencia en los que ametrallan y bombardean porque han estudiado y leído unas cuantas cosas. Ojalá fueras màs ignorante, Hugo Rafael, con eso serías capaz de darle un piquito a Uribe y así ambos quedarían contentos, rezagantes…
Pregunta a los marxistas y guerrilleros: ¿por qué su sueño de un mundo mejor se tiene que lograr a punta de la crítica de las armas, a sangre y bala y metralla? Pregunta al estratega y educado en Harvard y en Oxford, doctor Álvaro Uribe Vélez: ¿por qué su pragmatismo de las cosas no ha logrado abaratar el costo de vida y pactar o serenar a sus enemigos en 8 años de gobierno?
¡Bah! No les preguntemos a los poderosos. Ellos nunca nos escuchan. Más bien recémosle a la diosa Atenea, pues tampoco el cristianismo de curas y obispos han logrado unirnos esta vez. Y por momentos es saludable regresar al Olimpo… Voy a terminar citando a un apasionado de la concordia, al gran ensayista mexicano Alfonso Reyes Ochoa (1889-1959), quien, por cierto, siendo embajador en Brasil dirimió en los años treinta la escaramuza entre Colombia y Perú, el único conflicto fratricida que ha encarado Colombia en su historia reciente.
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ATENEA POLÌTICA: de la inteligencia que fabrica ciudades
Por Alfonso Reyes
Nunca, ni en medio de dolores que todavía no pueden contarse, nos abandonò Atenea Política… Esta divinidad tiene muchos nombres. no contando el que Zeus le prodiga en el poema homérico (querida ojizarca) que mas bien es un apodo paternal cariñoso. Repetir los nombres de las divinidades es una forma elemental de la plegaria. Orar quiere decir hablar con la boca. Oremos: Atenea, además de Polías o política, se llama Promacos, que viene a ser campeón en las armas, diosa campeadora; se llama Esthenias o poderosa. Areia o de bélica naturaleza. Y todo esto significa que no deja enmohecerse su tradición, sus victorias pasadas, sino que a cada aurora madruga a combatir por ellas, Atenea se llama también Bulaia, porque asiste y juzga con los consejos, porque sofrena la cólera del héroe tirándole oportunamente por las riendas de la cabellera; y se llama Erganemaestra de artesanos, por donde la escuela y el taller se confunden. Por último, Atena es Kurótrofos, nutriz de los retoños, diosa que alimenta los nuevos planteles de hombres. Protectora de los muchachos, ella os defienda y os ampare, ella os fatigue y os repose.
Rio de Janeiro, 1932